Will Herondale -Spoiler Principe Mecanico

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Jem. ¿Mi Jem?

Tessa, ¿Mi...? No, ella no es mía.

Ese sentimiento de que debo de hacer algo es totalmente una revolución en mi cabeza, como si Sydney Cartón hubiera cortejado a Lucie Manette mientras su esposo sufría en prisión. Puedo verla y no tocarla como quisiera, anhelaría recorrer la curva de su rostro con mis callosos dedos, tocar sus labios suaves con los míos para poseerlos por siempre en una promesa. 

Pero no puedo. 

Perdí mi momento. 

Esto es en parte lo que yo había querido que sucediera al decirle a Tessa que no había futuro para un cazador de sombras y un brujo: que se alejara de mí y sonriera por alguien que no pondría en peligro la felicidad de esos ojos que lucian como el mal tiempo de Londres haciendolo parecer bello. Pero entonces todo habia sido una farsa y esperaba que el Támesis lavara mis lagrimas de odio y sufrimiento para un nuevo comienzo. 

¿Que soy ahora, más que una vil alma engañada?

¿Acaso el destino se ofrece a castigarme? 

-Tess...- murmuré entre sollozos que nunca concluirian pero se regarían en mi corazón para que ni mi parabatai las viera-..el amor tuvo que ser tan cruel.

En este momento podría morir para simplemente acabar con las penas, yo era solo un personaje secundario que haría su trabajo en la sombra para no revelarselo a la luz y no se compadezca. James Carstairs ama a Tessa. William Owen Herondale ama a Tess. Y la señorita Gray amaba a un alma musical pura y fluyente. 

Quería sentirme enojado con Jem, me levante del musgo del cual mi trasero sufrio consecuencias y expulse un grito de agonía que no podía oír más que sentir. Por que quería tener lo de mi hermano cuando el ya no tenía nada que caminar, por que quería a la mujer de mi hermano y a su mirada. 

De entre todo eso sentí como alguien me tocaba el hombro, me giré dejando de gritar:- Si bien sabes que el mundo se va a acabar lo único que queda es seguir amando, aun cuando te va a dejar sin sangre con que calentarte- la que habia dicho eso era una señora de pulcro vestido y cabello rubio que enmarcaba su palido rostro.

Camille Belacourt. 

-No estoy de humor- respondí secamente alcanzando mi cuchillo serafin. 

-Tus lamentos se asemejan a alimañas moribundas y eso es molesto- contestó la vampiresa con firmeza-, sólo digo que deberías haccer algo más con tu vida. 

Y se fue como apareció; sin dejar rastro. 

Si pudiera hacer algo con mi vida, pensé, secuestraría a mi amada. Pero hoy tengo el papel de Sydney Carton. 

Diarios de Cazadores de Sombras-One shots-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora