C U A R T O

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Por dentro puritana y

por fuera lo mismo pero sin las sílabas "ri" y "na".


Con un armario mixto, nuevo, y ahora de este siglo, entro con un outfit diferente a la universidad. Pero cualquier rastro de valentía se desvanece, e intento salir corriendo posteriormente de haber dado tres pasos dentro de la institución y digo "intento" porque Ava me hala del brazo truncando mi escapada.

-Yo tampoco me siento muy segura de esto, y no estoy huyendo -Masculla Ava caminando conmigo a rastras.

-Pero, ¿y si se burlan?, ¿O piensan que soy patética? -replico escondiéndome de las miradas curiosas e interesadas de los demás.

Santa Virgen de las chanclas, despeja mi camino al salón a chancletazos.

-¿Y qué? Quien lo lleva puesto eres tú, no ellos, no es su problema. Además, si te gusta no tienes que dejar de usarlo o dejar de ser tú, solo porque a otros no les parece. -Ava se voltea y me mira severa- No eres perfecta para que le agrades a todos, ¿y entonces qué harás?, ¿le huirás a todos?

Por unos segundos un reflejo de madurez pasa por los ojos de Ava, claro que luego todo destello de seriedad es masacrado por la frase a continuación.

-A menos que seas Michael Jackson, a ese hombre todos lo amaban, aunque no podrías porque tú eres una chica, bueno, a menos que seas transexual... ¿eres transgénero?

¿Qué tiene está chica en la cabeza?

Auxilio, posible caso severo de retraso anal-mental no diagnósticado.

Trato de regañarla por su falta de concentración, pero percibo a un grupo de chicos que me ven fijamente. Yo les devuelvo la mirada decidida a demostrar que no soy una miedosa, pero ¿a quién quiero engañar?, ¡sí soy una cobarde! Y eso se confirma en el instante en que uno de ellos -un muchacho de grandes ojos verdes que decido llamar Trébol- frunce el ceño en mi dirección. Inmediatamente volteo hacia Ava escondiendo mi cara, podría apostar que estoy del color de la vergüenza.

Si mi papá me dejara apostar claro.

-Ava no estoy segura de esto, no puedo hacerlo -Me quejo queriendo huir.

-No, ¿por qué quieres irte?, ¿es porque te están viendo? -cuestiona enviando una mirada inquisidora al grupo surtido de jóvenes.

-Es que... se están burlando -Aseguro sin verlos, en cambio, bajo la mirada con las mejillas rojas como un bosque en llamas.

-¿Cómo puedes estar tan segura? -interroga con cierto reproche-, ¿es esto lo que haces siempre?, ¿huyes?

-Yo, yo no lo sé -respondo tartamudeando.

-Mika me prometiste cambiar, y te quiero ayudar, pero si no me dejas todo esto no tiene caso -Reprende duramente.

-Pero... -Cierro mis ojos tomando una respiración profunda, en un intento de calmar mis nervios-. Está bien, pero vámonos rápido.

Ava sonríe triunfante a la vez en que nos dirigimos a la sala de clases justo a tiempo, para mí es un tabú el no llegar minutos antes, como lo es para Ava no llegar tarde. Y aunque protestó por sus minutos de sueño extra antes de salir, he logrado traerla en contra de su voluntad a tiempo para la primera clase. La asignatura pasa rápidamente, mientras me adapto a las miradas de los demás compañeros.

A la hora del almuerzo no es diferente, y las palabras: "De seguro estarán burlándose por la ropa que llevo puesta, porque soy una fea queriendo lucir bonita" no paraban de circular por mi mente. E incluso, mi nivel de acomplejamiento y nerviosismo llega a tal extremo, que no noto cuando Ava se levanta del incómodo asiento para buscar su comida.

Cajitas de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora