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Te contare un historia.

En un lugar no muy lejano había una tienda de muñecos frente a otra. En la vitrina de cada una se podí apreciar a dos pequeños muñecos de madera perfectamente colocados. Uno vestido de príncipe y el otro de soldado.

Cuando las puertas se cerraban al público, ambos muñecos despertaba y se saludaban deseando poder estar juntos. Pues desde hace ya tiempo esos dos se miraban con algo más que simple amistad.

Si no me creen pueden preguntarle al gato, si, al gato, esa bola de pelos que siempre entraba y saleia de la tienda del príncipe para saludarlo o mirar como es que esos dos se coqueteaban; se podía decir que el y el príncipe de madera eran amigos.

Un día un niño caprichosa le pidió a su padre que le comprará el muñeco vestido de soldado, y como era de esperarse de un padre rico y desinteresado, se lo compro. El príncipe de madera se sentía triste y solo al saber que ya no podría ver a su tierno soldadito.

Apoyo sus manos es el frio vidrio, miraba como la nieve blanca caia del cielo. Pero toda tristesa se fue al ver a su amigo peludo querer ayudarle, le hizo saber que el sabía dónde se habían llevado a su soldado. Así tan rápido subió a la espalda de su amigo este salio de la tienda por una ventana trasera, ahora entendía como es que entraba sin que la dueña se diera cuenta.

Corriendo entre el frio y la neblina el gato y el príncipe iban al rescate del soldado.

Por su parte el soldadito no se lo estaba pasando muy bien que digamos, aquel niño era muy brusco al jugar un solo día aquí y ya había arruinado su perfecta vestimenta. Esta ves el niño saltaba de la cama sosteniendo al muñeco de un solo brazo mientras lo hacía, el brazo del muñeco estaba por caerse.

Claro que fue salvado por la madre del chico, que lo mando a dormir. Este de mala gana lo hizo, se preparo para dormir y lanzó el muñeco al suelo una vez se aburrió de el.

El soldado se quedo un momento ahí, observando la pared deseando con volver a su viejo hogar y por ver al príncipe. Cambio su vista a la ventana, se podía ver como nevaba, pero no solo eso, también se podía ver a una personitas saludando.

Se levanto en seguía al reconocerlo, con ayuda de un mueble que estaba serca de la ventana fue subiendo hasta llegar a su destino. Ayudo al muñeco a abrir la pesada ventana, una vez abierta ambos se miraron sonrientes, no había palabras para explicar lo emocionados que estaban por el estar tan serca del otro, El príncipe tomo de la mano al soldado, este se sobresalto.

Tomadolo de la nuca pego su frente con la suya y entrelaso sus dedos. El soldado sonrio al contacto, solto sus manos y lo abrazo.

Tras una par de caricias para comprobar que no era un sueño, ambos salieron de aquella habitacion, el príncipe fue el primero en bajar por una columna, ayudo al soldado. Le advirtió de que se agarrara bien pues con esta nieve todo estaba resbaloso, pero apenas dijo aquello y el soltado piso mal causando que se soltara y cayera, claro que el príncipe no lo dejaría caer sólo.

Lo abrazo y protegió de la caída.

Ambos abrieron los ojos, parecían estar bien, o al menos el soldado. Este tapo su boca y miro aterrorizado al ver al príncipe sin un pierna.

Cuando el príncipe se miro a si mismo solo suspiro, con el saber que su amado estaba bien nada más importaba. Con ayuda del soldado se logró parar, el príncipe tenía su pierna de madera en manos.

No sabían por dónde caminar pero estaban seguros de que llegarían de vuelta a casa, el soldado empezaba a ver borroso, se sentía cansado y la nieve no ayudaba mucho, vio cuando la pierna del príncipe cayo de sus manos junto a su peso obligandolo a caer junto a el en la fria nieve. Ambos se había desmayado.








[...]

























El lugar era cálido, podía sentir un peso en su hombro y algo aferrado a su mano. Abrió un ojo trato de acostumbrarse a la luz, miro a su alrededor, había una chica rubia sentanda en el sillón con una manta y en el suelo material de costura y pegamento.

Movio sus pies, y sorpresivamente puso sentir los dos, ¿La chica lo habría hecho?, se preguntó.

-Ella nos salvo

El soldado estaba despierto, el era el peso en su hombro, y lo que sentía en su mano era que estaba entrelasada con la de el. Sonrio, por fin estaban juntos.

Tomándolo por sorpresa, El príncipe abrazo a su soldado, besandole la mejilla.

-Gracias

Ambos murmuraron a la joven, para seguido cerrar los ojos y disfrutar del calor que se daban el uno al otro.

Fin

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Dos fieras, una presa [Fon-BxB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora