sábanas rojas.

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Desperté bajo las sábanas sucias de aquel hombre detestable, estaba sola en esa habitación que era iluminada por la luz que ingresaba por aquella pequeña ventana abierta. Quite las sábanas y me puse de pie para irme, lavar mi profanado cuerpo, pero algo no estaba bien, rebusqué en la habitación para encontrar mi ropa, mi cuerpo estaba al descubierto y mi entre pierna había rastro de sangre, gire mi cuerpo para continuar mi búsqueda en el otro extremo de la habitación pero me llamo la atención aquel cuerpo que yacía sobre la cama, con la misma tonalidad rojiza que mi cabello.
La perilla de la puerta giró hasta abrirla, aquel hombre había ingresado, trate de correr pero su enorme cuerpo había atravesado el mío. Ese hombre tomo el cuerpo de aquella chica, la envolvió en la sábana colocando cuerdas al rededor de ella, la cama estaba manchada de sangre, casi la misma tonalidad que me adornaba, seguí al hombre aún con la ingenuidad de que podría verme o escucharme,  bajo las escaleras del basurero que él llamaba casa, espere dentro pues aún no estaba vestida,  depósito el cuerpo dentro del contenedor de basura lo que para su beneficio el camión recogedor llegaba a su rescate antes de que alguien se diera cuenta de que había asesinado a una adolescente, el hombre regreso y sentí como su mirada me observaba, corrí desnuda y no me importó nada, pero el hombre no me siguió, tal vez por fin me dejaría libre.
Me sentí descubierta, frené mi caminar, algo o alguien me vio, grito mi nombre en medio de la calle.
- ¡Sabrina! ¡Detente! - dijo aquella chica de piel oscura con cabellos largos.
- ¿Quién eres? ¿Cómo sabes mi nombre? - cuestione caminando hacia ella con sigilo.
- Lo sé porque ella me lo dijo, me envió por tí. - respondió extendiendo un bello batón blanco de seda.
- ¿Quien es ella? - cuestione de nuevo tomando aquella prenda.
- La muerte. - contestó.
- ¿¡Qué!? ¡Yo no! ¡No! - me exalte y termine yendome de ahí con paso apresurado.

Sin dirección alguna continúe el recorrido, no quería quedarme ahí a seguir escuchando las patrañas que brotaban de aquella chica, la cual creí que venía a mi auxilio y no a mi perdición.
Pero si era verdad lo que ella decía me rehusaba por completo a irme de este mundo, prefería quedarme aquí hasta ver que ese hombre recibe su merecida muerte despiadada.
Mi cuerpo cayó, aunque con lo que ahora conocía mi alma o mi espíritu era lo que estaba cayendo, eliminando aquellas lágrimas que habitaron dentro de mi, mis livianas y frías manos cubrían mi pálido rostro, mi llanto era incesante pues sentía dolor de aceptar que mis planes se veían truncado solo porque a ese cerdo le apeteció profanar mi cuerpo débil.
La voz de una mujer me saco de aquel llanto, su palabrerío me retumbaba en los tímpanos hasta hacerme voltear, podía escucharla pero ella no podía verme.
- Una jovencita más. Esto no debería de estar sucediendo.
Tendré que llenar el informe. - concluyó la mujer.

¿Acaso yo estaba en una especie de nevera de muertos?
Camine hasta donde ella, ahí estaba mi cuerpo, más pálido de lo que solía ser, una gran marca que rodeaba mi cuello, mi frente tenía algunas heridas, al igual que mis brazos y pies, todo mi cuerpo estaba hediondo, parecía que algo había muerto dentro hace más de un mes, pero claro, era yo la que murió pero no hace tanto tiempo o eso era lo que yo creía.
Me acerqué a donde la mujer llenaba su informe, tal vez podría saber cuánto tiempo fue el que verdaderamente paso.

"Nombre. X
Edad. 13 - 15 años.
Fecha de llegada. 14 de noviembre.
Fecha aproximada de muerte. 2 meses.
Causa del deceso. Violación con varios objetos, tortura, asfixia. "

- ¿¡Qué!? ¿Llevaba dos meses? Pero ¿porqué desperté ahora? ¿porque no hace dos meses?
- Eso es lo que trate de decirte - dijo aquella chica que me dió el batón.
- ¿¡Qué clase de juego es esto!?
- No es un juego, por fin tu alma está libre, él hombre que te tenía cautiva te dejó.
- ¿¡Qué!? ¡No me iré hasta que ese hombre pague lo que ha hecho.
- Esa es tu decisión final.

Gire a ver mi cuerpo, y de nuevo a la chica pero ella ya no estaba, se había ido.
Salí de aquel lugar y camine hasta llegar aquel basurero que criaba a ese cerdo.
Cómo era de esperarse, mi liviano cuerpo podía pasar la densidad de las paredes, atravesé una de ellas pero no me dirigió hasta la habitación aquella, llegué a una distinta donde había distintas chicas casi con las mismas características que yo, no era muy normal que hubiera chicas similares a mi, pero ahí estaban ellas, algunas eran más pequeñas que otras, pero ninguna estaba con vida, había una mujer que se veía que era la mayor de todas, su piel alimentaba gusanos. Toda la habitación apestaba pero era un olor que no me incomodaba.
- ¿Qué haces aquí? - cuestionaron aquellas almas desnudas.
- ¿Por qué aún siguen aquí? - dije
- Él aún no nos desecha como a ti. - dijo la más pequeña.
- ¿Qué edad tienes pequeña? - pregunté bajando hasta su altura.
- Ella es la más chica de todas, no tiene más de diez años. - dijo la mayor.
- Para poder irnos nos tiene que dejar ir pero él nos llama como sus trofeos, cada que alguien nuevo llega lo usa hasta que se enfada de él o ella, lo tira y continúa con nosotras. - dijo una de ellas.
- Pero, como ayudarlas? - dije aterrada.
- Mi hijo intento hacerlo, a él lo desecho hace bastante tiempo pero se fue, llegó su tiempo límite para permanecer en este mundo. - dijo la mujer mayor.
- No sé si pueda ayudarlas. - respondí con miedo.

Regrese a la calle intentando pensar en cómo podría ayudarlas, pero algo no estaba bien, no sabía por donde comenzar; mis recuerdos se hacían presentes, la nostalgia me comenzaba a invadir, quería regresar a mi cuerpo pero algo me ataba al suelo.
- Es hora de irte, quieras o no. - dijo alguien que no había visto jamás
- Ellas están atrapadas, quiero quedarme, quiero ayudarlas. - repliqué.
- No, es hora. - repitió ella.

Me solté de su agarre y comencé a correr como pude, no quería irme aún, quería quedarme y ayudarlas pero no sabía a dónde ir, todo estaba tan oscuro, ni siquiera sentía que mis pies estuvieran sobre algo.
Todo estaba totalmente oscuro, nada se movía, no había aire, ni viento, solo yo y el triste recuerdo de aquellas mujeres que están en aquella habitación.

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⏰ Última actualización: Jan 10, 2020 ⏰

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