Los tres chicos se miraron entre ellos, sin entender exactamente a lo que ellos se referían. Cero mantenía su vista fija en Jimin, quien le entregaba mimos a Jungkook en el cabello para que se estuviera tranquilo. El pelinegro metió sus manos a los bolsillos de su chaqueta, mirando al suelo como si fuera la cosa más interesante del mundo, divagando entre el montón de grietas que tenía el suelo rocoso.
—¿Ayudarlo en una misión? ¿Quiénes son y por qué tienen nombre de número? —preguntó Jimin.
—Eso es como explicarte porqué sigues vivo entre toda esta mierda de ambiente contaminado —se burló Cuatro, metiendo sus manos a sus bolsillos y chasqueando su lengua.
—Venimos de Olimpia —explicó Nueve— y necesitamos que alguien nos guíe a una iglesia de por aquí. Supongo que ustedes conocen el área mejor que nosotros.
El corazón de Jimin comenzó a latir con fuerza al escuchar el nombre de aquella ciudad; había soñado por años tenerla cerca, simplemente estar en ella y rodearse de todos esos sectores verdes y el aire fresco. Jungkook tiró de sus prendas para sacarlo de su trance, mientras que Hoseok se mantenía con los brazos cruzados.
—Una iglesia, creo que hay una pasando por entre la zona cero —dijo Hoseok.
—¿La zona cero? —Jimin rió bajito. Era gracioso que Cero preguntara por la zona cero.
—Dividimos nuestros recorridos en zonas, depende de cómo sean las condiciones del lugar. Le llamamos la zona cero porque no había recursos naturales por ese lugar —explicó el pelinaranja—. Aunque está algo lejos.
—De eso no se preocupen.
Al cabo de unos segundos, había un Bulnez frente a ellos, de un color blanco reluciente. Un chico de cabellos rizados y castaños ceniza lo venía conduciendo, con una remera y pantalón negro, campera roja y zapatillas rojas; era el que más destaca de entre los tres chicos con nombre de número.
—Eso es... —Jimin fue interrumpido.
—Un Bulnez, querido —habló el chico de la campera roja.
—Seis, has llegado a tiempo —habló Cuatro.
—Siempre he llegado a tiempo —alardeó él con una sonrisa cuadrada.
—Mocoso egocéntrico —murmuró Cuatro.
Cero les ofreció subirse y Jimin no dudo ni siquiera un segundo en hacerlo, derritiéndose en el asiento de aquel cómodo auto ya avanzado. Cero su ubicó a su izquierda y Jungkook a su derecha, Hoseok iba junto con Cuatro atrás en otros tres asientos y Seis iba en el asiento del conductor, junto con Nueve a su lado en el asiento del copiloto. Hoseok dio indicaciones de cómo llegar y Seis pareció haberlas captado bien, ya que se dispuso a manejar sin preguntar nada más. Jimin miraba de reojo a Cero, quien hacía lo mismo con Jimin —sus miradas no se cruzaban en lo absoluto, como si el destino no quisiera que ambos se miraran a los ojos—. Al rubio le seguía sorprendiendo la forma en la que Cero lo protegió sin siquiera conocerlo, como si una fuerza mayor lo hubiera incitado a hacerlo —pena, quizás—. Pero sus pensamientos divagaban más en que aquello chicos de verdad eran de la ciudad Olimpia. Con el Bulnez se lo terminaron de confirmar. Al llegar a su destino, todos bajaron del auto. Jungkook se apegó nuevamente como una garrapata al de cabellos rubios, sacándole una sonrisa.
—Exactamente, ¿qué quieren de una iglesia abandonada? —preguntó, adentrándose en el lugar.
—No podemos revelar eso —respondió Nueve.
La iglesia estaba prácticamente en un estado deplorable. El techo tenía algunas zonas rotas, lo cual permitía que entrara luz. Cero divagaba por cuenta propia, mientras que los demás iban juntos. Un estruendo alarmo a todos, para luego ver a Cero correr rápidamente hacia Jimin y abrazarlo de forma protectora, dejando anonadado al de cabellos rubios. Cuando miró al frente, pudo entender lo que pasaba; tenían a dos vigilantes en frente, con su ceño fruncido y cubriéndose sus rostros con pasamontañas.
