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La primera salida juntos.

Rakuzan había sido invitado a un partido de práctica en Seirin. Al ser un equipo fuerte, podían probar y mejorar sus jugadas para poder ganar fácilmente contra otro equipo de menor categoría.

Quedaron igualados por cien puntos cada uno. No estaban a la altura pero no les faltaba mucho para estarlo. Era viernes por la tarde, el equipo de Rakuzan se quedaría todo el fin de semana de paso. Salieron del establecimiento con la intención de volver al hotel donde se hospedaban y descansar como se debe, pero uno de los miembros no tenía lo mismo en mente.

Akashi no quería regresar al hotel aún sino que planeaba dar un paseo por ahí. Reo de negó rotundamente ya que no permitiría que ande solo en una ciudad de la cual no tiene demasiado conocimiento. El pelirrojo iba a seguir discutiendole aún sabiendo que no cedería hasta que los ojos de su compañero se posaron a su espalda.

Furihata Kouki estaba en la entrada del instituto tecleando algo en su teléfono mientras era dejado atrás por sus demás compañeros. Lucía cansado y algo desanimado.

--¡Tú! --le gritó Reo y Akashi dio un respingo en su lugar. ¿Qué planeaba el peli negro?

El castaño alzó su vista del aparato sin moverse o contestar. Reo suspiró volviendolo a llamar. El chico giró su cabeza para luego señalarse a sí mismo verificando que le hablaban a él. Fue algo cómico.

--¿Qué ocurre, Mibuchi-san? --Kouki ya no sentía tanto miedo o nervios al dirigirse a los miembros de aquel equipo.

--Verás, Sei-chan no quiere regresar al hotel aún. Por mí no hay problema, pero no puedo dejar que vaya solo por ahí ya que podría perderse. --Akashi se quejó pero lo ignoraron --Así que pensé que tú podrías acompañarlo.

Furihata quedó pasmado. ¿Qué clase de petición era esa? Y ¿por qué venía de Mibuchi Reo como si fuera la madre del pelirrojo? Pensó que definitivamente no conocía la manera en que se trataban aquellos chicos.

Por su parte, Akashi estaba algo avergonzado. No le molestaba que Reo actuara así pero en frente de Kouki se sentía ridículo. Observó que el castaño no sabía qué responder y en un susurro le dijo:

--Sólo di que si.

--¡Eh, si! Claro, como usted diga Mibuchi-san.

El nombrado le sonrió entregandole un pequeño papel doblado a la mitad y una sonrisa demasiado cálida y maternal.

--Aquí tienes mi número, llámame si al señorito se le ocurre pasarse de listo.

El pelirrojo se encontraba cruzado de brazos con el ceño fruncido deseando con todas sus fuerzas que aquella situación se acabara.

--B-bien..

--No intentes nada Sei-chan, recuerda que tu teléfono tiene un rastreador. --le advirtió Reo dando media vuelta junto a sus demás compañeros los cuales soltaron una pequeña risa.

Furihata se encontraba avergonzado también por verse involucrado en todo aquello. Se preguntaba porqué justo a él le pasaban esas cosas.

Mayuzumi Chihiro aún seguía de pie frente a ambos. El pelirrojo lo fulminaba con la mirada sabiendo que abriría la boca para recitar un comentario innecesario.

--No olvides darle su biberón a las cinco en punto. --dijo sin cambiar su inexpresión hacia el castaño para luego voltearse e irse con los demás.

Seijūrõ gruñó y maldijo en voz baja al peligris recordandose matarlo cuando volviera al hotel. Se giró hacia el chico de ojos color chocolate quien se removia incómodo.

--Debes estar cansado. --comentó el pelirrojo pasando por su lado --Vamos, te invito un café.

--¿N-no te molesta que vaya contigo?

--No en realidad, ¿a ti si? No tienes porqué hacerlo si no quieres.

Kouki lo pensó un momento antes de ponerse junto a Akashi y comenzar a caminar hacia el café más cercano. En el camino, hablaron muy poco sobre temas triviales pero ya sentados en el local fueron desenvolviendose más el uno con el otro. Charlaban sobre baloncesto, sus amigos, sus experiencias, gustos y disgustos, metas, cosas con las que se sentían cómodos.

--¿Y piensas estudiar algo en la Universidad con respecto a la Biología? --preguntó Seijūrõ.

--Quizás, aún no lo he decidido. ¿Y tú qué?

--Me encargaré de la empresa familiar, seguramente.

Kouki asintió y así pasaron la tarde conociéndose hasta que anochecio y tuvieron que abandonar el café. El castaño se ofreció a acompañar al pelirrojo de vuelta al hotel a lo que éste se negó pero Kouki insistió.

--Mibuchi-san se molestará.

Akashi suspiró aceptando finalmente. Durante el trayecto siguieron hablando; al llegar intercambiaron números de teléfono ya que deseaban que su encuentro se repitiera pronto, la habían pasado muy bien.

En cuanto Akashi desapareció detrás de la puerta del edificio Furihata esbozó una sonrisa.

Primeras Experiencias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora