Capítulo 15.

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¡Dichosa Mia! La muy petarda tenía que volver para joderme un poco más la cabeza. Ni siquiera me paré realmente a pensarlo, y es que está demostrado que los tíos somos gilipollas y que no utilizamos la cabeza correcta cuando se trata de tías. Mia no había tenido casi tiempo de salir por la puerta principal cuando yo salí detrás de ella:

― No se porque intento hacerme el duro― le dije― no quiero que te marches.

― ¿Lo dices en serio?― me preguntó ella. Yo asentí con la cabeza.

― ¿Qué puedo decir? Soy un calzonazos― Ella sonrío y me besó.

― Me alegra que lo seas.

― Eso no significa que me convenzas para pasar los sábados en el Ikea.

― ¿Quién necesita ir al Ikea cuando podemos pasarnos los sábados en la cama?

― Tienes toda la razón, y aunque hoy no sea sábado propongo que también vayamos a la cama.

A mis amigos no les hizo ninguna gracia que Mia y yo volviéramos a vernos. Piti estuvo bastante pesado despotricando por casa cada vez que ella se quedaba. Héctor y Oscar, siempre más comedidos, evitaban hacer comentarios cuando Mia estaba en casa y tampoco me habían dicho que era gilipollas por volver con ella como había hecho Piti, pero sabía que tampoco estaban deacuerdo con mi decisión.

Olivia se preocupó por mi. Cuando se enteró de que había reanudado mi extraña relación con Mia, esta vez de una manera más formal, me dijo que estaba contenta. Se alegraba de que enderezara un poco mi vida pero también me preguntó si estaba seguro y que si creía que podía fiarme de Mia. Obviamente yo también tenía algunas reservas, es decir, habíamos vuelto por decirlo de alguna manera, y habíamos pasado unos días estupendos de mucho sexo pero tampoco podía obviar lo críptica que había sido y seguía siendo Mia. Pero como entendía que hay problemas que son solo de uno mismo decidí que valía la pena intentarlo.

Volviendo a Olivia, lo estaba pasando bastante mal. Había roto con Lucas y tan pronto me llamaba de lo más deprimida como quedaba con él para darse un revolcón. Aún no había descifrado el motivo de su ruptura, Oli había mencionado en la fiesta de cumpleaños de mi hermana que pensaba que Lucas le era infiel, pero cuando le pregunté si habían roto por eso me dijo que no. Yo tampoco creía que Lucas le hubiera puesto los cuernos, porque a ver... seamos sinceros, no se le ponen los cuernos a una tía como Olivia, y menos si eres un cuarentón.  Me inclinaba más a pensar que la diferencia de edad entre ellos había empezado a ser un problema, la diferencia de edad y, tristemente, la posición económica. Pensaba, y así se lo dije a Oli, que él se había visto agobiado por su ritmo de vida:

― ¿Qué quieres decir con esto?― me preguntó.

― Pues que tú eres tú y estás acostumbrada a lo mejor. A casas grandes con muchas habitaciones y a tener un baño solo para ti. Lucas me dijo, cuando me comentó que habíais pensado en ir a vivir juntos, que su piso era muy pequeño y que su sueldo no daba para mucho más.

― Sí ¿y?

― Pues que pongo la mano en el fuego que no te hubieras ido a vivir con él a menos que hubieseis encontrado un piso más grande. Y como tú, querida mía, ni trabajas ni parece que vayas a hacerlo pronto ¿cómo hubieras pagado el estupendo piso con acabados de lujo que a ti te hubiera gustado? ¿Con el dinero de tus padres?

― Vale― admitió ella― dicho así suena realmente mal.

― Y no es solo eso. Salir contigo a cualquier sitio significa dejarse un dineral; los restaurantes que te gustan son los más caros de la ciudad, incluso ir a tomar un café contigo cuesta el doble porque no entras en el primer bar que encuentras. Y no se, hablemos de que os hubiera apetecido hacer un viaje ¿crees que Lucas se puede permitir ir a los hoteles en los que tu te sueles hospedar?

SEX, DRUGS & ROCK'N ROLLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora