d i e z

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La primera vez que nos dijimos "Te amo".


Furihata Kouki no sabía qué pensar de todo lo que estaba ocurriendo desde hace varios días. Es decir, era normal que su chico especial no llamara a veces debido a sus tantas actividades, o que no lo visitara por no contar con el tiempo necesario; pero el hecho de que no le haya respondido ni uno solo de sus mensajes comenzaba a ponerlo nervioso.

Su cabeza era un lío de pensamientos que se contradecian el uno al otro. Y no sabía si escuchar a su mente o a su corazón, pues para nada se pondrían de acuerdo con tal de resolver aquello.

Que si le es infiel.

Que si está muy ocupado.

Que si lo olvidó.

Que si su teléfono no funciona.

Que ha sido secuestrado.

Que su padre no le deja salir.

Que ha sido raptado por alienígenas.

Y la lista sigue.

Desde la última gran pelea que tuvieron, Kouki intentaba por todos los medios de no sacar conclusiones apresuradas o sin argumento, ya que les habían traído problemas esa vez. Pero ahora, ni siquiera Kuroko tenía idea de qué podría haberle sucedido a Akashi Seijūrõ.

Así que decidió averiguarlo por sí mismo.

Iría a Kyoto a buscarlo.

Por alguna extraña razón, su amigo peliceleste intentó detenerlo.

--Furihata-kun, exageras. Akashi-kun ha de estar bien.

--No quiero dudar de ello, pero me pone nervioso todo este asunto. --acabó de acomodar unas cosas en su mochila --Lo extraño mucho, quiero saber que está bien y si necesita algo. Luego regresaré si es que está muy ocupado.

--...tenemos un examen el lunes, Furihata-kun.

--Estudiaré durante el viaje, tranquilo. --le sonrió.

Le parecía raro que Kuroko tratase de impedir que fuera a ver al pelirrojo en lugar de apoyarlo como siempre hace. Decidió no tomarle demasiada importancia, de por sí su amigo ya era raro.

Durante el trayecto intentó nuevamente llamarlo, pero al parecer su teléfono estaba apagado. Eso lo hizo retorserse con nerviosismo, ¿qué habrá ocurrido? No quería pensar lo peor, enserio que no, pero Akashi Seijūrõ se lo estaba dificultando y mucho.

Al llegar a Kyoto se apresuró a salir de la estación y buscar un taxi que lo llevara a casa de su chico. Su estómago no dejaba de burbujear y en su mente apenas y podía retener algo de la información que había intentado absorber para su examen. La frustración era palpable así como la preocupación en el castaño. En cuanto llegó a la mansión de los Akashi se detuvo unos momentos frente a la puerta pensando qué diría si algún sirviente de la casa lo atendiera.

--Al demonio. --susurró en un arrebato de valentía muy pequeño, ya que apenas tocó el timbre, su cuerpo comenzó a temblar.

La puerta se abrió dejando ver a una joven bonita con uniforme de sirvienta y una sonrisa tímida.

--¿En qué puedo ayudarle? --preguntó cordialmente.

--Yo.. s..soy Furihata Kouki. --hizo una leve reverencia que fue correspondida --E..estoy b..buscando.. a S..seijūrõ..

Se reprendió mentalmente por tartamudear y se aclaró la garganta en un intento de componerse un poco. La chica se sobresaltó y comenzó a removerse incómoda.

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