CAPITULO 1

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Maldición. Llevo veinte minutos. Veinte míseros minutos de retraso y vale, que me lo tengo bien merecido ya que no me percaté que mi teléfono estaba con poca carga y que sin duda alguna no resistiría hasta el siguiente día, y por ende, no sonaría. Maldigo internamente mientras me coloco bien la mochila y emprendo sin dudarlo, una vez más la carrera.

No voy elegantemente tarde a mi primer día de clases universitarios, de mi casi último semestre. No, voy jodidamente tarde, nunca me había pasado esto. ¿Por qué justo hoy? ¿no podía haber sido otro día?

Lo que más me jode es que para mí bendita suerte, me toca con uno de los docentes más vil de la facultad. Ya fui, ese señor no me dejará pasar, pero no pierdo nada con intentarlo ¿verdad?

Corro por los pasillos, que están más desolados que el mismísimo desierto del Sahara, y por fortuna llego a mi aula, la misma que nos asignaron el semestre pasado.

-Buenos días, profesor Durant, discúlpeme el retraso.

El viejo maldito me mira con una expresión de "jódase, señorita, voltéese y espere la siguiente hora", pero vamos, que no corrí como demente para que no me dejase entrar.

-Srta. Gómez-ay no, Dios mío ayúdame -¿Usted tiene reloj? ¿Se da cuenta la hora que es?

-Lo siento, juro que no volverá a pasar, nunca ha tenido queja de mí. Será mi primera y última vez. Se lo prometo.

-Solo por ser el primer día, se lo dejaré pasar, vuelva a llegar tarde y verá.

Voltea hacia la pizarra y yo sin más, camino hacia el primer asiento vacío. Mis dos amigas, que están al fondo me hacen señas de que me dirija hacia allá. Con un movimiento de cabeza les indico que no. Ya me sentaré con ellas a lo que el viejo termine su hora.

Saco mi cuaderno de apunte y pongo atención a lo que la persona al frente habla. Si no les he dicho, yo estudio administración de empresas.

Empiezo a tomar nota de lo que habla el profesor, cuando mi estómago me pasa factura. No desayune y estoy a casi nada de que el intestino grueso se coma al fino. Empezando bien el día, yo mismo me doy palmaditas en el hombro por no darme patadas.

Con lo de llegar tarde, sudada, y de remate, con hambre, no me había percatado que me observaban, giro hacia la derecha y me topo con la mirada penetrante de un chico, y ¡vaya que es guapo! Él se sorprende de ver que lo he pillado mirándome, pero no se acobarda, puesto que de inmediato el gesto de asombro es reemplazado por una sonrisa ladeada.

Yo, en cambio, solo le alzo la ceja. Nunca le he visto, no queriendo agrandarle el ego, me volteo y de nuevo me enfoco en mis apuntes.

Nuevo semestre, nuevo estudiante.

Al fin, se ha finalizado la hora de clase

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Al fin, se ha finalizado la hora de clase. Tenemos un pequeño descanso, antes de que empiece la siguiente hora.

-¿Qué le paso a la "señorita puntualidad" que ha llegado tarde hoy? -pregunta Valeria.

Aquí vamos, Alexandra y Valeria, la seria y la neuronal, ¿porque a la última neuronal? Por un chiste que a ella le dije, y en su afán de boicoteármelo, ella misma se terminó hundiendo más. Odia con su vida que le recuerde eso, porque ella nunca, y es decir nunca pierde, pero ese día al parecer su suerte había tomado un pequeño descanso.

-No me sonó la alarma, y pues bueno, anoche no pude dormir bien-y aunque ellas saben que eso de no dormir bien es mentira, puesto que apenas toco cama, quedo en profundo sueño como la bella durmiente, no me dicen nada.

Y es que se acuerdan que yo dije que me lo tenía bien merecido, pues bueno resulta ser que estaba leyendo y estaba tan buena la novela, que ya casi la terminaba, y en vez de acostarme, cargar el celular y levantarme temprano, yo hice lo contrario. La termine de leer, ¿pero saben qué? no me arrepiento...o quizás solo un poco.

-Bien, como sea. ¿Ya te diste cuenta del nuevo alumno?- me pregunta Valeria.

-Ah, si- ellas solo fruncen el ceño.

-¿Te sucede algo? creo que te haras lesviana, el hombre esta mas que bueno, tu desierto no se mojo o al menos humedecio al verlo- me comenta Alexandra.

Vamos, si es guapo, de tez clara, con unos ojazos de ensueño, y para qué mencionar su físico. Está más bueno que mi postre favorito.

Pero nada de hombres, nada. Podría venir el mismísimo Douglas Booth en calzoncillos de Calvin Klein, bañado en chocolate y yo lo rechazaría.

Quiero enfocarme de lleno este semestre, dedicarme tiempo, salir  con las chicas, no sé, quizás necesito mi espacio libre de hombres. Mi última relación fue un asco, comenzó siendo un príncipe y terminó siendo nada más que un simple sapo. 

-Está buenísimo. Yo pienso ofrecerle mi ayuda en cualquier materia si no llega a entender algo- dice Valeria tomando un mechón de cabello entre sus dedos.

Alex y yo nos miramos, giramos a ver a Valeria, nos volvemos a mirar y, como si nos hubieran contado un chiste nos soltamos reverenda carcajada. Somos por así decirlo en promedio: alto, medio, y bajo. Y la aludida, aunque no es mala estudiante, es bien despreocupada y deja todo a lo último, y siempre entre Alexandra y yo tenemos que ayudarla cuando se las ve en aprieto.

-Claro, tú le ayudarás, como eres tan entregada a lo que se refiere a materias- dice Alexandra con sarcasmo, mirándose el barniz de las uñas.

-Vamos chicas, no es como si fuera la última Coca-Cola en el desierto no vamos a pasar hablando todo el rato de él, ¿cierto? Además, no creo que vaya a necesitar tu ayuda Valeria, creo que Romina acaba de ofrecerse en tu lugar.

Ella gira para ver si es verdad lo que acabo de decir, comprobándolo mientras bufa y rueda los ojos y nos mira.

-¿Saben qué? Larguémonos a comer porque algo me dice que Rachel no ha comido-me mira y sonríe. La muy perra sabe que tiene razón y gira nuevamente viendo la escena del chico nuevo y termina diciendo-: Él será guapo, pero definitivamente no tiene buen gusto. Él se lo pierde.

Sale del salón, mientras que Alexandra y yo solo nos sonreímos. Ella no cambia, y lo peor de todo es que creo nunca lo hará.

Recojo mis cosas mientras Alex mira su teléfono, me pongo de pie y le indico que ya podemos irnos. Estamos a punto de salir, cuando alguien toca mi hombro; giro y me encuentro con los ojos verdes más hermosos que yo haya visto en mi vida.

-Hola, mi nombre es David- se presenta con una sonrisa en su rostro, por un minuto no se que decirle, me quedo totalmente cautivada con su mirada

Dios mío.

¿Por qué me mandas limones, si yo no deseo hacer limonada?



Holaaaa, este es mi primera novela aqui en wattpad (y en cualquier otro sitio por si acaso)
Gracias a fabimorales69 por la portada a DimplesAndFreckles y DreamsAndStories por todo el apoyo, se las quiere nenas...

Flechado por RachelWhere stories live. Discover now