—Peones de Pha&seD, ¿qué necesitan de nuestro territorio? —los encaró uno de los vigilantes.
Jimin se sorprendió ante eso, mirando a Hoseok de reojo, quien le devolvió la mirada. Ambos conocían aquella organización: P.H.A.S.E.D, más conocida como Pha&seD. Se supone que era una organización privada proveniente de la ciudad Olimpia, pero más allá de eso no sabían. Cuatro miró a Cero, quien dejó de abrazar a Jimin para abalanzarse hacia aquel vigilante, pero no contó con que iba a tropezar y caer de cara contra el suelo. Cuatro bufó, preguntándose porqué debía de hacer todo él. Se interpuso entre el vigilante y Jimin, tomando del cuello al sujeto para darle rápidamente una vuelta, cayendo el cuerpo luego de unos segundos al piso. El otro vigilante no tuvo ánimos de pelear, por lo que sólo huyó del lugar. Cero se levantó del suelo, mirando el cuerpo de aquel vigilante, para sólo tocarlo con el pie.
—¿Es en serio? Tropezaste, Cero. Tropezaste —se quejó Cuatro, viendo como el pelinegro sólo levantaba sus hombros.
—Lo siento —se disculpó Cero, posando su vista en Jimin.
—Ese error pudo acabar con tu vida y la de él —le reprochó Cuatro.
—Ya, Cuatro. Fue suficiente —masculló Nueve.
—¿Es normal que vayan por la vida llamándoles peones de Pha&seD? —preguntó Hoseok.
—Para nada —dijo Seis, quien se había dignado a hablar.
—¿Son parte de Pha&seD? —preguntó Jimin.
—Así es —respondió Nueve—, es por eso que agradecemos que nos trajeran hasta acá, pero desde ahora continuamos solos. Agradecemos de verdad por su apoyo, aunque no dudamos verlos más adelante.
Jimin sonrió con algo de pena, pero las últimas palabras de Nueve provocaron que una pizca de esperanza creciera en su interior. Quizá conocer Olimpia no se quedaría como un simple sueño, si no que de verdad podría ir y eso de cierta forma lo emocionaba bastante.
—¿No nos pueden contar un poco más de Pha&seD? —preguntó Hoseok.
—Lo lamento, quizá pronto varias de sus dudas sean aclaradas —murmuró Nueve con una sonrisa.
—Y... ¿Sus nombres? —inquirió Jungkook, hablando al fin.
—Esa es otra de sus dudas que pronto se aclarará —habló Seis con una sonrisa.
Jimin se acercó a Cero con una sonrisa, viendo como el más alto lo miraba de reojo con cierto nerviosismo; Jimin estiró su mano hacia él, sonriéndole nuevamente.
—Me ayudaste mucho hoy, Cero. Espero volver a verte —al ver que Cero no le devolvía el gesto de mano, se sintió realmente un tonto. Pero al rato él le estrechó la mano. Jimin pudo notar lo suaves y delicadas que estás se veían y sentía, provocando que riera levemente.
—No es nada... También espero verte de nuevo.
Los amigos de Cero comenzaron a gritar que se apurara, pero él no parecía tener intenciones de soltar la mano de Jimin; lo fue haciendo lentamente, casi en un intento de que sus manos se rozaran un poco más, para luego echar marcha hacia sus compañeros.
Jimin no tenía ni idea lo que ese chico provocaría en su vida.
¡He vuelto! Espero que hasta ahora les vaya buscando, ya que tengo todo totalmente calculado, ahre. Así que realmente espero que sea de su agrado.
Nos leemos pronto. Los/las loveo ♥.
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Sequía ♦JinMin♦
Fiksi PenggemarEl mundo entero pasa por una gran sequía y la gente se mueve de un lugar a otro buscando resguardarse y sobrevivir. En Corea del Sur, hay una hermosa ciudad, la cual cuenta con tecnología avanzada y suficientes plantaciones para respirar aire puro...