Capítulo 6.- Investigación Fugaz.

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Ximena estaba absorta en sus pensamientos, su mirada estaba fijada en aquella pileta en el centro del campus. El hecho de que su aula de clases esté ubicada en el segundo piso de su Facultad y la fortuna de sentarse junto a la ventana, le otorgaban esa maravillosa vista.

La joven observó como varios alumnos empezaron a amontonarse cerca de la entrada. Desde su asiento, no podía ver qué es lo que llamaba tanta la atención de ellos. Ximena estiró su cuello para poder observar mejor.

Las puertas de la Universidad, se abrieron por completo, abriendo paso a tres coches negros, blindados y con un sello rojo en forma de águila, en el capó.

Del primer auto, bajaron cinco sujetos, vestidos con trajes negros y gafas de sol negras.
Del segundo, bajaron cinco hombres más, vestidos de la misma forma que los anteriores. Mientras que, del tercer automóvil, bajó una joven alta, de cabellos rizados, color negro, vestía una boina de color roja, una blusa de tela, color blanca y sobre ésta un fino saco negro, una minifalda y tacones negros.

Aparte de ella, también bajó un hombre, alto, piel morena, fornido, vestido con un traje militar, color negro, una boina negra ocultaba su calva cabellera y un parche negro ocultaba su ojo izquierdo.
Éste último, realizó algunas indicaciones a los demás con sus dedos y empezó a caminar, rápidamente, en dirección a la Facultad de Administración. Donde estaba Ximena.

La joven, desconcertada, se dirigió hacia su mejor amiga. La cual, estaba observando todo desde otra ventana, al igual que los demás estudiantes.
Ximena jaló del brazo a Laura, para sacarla de entre la multitud.

-¡Ouch!, ¿Qué pasó?-preguntó Laura, mientras sobaba su brazo derecho.

-Lo siento Lau, pero, ¿tienes idea de quiénes son?-respondió Ximena.

Laura observó a su mejor amiga y abrió sus labios para pronunciar una palabra, pero en ese momento, ingresó aquel hombre y clavó su mirada fijamente en Ximena.

El hombre examinó detenidamente a la muchacha con su mirada, luego de unos minutos, finalmente se dispuso a hablar.

-Ximena Granda, ¿no es así?, ven conmigo porfavor, hay unas cosas que debo preguntarte.-dijo el hombre, mostrándole una placa dorada, decorada con pequeños trozos de rubíes en los extremos, en forma de águila.

La joven hizo una mueca de disgusto y estaba dispuesta a discutirle, pero el hombre volvió a hablar.

-Repito, debes acompañarme. Es tu única opción.-indicó el sujeto con un tono serio.

La joven tragó saliba y asintió con la cabeza, posteriormente siguió al hombre hasta el automóvil, donde los estaba esperando aquella chica, con una libreta en mano.

Ximena subió al auto y se sentó en los asientos traseros, el hombre saltó al asiento, tomó el volante y con gran destreza encendió el auto y aceleró a gran velocidad.

Durante el camino, la chica vendó los ojos de Ximena, con una tela negra bastante gruesa.

"Por aquí", escuchaba la joven, mientras la jalaban del brazo izquierdo, indicándole el camino.
"Siéntate aquí". Expresó la misma voz.

-¿Qué significa esto?, ¿¡me van a interrogar como si fuera una criminal!?-preguntó Ximena, exhaltada.

-Es cierto que te vamos a interrogar, pero no te acusamos de nadie.-le contestó una voz grave.

Finalmente, le quitaron la venda de los ojos, vió que estaba en una habitación muy reducida, estaba sentada frente a una pequeña mesa metálica, encima de ella, estaba ubicada un pequeño foco.
Detrás de ella, estaba la chica de cabellos rizados, con una libreta en sus manos y a su lado, el hombre con el parche en el ojo.

-Te explicaré todo detalladamente, cuando terminemos el interrogatorio.-dijo el hombre, sentándose sobre una silla de frente a Ximena.

-¿Interrogatorio sobre qué?, ¿¡Está loco!?, no he hecho nada.-dijo Ximena.

-Sobre Carlos, el chico desaparecido hace dos días y medio

-Pero, ¿qué tengo que ver con él?, no se nada al respecto , es cierto que me ví con él hace dos días, pero porque quedó en ayudarme con mis estudios...

-¿Qué ocurrió después?

-Nada, le agradecí y me fuí, porque mi padre me llevaría al doctor. No se nada más se lo juro.

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En ese momento, tres agentes de las Fuerzas Especiales, entraron a la oficina de Mike, todos estaban armados.

Dos de ellos se pusieron junto al joven investigador, el cual estaba en shock por el acto, mientras sujetaban sus fusiles de asalto.

Hubo silencio por unos escasos segundos, hasta que finalmente Mike decidió hablar.

-¿!Q...Qué desean¡?-preguntó el joven con un tono elevado de voz-¿no les enseñaron a tocar primero?-prosiguió.

Acto seguido, el agente que se encontraba frente a Mike, le propició un fuerte puñete en la cara, haciendo que éste, cayera de rodillas al suelo.

-No estás en posición de desafiarnos de esa forma-dijo el agente- ahora nos dirás dónde están guardados los archivos y grabaciones del caso del joven Carlos Carrión.

-¿Por qué debería decirlo?-respondió Mike con tono desafiante.

El Agente soltó una leve carcajada, se acercó a Mike y le dió un rodillazo en el estómago.

-¡Levántenlo!-ordenó el agente a sus camaradas- y tú-dirigiéndose a Mike- por tu bien, dinos dónde está lo que te estoy pidiendo.

-¿P...Para qué tanto interés?-preguntó Mike.

-No es asunto tuyo-el agente desenfundó su revólver y apuntó a la cabeza de Mike- así que... habla de una vez o te haré un agujero en el cráneo.

-No necesitamos ponernos tan serios amigo-dijo Mike- en el laboratorio de criminalística, sección 4A, ahora por favor déjenme tranquilo, debo seguir investigando más casos.

El agente sacó un pequeño radio transmisor y comunicó a alguien que busquen en la sección 4A.

-Bien, si ves que era muy sencillo colaborar con nosotros-dijo el agente mientras ordenaba a sus camaradas que salgan de la oficina- ahora puedes continuar con tu trabajo.

Posteriormente, los agentes dejaron a Mike solo en su oficina, el cual realizó un gran suspiro de alivio y se tumbó en su asiento.

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El hombre, acomodó su parche y se puso de pie, en ese momento, su celular sonó.

"Dime", "ya veo", "buen trabajo, regresen", "si traélos", "cambio y fuera". Fueron todas las respuestas del hombre.

-Dime, muchacha,¿a qué hora quedó tu padre en recogerte?-preguntó el hombre.

El ritmo cardiaco de la muchacha se aceleró, un gran nerviosismo, estaba presente en su interior.

-N...no lo sé.-la joven hizo una breve pausa para tomar una gran bocanada de aire.-más o menos a las cuatro y cuarenta, no estoy segura.

-Me está diciendo que tomó su celular, y ¿no observó la hora?
-Lo tomé para llamar a mi padre, nada más.

El hombre hizo una mueca de disgusto y miró a su asistente. Posteriormente salió de la habitación.

"Significa que ya puedes irte a casa", le susurró la chica a Ximena en el oído

Nuevamente, le vendaron los ojos, la dirigieron al auto y posteriormente la llevaron de regreso a la Universidad.

El Ritual: El Renacer de la Bestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora