repeat | kookv [RESUBIENDO]

『08』

Taehyung suspiró frustrado, removiéndose con torpeza. Estaba sentado en el borde de una gran fuente, pero solo podía pensar en salir corriendo de ahí y alejarse lo más posible de Jungkook. Dicho pelinegro, sentado frente a él, lo miraba con clara irritación en su rostro.

Mordió su labio inferior con fuerza, apartando los ojos de los de Jungkook, sintiendo la frustración más intensa en su pecho. Ya era lo suficientemente difícil el tener que vivir con la molesta sensación de culpa cada vez que besaba a Yoongi, o le decía te amo. Podía simplemente ignorar lo que pasó con Jungkook y mentalizarse que solo había sido un error. Pero esto, el tener que estar expuesto ante los ojos juiciosos de Jungkook, su fuerte e intensa presencia, y la inevitable sensación de atracción que sentía eran demasiado para él.

Cada vez que sentía la necesidad de acercarse un poco más, decir algo para que Jungkook volviera a sonreírle, o para que volviera a mirarlo con esos brillantes ojos que tanto comenzaban a gustarle, se odiaba un poquito más.

La culpa se retorcía dolorosamente en su pecho, matando cualquier emoción nueva y emocionante que brotaban de éste cada vez que miraba a Jungkook, o estaba cerca de él.

Volviendo a cruzar sus ojos con los del menor, bufó con molestia —¿Podrías dejar de mirarme así? —pidió frustrado, sofocado por los sentimientos contradictorios desatándose en su corazón. Aun así, ajeno a su lucha interna, el azabache solo se limitó a sonreír con suficiencia.

—¿Quién te crees que eres para decirme que hacer? —lejos de sonar enfadado, hablaba con burla en sus palabras, sin sacar esa estúpida sonrisa. Taehyung bufó sonoramente para luego levantarse y comenzar a caminar.

—Iré por agua, ya vuelvo —Jungkook rio por su tono seco e irritado, mientras seguía con la vista fija en el caminar del castaño.

Cuando vio que éste paró cerca de un carro donde vendían distintas cosas, entre ellas botellas de agua, se permitió apartar la mirada y comenzar a planear su siguiente movimiento.

Porque sí, Jungkook no iba a rendirse, sin importarle las quejas de Taehyung o la insistente presión en su pecho al pensar en Jimin. No podía simplemente ignorar como todo de sí gritaba por Taehyung, queriendo acercarse a él, tocarlo, besarlo, hacerlo enloquecer.

Cuando Taehyung volvió, sonrió nuevamente, mientras veía al castaño tomar el líquido de la botella.

—¿Me das un poco? Hace mucho calor, ¿no crees? —la sonrisa aún se mantenía en sus labios, Tae lo miró con el ceño fruncido por el amable tono en su voz.

—Mhm, toma —respondió, algo confundido por el repentino cambio de actitud del azabache, mientras le pasaba la botella.

Jungkook agarró el envase plástico, y sin dejar de mirar a Taehyung, dio un largo trago. El castaño, sin poder controlarse, mantuvo su mirada fija en Jungkook, su boca sintiéndose seca al ver como los músculos del cuello del pelinegro se contraían al tragar. Este, feliz por la reacción de Taehyung, siguió con su plan.