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Allison.

Me fui a casa pensando en las palabras de Isaac.

"Scott McCall no será mi reemplazo"

Sólo basta recordar para que mi piel se pusiera en modo chicken.

"De eso me encargo yo"

De todo su discurso eso fue lo que más conmocionada me dejó, pues esta claro que se va a dedicar a impedir que Scott y yo estemos juntos.

Pero no lo va a lograr, JA, de eso me encargo yo.

Mi plan es el mismo no hacer las cosas precipitadas, no empezaré un noviazgo con Scott pero una cosa tengo muy en claro... Amigos ya no seremos.

No se como le haré pero Scott y yo sobre pasaremos al límite de la amistad sin llegar a ser novios, me veré cómo una zorra,si. Pero estaré dejando que la cosa fluya.

Pero no dejaré de lado la opinión de Scott eso es un asunto de suma importancia, si el no está de acuerdo yo haré las cosas a su manera pues el me importa en verdad.

***

Camine por las calles dispuesta a ir a casa de Scott pero no llevo ni dos cuadras cuando freno y llevo una de mis manos a mi frente haciendo así un facepalm pues acabo de recordar que no tengo ni la más remota idea de donde es que vive Scott así que cambió de rumbo y me dirijo a la veterinaria pues recuerdo bien que ahí trabaja con su padre.

Ya enfrente del local donde se supone trabaja Scott, me armo de valor y abro la puerta que me deja pasar a la sala de espera donde como bien dice el nombre de esta se sientan las familias a esperar el resultado que de el doctor sobre la salud de sus mascotas, para mi suerte en esta solo se encuentra una pequeña niña con sus ojos llorosos, el acto de tan sólo verla me hace acercarme y preguntarle qué es lo que ocurre.

- Es sólo que mi gatita está enfermita- me decía la pequeña castaña con voz infantil.

- No llores, verás que tu gatita se recuperará y podrá volver a jugar contigo- traté de animarla.

- ¿Tú crees eso?- me pregunto ahora ella.

- No lo creo, estoy segura de ello- la niña me mostró un resplandeciente sonrisa que me incitó a responderle de la misma manera.- ¿Cómo te llamas?

- Mi nombre es Kenia ¿Cuál es el tuyo?- me contestó la niña interesada en saber mi nombre.

- Allison- le contesté con simpleza. A la niña por el contrario abrió mucho los ojos y pareciera que había descubierto su sorpresa de cumpleaños.

- ¿Cómo la princesa del cuento que me contó Scott?- Mire extrañada a la niña ¿De qué princesa hablaba?

- ¿Qué cuento?- pregunté curiosa.

- El doctor Scott me a contado la historia de un chico que se enamora de una princesa llamada Allison que era la más bella del reino pero que tenía de contrincante al príncipe Isaac que también deseaba una vida al lado de esa bella princesa.-

El tan sólo escuchar la historia que había creado Scott me llenó el corazón de ternura y mis mejillas por alguna razón se sonrojaron y mi instinto curioso me pedía a gritos saber el final de la historia pero no pude preguntarselo a la pequeña niña sentada a un lado de mi, pues su padre salió con la mascota de Kenia seguido del veterinario y de Scott quien al verme me mostró su tan bella sonrisa y me dedico un ademán con la mano cosa que respondí con uno igual. La niña y su padre se fueron muy contentos y desaparecieron por la puerta del local, yo por mi parte gire sobre mis talones y sonreí a Scott y a su padre quien muy amablemente nos dejó solos.

- ¿Cómo termina la historia Scott?- Scott me mira extrañado y frunciendo el ceño- ¿Con quién se queda la princesa Allison?

Scott parece razonar y suelta una carcajada que me parece música para mis oídos.

-No pensé que fuera a contarte- dijo entre risas- aún no le he puesto un final.

- Espero que con el chico pues el príncipe Isaac no es de mi agrado- Scott me dirigió una sonrisa tierna y luego nos fundimos en un perfecto abrazo.

Al separarnos de ese abrazo que me llenó de vida —aún que suene ilógico así se sintió— mis nervios aparecieron pues recordé a que había venido.

- Scott... Yo- el valor con el que había venido hasta aquí había desaparecido por completo, Scott me veía curioso y muy atento.

Bufé molesta conmigo misma pues me sentía incapaz de decirle lo que tenía planeado, los nervios me traicionaron pero mi inteligencia me salvó.

-Y-yo... Venía a pedirte una cita- ok esto puede funcionar.

Scott sonrío mostrando sus perfectos dientes y sin más asintió emocionado ante la propuesta improvisada que le había lanzado.

Acordamos que sería el próximo sábado ya que ese era el único día que ambos teníamos libre pues el trabaja diariamente en la veterinaria de su padre y yo comencé con unos cursos de Tiro con arco. Me retiré con una sonrisa tímida plasmada en mi rostro no antes de despedirme del padre de Scott y de este último.

De camino a mi casa el sol empieza a esconderse, no cabe duda que llegaré a casa a oscuras pues mis pasos son cortos y por lo tanto lentos. De cualquier forma el camino que he tomado no es peligroso... O eso creo.

Voy tan ensimismada que no me doy cuenta que un sujeto camina a la par mía, me detengo de golpe alarmada pies la discreción me abandonó.

El desconocido se percata de que me he detenido y por lo tanto él repite mi acción con más calma y se gira para mirarme a la cara. Cuando una risa burlona brota de sus labios es cuando caigo en cuenta de que no es ningún desconocido, es Isaac.

Doy gracias a Dios que es de noche pues la oscuridad no deja en evidencia mis sonrojadas mejillas, así Isaac no se percata de la vergüenza que me está carcomiendo.

- ¿Qué haces en medio de la noche caminando por aquí sola?- me pregunta el susodicho- ¿Acaso no sabes que es peligroso que una chica tan linda como tú ande sola en medio de la oscuridad?

- No es de tu incumbencia- me pongo a la defensiva- fui a la veterinaria.

-¿A ver a Scott?- pregunta apretando los puños.

- Fui a comprar algo para mí perro, pero eso tampoco es de tu incumbencia.- respondo indiferente.

- Tu no tienes perro, Cels- sonríe burlón- les tienes miedo.

Admito que antes si les temía pero desde que llegó Peter a mi vida todo es temor pasó a ser amor por los caninos.

- Ya no más, tengo uno y se llama Peter- le informó mostrándole el pequeño huesito de metal que le he comprado al collar de Peter.

- De acuerdo, te creo... Tienes un perro.

Se forma un silencio incómodo que yo decido ignorar y seguir con mi camino.

- ¿Sabes? A estas alturas me mata tu compostura.-Isaac se decide a romper el silencio.

-¿De que hablas?- le pregunté.

-A tu forma de dirigirte a mi, se que fui el peor pero no tienes que recordarmelo. ¿Qué pasó con el para siempre que juramos?

- Me di cuenta que a veces para siempre nada dura. Y si ya no te busqué es por que nada es para siempre y tu no quisiste ser nada mío.

- Lo siento, en verdad quiero arreglar tu corazón roto.

-No es necesario, alguien más ya se está encargando de eso.

Sigo mi camino de nuevo pero esta vez Isaac no me acompaña.

This Is Our Baby - ScallisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora