capítulo 14.

232 10 0
                                    

No se de donde saqué las fuerzas, ni como pude mantener la cabeza fría para detener a Cami. La aparté con cuidado de mi y ¡Dios! era deliciosa, tenía un cuerpo fantástico con unas tetas gloriosas que me estaban invitando a metérmelas en la boca. Juro que jamás había visto unos pezones tan perfectos y por si eso fuera poco iba completamente depilada y eso a mi me volvía loco, esto es así. No entendía ese afán de algunas personas en decir que las chicas depiladas parecían niñas, a mi Camila no me parecía ninguna niña, un coño depilado incitaba a comértelo durante horas ¡Mierda! Debía dejar de mirar a Camila porque me estaba empalmando y eso podía acabar en desastre ¿por qué cojones tenía que estar tan buena? ¿Por qué tenía que tener esa cara? Joder era preciosa. Dick ¡enfócate! me recordé a mi mismo. Pero ella se volvió a tirar a mis brazos y volvió a besarme y yo la empotré contra la pared de la ducha y le devolví el beso como si no hubiera mañana. Y mientras la besaba y cogía con mi mano una de sus perfectas tetas había un vocecita que me decía que tenía que parar, que eso no estaba bien. Conseguí frenarme y salí de la ducha, cogí la toalla para cubrirme y ocultar mi erección antes de preguntarle a Camila qué estaba haciendo.

― Cami ¿qué haces?

― Es bastante evidente― me siguió fuera de la ducha y entonces me di cuenta del pedo que llevaba.

― Estás borracha― le dije.

― ¿Y qué?― preguntó acercándose a mi nuevamente, yo retrocedí un paso y cogí una toalla para ella.

― Tápate, por favor― le pedí.

― Follas con todas― me dijo― ¿por qué no puedes hacerlo conmigo?― A ese paso iba a volverme loco ¿qué le pasaba por la cabeza a Camila para actuar de esa manera?

― Podría― contesté. Y vaya si podría... estaba increíblemente duro debajo de mi toalla y como ella no se cubriera me iba a importar muy poco que Cami fuese como mi hermana― Pero no lo voy a hacer, así que tápate y dime por qué coño estás haciendo esto― supongo que mi tono fue demasiado duro porque Camila se envolvió con la toalla mientras se le escapaban algunas lágrimas ¡Mierda!

― Joder Cami, no estoy entendiendo nada ¿qué es lo que te pasa?

― ¡Dios, Dick! Soy gilipollas.

― Ei, no pasa nada ¿tú sabes la de gilipolleces que he hecho yo en ésta vida?

― ¿Enrollarte ésta noche con Sandra Medina?

― Por ejemplo... aunque deberías saber que lo he hecho como acto de venganza incitado por Piti y por tu hermana que es realmente mala cuando bebe― Cami sonrió ante eso― así que deja que cierre el grifo, pongámonos algo más de ropa porque no soy de piedra y dime que es lo que te pasa.

Cinco minutos después estábamos sentados sobre mi cama y ella me confesaba que había estado enamorada de mi prácticamente toda la vida, y yo, como un imbécil no sabía ni que decir. De todas las cosas que podían pasarme nunca hubiera imaginado que Camila sintiera eso por mi. Si me hubieran pinchado, en ese momento no me habrían encontrado sangre.

― No que decir, Cami.

― Pues estaría bien que dijeras que tú también estás locamente enamorado de mi, aunque presiento que no vas a decir eso.

― Sabes que te quiero, pero no lo hago de una manera romántica.

― Ya, lo suponía...

― Lo siento mucho, Cami.

― Y yo siento haberme emborrachado ésta noche, creeme que sé que no sientes nada por mi y la verdad es que no tenía planeado decirte nada, ni hoy ni nunca. Pero bueno... alcohol.

SEX, DRUGS & ROCK'N ROLLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora