¿A quién se le ocurre salir un martes por la noche teniendo clase al día siguiente?. ¡Malditos Carnavales!. Beber alcohol no está entre mis aficiones más comunes, por lo menos otras diez, van por delante, pero creo que ahora, en pleno invierno, escala varios números en la lista. Cosa que mis amigas, como inteligentes que son, aprovechan.
-¿Quien nos mandó ayer quedarnos hasta las cuatro de la mañana bebiendo vodka del malo y viendo películas de terror?.- Todas miramos hacia delante, ahí está Alicia. La del país de las maravillas no, pero es la única que está de maravilla en estos momentos.
Tengo una terrible resaca, que si tendría que medir del uno al diez, sería un jodido cien. Si, un cien. Todo por dejarme llevar por las malas influencias de mis mejores amigas. Todas siempre somos malas influencias para todas en algún sentido, por lo menos así ocurre en mi vida, yo soy la mala influencia de: «¡Bah! Que más da la tarea, sal un ratito!». Alicia es la de: «Un trago más, si total, la resaca va a ser la misma». Zaira es la de: «Si por comer un poco más, nadie va a engordar», si, es la amiga que come como elefante, y tiene cuerpo de hormiga. Nazareth es la de: «Tu sigue, es imposible que nos vayan a pillar». Laura es la de: «Deja las cosas para mañana, que total, vas a tener las mismas horas en el día que hoy». Carolina es la de: «Tenemos que irnos pronto a casa.» y la que termina con el: «Venga va, un ratito más.» y a veces puedes hasta ver amanecer.
En realidad yo soy muy desunida de lo que se podría decir "mi grupo", gracias a Dios siempre han comprendido mi personalidad. No es porque ellas, sus amistades, no me interesen, sino que, la mayoría del tiempo, me gusta estar un poco sola, tranquila, aunque ellas siempre estén ahí cuando las necesito. Todas somos de la misma edad, menos Nazareth, que es un año mayor.
Cuando suena la estridente campana, todas nos dirigimos a nuestras respectivas clases. No sin antes poner cara de asesinas en serie, mataríamos a todo aquel que está haciendo un solo ruido a nuestro alrededor. Todas están en segundo de bachillerato, menos yo y Laura, que repetimos primero, por ser unas totales vagas a la hora de entregar cualquier cosa a tiempo. Estamos sentados por parejas, menos en la clase de tutoría y educación física, que imparte nuestra propia tutora, pero hasta última hora hoy no tenemos clase con ella.
-¿Eres consciente de que a última hora hay tutoría y esa tía no para de gritar durante los cincuenta minutos de clase?.- Dice Laura durante tercera hora, antes del recreo donde puedo dejar de escuchar al profesor de literatura universal.
-Es normal, está embarazada, las hormonas se alteran.- Digo como excusa para defender a la profesora que peor me cae de todos los docentes que tengo este año. Aunque se pueda confiar en ella. Por lo menos yo confío en ella.
-¿Tu estás bien?. Va a ser verdad que el alcohol mata a las neuronas.- Levanto la cabeza de mi cuaderno de dibujo y juego con el carboncillo entre mis dedos.
-Vale. Es como un jodido grano en el culo, pero tampoco es tan mala. Tú piensa que en educación física nos deja elegir que pruebas físicas queremos hacer. Aguantarla los gritos una vez a la semana, merece la pena.- El profesor nos mira y captamos la indirecta de que debemos callarnos. Nunca me dice nada, esta asignatura es en la que mayores notas saco, con lo cual, no me llama la atención aunque haga cualquier cosa que no sea de su asignatura, mientras no moleste al resto de la clase, claro.
Laura se encoge de hombros y hace como que observa al profesor terminar de impartir la lección, cuando en realidad, sé que lo que observa, es el chicle pegado de la pared, que no tardará mucho más tiempo en caer. Lleva diez días pendiendo de un hilo muy fino, y como máximo tardará otros cinco en que parta. Al final y al cabo son resistentes. En el último minuto, me giro hacia ella y sonrío.
-Aparte, piensa que sale de cuentas a mediados del mes que viene, nos quedarán, como máximo, quince días más de sufrimiento de sus gritos.- Laura se ríe y yo voy guardando mi cuaderno de dibujo, terminaré la rosa más tarde, por ejemplo, en tutoría.
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¿Qué pasó profesor?
Teen Fiction«A veces podemos pasar años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida, se concentra en un solo instante» Oscar Wilde