Pensilvania 1510.
La vida de Laura era tranquila aún sabiendo que su mente no le pertenecía, durante la noche ella era presa de acontecimientos futuros, siempre sabía lo que pasaría después; su abuela Mena sabía que ella poseía un poder inigualable al de los demás, ella podía ver el futuro e incluso la fecha de su muerte.
Cuando el sol comenzó a caer Laura se quedó sola en casa esperando que su abuela llegará del pueblo vecino, se recuerda perfectamente que ella no quiso ir a dormir por no conocer lo que sucedería esa noche pero el cuerpo era débil, durmio durante varias horas hasta que el suceso paso.
Todos los habitantes acudieron a casa de Laura aprovechado que la abuela no se encontraba, ingresaron a la fuerza atandola a una carroza que la arrastraría mientras llegaban al monte donde la esperaba el hermoso fuego de una hoguera.
En el transcurso todas las personas la veían con desprecio, fue acusada de bruja que en aquel tiempo era duramente castigado, algunos hombres que iban detrás de ella le brindaban los latigazos por todas las partes de su cuerpo, su sangre iba dejando rastro, sus gritos penetraban el tímpano de cada persona que la escuchara, quizá sí era bruja pero ella no conocía su poder.
Llegaron al monte, la colgaron de aquel palo por las manos, comenzaron arder las llamas en su cuerpo, se quedo estática, no se movió en lo absoluto, tampoco dedico un grito más, dejo que su destino se cumpliera; el fuego cubrió hasta sus manos provocando que la cuerda se soltara cayendo el cuerpo al suelo, ahí algo se apoderó de ella, algo que la incorporó para salir de las llamas con algunas partes sin piel y su cabello completamente quemado al igual que partes de su rostro, una de sus cuencas había brotado de su lugar, al ver esto todos los pueblerinos quedaron impactados pero ella ya no era Laura.
Corrió detrás de aquellos que la habían azotado y quemado, al primero le saco los ojos para comerlos dejándolo ahí en el suelo revolcándose del dolor, al segundo lo golpeó con una roca hasta romper su cráneo y abrirlo para extraer el cerebro, al tercero lo ató del cuello obligándolo a comer el cerebro que había extraído para después abrir su abdomen y aún con vida saco el contenido del cuerpo hasta dejarlo sin nada, con el cuarto hombre lo dejo vivo pero él presenció como ardía su hija en las llamas que habían preparado para ella, provocando que esté sacara sus ojos para no ver la escena.
Cuando la abuela de Laura llegó a casa ahí estaba ella esperando en un banco de madera, se puso de pie y con fuerza sobrehumana apretó su cuello hasta dejarla sin vida, salió de ahí, se alejó del pueblo pero no sin antes incendiar todo lo que tenía vida.
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Cuentos cortos para no dormir.
Mystery / ThrillerSi crees que eres valiente atrévete a leer esto.