–– ¿Pensabas acostarte con él después de eso? –Preguntó Sam de la nada.
Agradecía a Dios que Sean ya se hubiese ido cuando Sam hizo esa pregunta, pero entonces caí en cuenta que sí Sean no hubiese llegado sin dudo me hubiese acostado con Matt de eso estaba segura.
––No sé qué habría pasado si Sean no hubiese llegado –Dije sincera.
––Hubiese llegado yo, y hubiese sido peor –Se cruzó de brazos mirándome directamente.
Asentí ––Que tonta soy –Baje la cabeza, apenada.
Sentí como Sam se acercaba para darme un abrazo, lo necesitaba tanto. Entonces en sus brazos comencé a llorar, ya había perdido la cuenta de las veces que había llorado desde el incidente de ayer.
Luego de separarme de Sam, caminé al sofá más grande y me tiré en él, coloqué Lifetime como de costumbre, si algo me gustaba era ver las películas de ese canal, siempre son de misterios y gente malo, son realmente buenas.
––¿Quieres algo de comer? –Justo cuando iba en la mejor parte de la película se decide Sam en interrumpir, pero moría de hambre y por eso le presté atención.
––El pequeño aquí dentro –Señalé mi vientre–– Tiene ganas de pizza –Hice un puchero.
––Tienes suerte de que me guste malcriar –Acusó señalándome con su dedo índice mientras buscaba su teléfono para llamar a la pizzería.
––Gachias tía shammy –Traté de imitar lo mejor posible una voz de bebé.
––¡NO HAGAS ESO! –Exclamó.
––¿Pu que ño? –La miré divertida.
––Eres tan insoportable –Bufó mientras cruzaba sus brazos.
Fue imposible contener la risa, si algo sabía era que Sam amaba consentir a las personas, más si de niños se trataba, por eso estoy segura de que será la mejor tía que mi bebé pueda tener.
Al cabo de unos treinta minutos llegó la tan esperada pizza que moría por comer, Sam y yo comimos mientras le hacía algunas bromas hablando como bebé para hacerla enojar un poco, subí a mi habitación para dormir por fin, había sido un día muy largo.
De: Matt
Necesito que nos veamos, mañana ven a mi departamento en la tarde.
Estúpido.
Fue lo único que pensé, luego de un largo suspiro me tiré en mi casa, otra vez sin ánimos. GENIAL.
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Pasé una de mis manas por mi cara en señal de frustración.
Bien aquí estaba, frente a la puerta del idiota más grande que he podido conocer.
Tenía sentimientos encontrados. Miedo, frustración, rabia, tristeza y pare de contar.
Toqué un par de veces el timbre, hasta que abrió la puerta.
–– ¿Y bien? –Pregunté sin mucho rodeo.
––Quiero resolver todo esto –Señaló el espacio entre ambos.
–– ¿Entonces? –Volví a preguntar.
–– ¿Qué es lo que quieres de mí? –Me miró acusante.
––Solamente que estés pendiente de nuestro bebé –Me encogí de hombros.
Me sentía orgullosa de mi y de la manera de cómo estaba manejando la situación, como una persona seria y mayor lo haría.
–– ¿Nuestro? –Preguntó haciendo comillas al aire.
––Si Matt, nuestro –El fuego se estaba encendiendo en mi interior–Yo no lo tuve sola.
––No me haré cargo de esa cosa que llevas ahí–Señaló mi vientre con asco –Podemos resolver esto de otra manera– Se rascó la barbilla y se fue por unos segundos.
Cuando regresó tenía dinero en sus manos, me lo entrego y yo solamente lo miraba con el ceño fruncido, no entendía a qué se refería con esto.
-–Puedes abortar, ahí tienes el dinero–Volvió a hablar luego de ver mi cara de confusión.
Dio justo donde era, él sí que sabía cómo sacar la peor parte de mí, unas cuantas palabras fueron las que bastaron para que segundos después se escuchara en toda la habitación el sonido de la cachetada que le di.
¿Abortar? ¿Qué estaba pensando este hombre? Quien sabe a cuántas más habrá mandado a hacer lo mismo, pero conmigo sí que se equivocó.
––En primer lugar, no voy a abortar –Lo miré furiosa– Y en segundo lugar, puedes irte a la mierda, si no quieres ver por él, entonces nos veremos en un juicio –Dije dando la vuelta dispuesta a salir de aquel lugar.
Pero cuando estaba a punto de salir, sentí como me tomaba del brazo para voltearme, estaba furioso, sus ojos decían "te quiero matar" y su respiración era fuerte. Tragué saliva, me esperaba lo peor.
––Tú ni pienses en demandarme– Gruño a centímetros de mi cara.
––No te tengo miedo –Traté de que saliera mi voz lo menos temblorosa posible, agradezco a Dios por estar a mi favor en ese momento.
Iba a responder justo cuando llamaron al timbre, los dos volteamos en dirección a la puerta, él me soltó a regañadientes para ver de quién se trataba.
Una pelinegra con un vestido que no dejaba nada a la imaginación se lanzó a sus brazos para darle un apasionado beso, Matthew se tensó y no le correspondió el beso, entonces la chica se separó de él.
––¿Qué te sucede? –Preguntó mirándolo extrañada, pero entonces su mirada viajó por encima de su hombro y sus ojos hicieron contacto conmigo.
––¿Quién eres tú? –Se acercó a mi con el ceño fruncido, entonces se volteó a mirar a Matthew esperando una explicación.
––Yo me voy –Miré al chico parado cerca de la puerta– Tú le dirás quién soy, cariño –Le guiñé el ojo para pasar por su lado.

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Adicción
Novela JuvenilAl pasar de los años me he dado cuenta que las personas somos adictas al dolor. Existimos personas que somos masoquistas, que aunque sabemos que vamos a sufrir nos quedamos ahí, y aguantamos todo lo que tenga que pasar. Emma Wilson es el...