CAPITULO 9

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Boca arriba con la mirada perdida en el techo de mi habitación, es como me encuentro actualmente, no es como si me fuera a ver con el príncipe Harry o fuera almorzar con alguna estrella de cine, pero no sé qué cojones ponerme, y es que ese siempre, siempre será el dilema entre las mujeres.

Son varios días sin no verlo y aunque en frente de él no lo demuestre, su compañía me hace sentir en calma, es como si siempre hubiera estado para mí, no recuerdo haberme sentido así antes mucho menos con jasan, lo poco que me acuerdo de sentirme así fue cuando... cuando aún estaba con mi mama.

Me pongo de pie y camino directo hacia la ventana, acordarme de eso es... doloroso, porque aunque sé que es feliz y que a pesar de no vivir con ella, aún se mantiene en constante comunicación conmigo y me ama; no tenerla me lastima, pero fui yo quien decidió salir y... que diablos me pasa.

Sacudo mi cabeza deshaciendo las ideas y más bien camino directo al armario por tercera vez, quizás solo quizás, por arte de magia haya aparecido algo que me luzca bien, y es así como me doy por vencida, ya que...

Será lo de siempre.

Me dirijo de camino al baño, tomo lo necesario para asearme y salir con una toalla cubriendo mi cuerpo desnudo, me acerco a mi peinadora a coger crema para untarme en el cuerpo cuando suena el timbre.

Con el bote de crema en mano, voy hacia la puerta, sin siquiera mirar por la rendija abro la puerta, la persona que me encuentro no la debería de ver hasta dentro de poco y no aquí en mi casa.

–Hola–me saluda un cohibido David, me arrimo en el filo de la puerta, aun sabiendo que aparte de la toalla nada, absolutamente nada más cubre mi desnudez.

–Hola yo pensé que nos encontraríamos en el lugar acordado ¿Paso algo?

–Lo siento, yo... eh... pues veras... no aguantaba más y tenía que verte antes–

– ¿En serio? –El asiente dándome a entender que si

–Te traje algo– del bolsillo trasero de su pantalón saca una cajita de color rojo

– ¿Qué es? –interrogo, aunque ya me encuentro agitando la cajita para tratar de adivinar que es

–Pues cuando lo abras lo veras, cuando lo vi supe que tenía que dártelo espero y te guste.

–No deberías, yo... Gracias–le digo de manera sincera, aprecio tanto que estando lejos se haya acordado de mí. Como si recién se fijara en cómo anda presentada sus ojos se abren un poco más de lo normal y su boca se entre abre un poco, me mira y pasa saliva, sus mejillas toman un color carmesí se gira dándome la espalda.

Preocupándome me acerco y le coloco mi mano en la espalda, pero al sentir mi tacto él se endereza se gira y me regresa la mirada algo en ella me descoloca, y suspiro su ojos se han dilatado de una manera que jamás había visto, ya no son verdes son dos pupilas oscurecidos y brillantes automáticamente trato de quitar mi mano pero me lo impide.

–Que te sucede David–mi voz me falla, y en vez de sonar de una manera firme es todo lo contrario, en estos momentos quiero darme contra la pared,

–Quizás antes tuve la oportunidad de verte en nada más que toalla, pero dada la circunstancia de aquella vez (el día que Jasón y mi prima me visitaron) supongo que cualquier tipo de pensamiento impropio estaba fuera de lugar, pero después de no verte algunos días y querer venir a sorprenderte, resulte que el sorprendido sea yo; al verte así–me señala– Es algo que en no creo poder soportar al menos no después de haberte besado Rachel, me gustaste desde que te vi, pues eso lo sabes ya, que no quiero cagarla contigo y deseo fervientemente ir despacio, pues Si, pero al menos espérame completamente vestida, porque no me estas poniendo las cosas muy sencillas que digamos– termina diciendo con la cabeza gacha con algo (mucha) vergüenza, creo yo.

Flechado por RachelWhere stories live. Discover now