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Me puse seria, después de tantas risas en toda la noche y le dije:

-Escucha Male, tengo que decirte algo. Es algo que tengo guardado hace mucho tiempo y que ya no puedo ocultar. Debo confesarte algo y espero no me tomes a mal y que si no piensas igual que yo, sigamos siendo amigas sin importar lo que te haya dicho.

-Sí, dime querida amiga, soy toda oídos- Contestó Male riendo y tratando de mantenerse sobria.

-Bien, te confieso entonces que me encantas...

-Claro que te encanto, ¡soy hermosa!- Logró cortar entre risas lo que iba decirle.

-Lo sé, y es por eso precisamente que debo continuar diciéndote que me encantas, me tienes loca, me gusta mucho tu hermoso cuerpo. Siempre me gustaste Male, así como mujer, sabes que yo tengo un novio con el que estoy muy feliz y satisfecha pero siento que me falta algo más. Me falta ese cuerpo tuyo para poder sentirme plenamente bien.

Ella miraba un tanto sorprendida en medio de tanto alcohol que ya habíamos tomado, pero no decía nada. Yo continué diciéndole:

-Me encantaría poder experimentar contigo, Male. ¡Qué va! Quiero tener sexo con locura contigo, ese es mi más profundo deseo. ¿Te gustaría probarlo?

-Sabes, Tana...- sí, mi nombre es Tana, por si no lo sabían- Yo también siempre he querido experimentar el sexo con una mujer, pero nunca me imaginé que tú fueras a proponerme eso, pero está bien, hagámoslo, cumplamos nuestro deseo.

Sentí como el calor me embargaba, me quemaba, estaba feliz porque había aceptado mi propuesta.

Sin más preámbulos, pagamos la cuenta en el bar y fuimos a agarrar camino. Rápidamente nos dirigimos a la casa de Male, ya que su madre había viajado y volvía la siguiente semana.

Estaríamos solas, completamente solas a merced de la lujuria.

Lesbianismo OcultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora