Prólogo

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Es extraño, ¿no? Eso de que te guste mucho una persona que ni siquiera sabe de tu existencia, o por lo menos hay cero probabilidades de que esa persona salga contigo, pero es una realidad, pasa todo el tiempo. Hay personas que se sienten cautivadas con la belleza de una persona en cualquier lugar, como en la escuela, en la universidad, en el trabajo, en el autobús o incluso en el supermercado. No hay lugar ni tiempo específico, sólo sucede, y esa es la magia del amor. También es algo raro cuando expresas tus sentimientos de esa persona con alguien cercano, como un amigo, un primo o un hermano, en lugar de expresarlo con esa persona, pero de todos modos entiendo lo que se siente, y uno naturalmente debe desahogarse con alguien que no sea ella.

A veces buscamos que nos entiendan, y es muy difícil encontrar a alguien que lo haga porque las personas se enamoran de maneras misteriosas, como dice Ed Sheeran. Nunca nadie se va a enamorar de la misma manera que tú y eso es algo de lo que todos deberíamos sentirnos orgullosos, porque sino perdería la magia, perdería la emoción.

La gente busca entendimiento en personas, pero lo encuentran en libros, canciones o programas de televisión. Zack, por lo menos, no encontraba eso en ninguna parte, pero seguía buscándolo, necesita alguien que lo entienda y que le pudiera dar consejos. Basta de Bla, bla, bla. He aquí la historia de Zack...

Zack iba manejando su bicicleta lo más rápido posible para no llegar tarde a la escuela, no otra vez.

Al llegar al sitio, estaciona su bicicleta amarilla para caminar a paso apresurado hacia las escaleras dónde se encuentra su mejor amigo, Evan. Este lo saluda con un choque de palmas.

Evan es un chico de cabello negro, piel morena, y casi siempre viste con jeans y camisas de colores. Mientras que Zack a veces variaba. Ese día, por ejemplo, vestía con una franela mostaza, unos pantalones de mezclilla y un suéter a cuadros atado en las caderas. Tenía un gorro color rojo y respiraba entrecortado.

—Creo que es la primera vez que llegas relativamente temprano, Z — comenta su mejor amigo riendo, Zack rueda los ojos y recorre el sitio con la mirada hasta posarse en una chica rubia, que vestía con unos jeans y un suéter de mezclilla y a su lado había una chica morena que vestía parecido.

—Oye, Evan — dice golpeando el hombro de su amigo para llamar su atención —, ¿quién es la chica morena que está junto a Stacy?

Stacy es la chica mayor que Zack que le gusta desde que entró a la escuela. Es solo un año pero es más que suficiente para que esta chica no se fijara en el chico de cabello un poco más largo de lo normal.

—Oh, ella es su prima, Emily — contesta el moreno observando a Zack mirando a la chica de tercero —. Oye, Zack, ¿no estás grandesito ya para fijarte en una chica que jamás saldrá contigo?

—¿Cómo sabes que no saldrá conmigo, Evan?

—Porque te gusta desde la primera vez que la viste y no te has atrevido a hablarle siquiera para preguntarle la hora.

—¿Y cómo sugieres tú que le hable sin hacer el ridículo?

Evan frunce el ceño en modo de concentración hasta que finalmente se encoge de hombros y vuelve la vista a su celular. Hecho esto, Zack devuelve su atención a la chica quien se encontraba aún más cerca de lo que él recordaba hace unos segundos.

La chica miró a Zack sonriendo y este le devolvió la sonrisa. Las chicas empezaron a caminar por donde él estaba y este abrió la boca para decir algo pero al final no salió ni una sola palabra. Evan carcajeó ante aquel acto y Zack volvió a rodar los ojos.

La campana que indicaba que era tiempo de entrar a la primera clase sonó y ambos chicos se dirigieron al salón de historia universal. La clase más aburrida del día.

Solo Bésala ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora