En el que Lexa y Clarke se conocen en Ark y, pese a ello, Lexa no puede evitar que le disparen.
Duele.
Más que doler, arde.
Es constante e insoportable, y me deja cada vez más débil.
Pero no pienso decírselo.
- Estoy bien, sólo es un rasguño.
- Lexa, te estás desangrando -me indica.
Tiene el ceño fruncido, y la cara contraída en una mueca de preocupación y, vaya, se ha manchado la mejilla con mi sangre.
- Estoy bien -repito, concentrándome en mover el brazo, la mano, en intentar limpiar mi sangre de su preciosa cara.
Lo estoy empeorando.
- Te he manchado, lo siento -le digo.
- Dios, Lexa -empieza a reírse, y noto su risa en la mano con la que ya acaricio su mejilla, en sus manos apretando la herida en mi abdomen. En mi alma.
Pero no es su risa de siempre. Es una risa tintada de desesperación, de lágrimas que empiezan a recorrerle las mejillas, de miedo a lo que parece inevitable. Y no quiero que sienta miedo, no quiero que piense en lo que va a ocurrir, en el mañana.
Dejo caer el brazo, me cuesta mantenerlo subido, y pienso en algo que pueda devolverle su sonrisa.
- Eres mi primera amiga -le digo.
- No deberías seguir hablando, guarda tus fuerzas -susurra.
- Eres mi primer beso, mi primera... -suspiro, y sé que me entiende.
Por fin, me mira a los ojos.
Por fin, deja de centrar su mirada en como mi sangre se le escapa entre los dedos.
- Eres mi primera novia... - meto la mano libre en el bolsillo del pantalón.
- Lexa, ¿qué...?
- Mi primer amor -sigo, buscando con los dedos dentro del pantalón, hasta rozar lo que busco-. Te echo de menos cuando no estás, aunque estés en la habitación de al lado -vamos, cógelo y sácalo.
- Lex, no entiendo...
- Y verte sonreír alegra el peor de mis días -ya, por fin.
- Quieres... ¿quieres que sonría? -me pregunta, confusa.
Y, entonces, lo ve.
El anillo que llevo en el bolsillo desde hace semanas, el mismo que Octavia y Anya me ayudaron a elegir, el mismo que mira sorprendida.
- ¿Te casarías conmigo? -pregunto, esperando que no tarde en contestar porque me noto la cabeza pesada, noto como... como me voy.
Por favor. Por favor, contesta.
Y la veo, sonreírme.
La veo decir que sí y coger el anillo.
Y le digo que la quiero, o eso intento.
Eso espero, porque ahora sólo hay oscuridad.
Ya no hay dolor.
Silencio y oscuridad.
Bueno, silencio interrumpido por... ¿qué es...?¿Pitidos?
Suena como...
Intento abrir los ojos.
Y me cuesta, pero lo consigo. Aunque los cierro por la luz.
Demasiada.
¿Dónde...?
- Por fin despiertas -oigo la voz de Abby.
Medio abro los ojos, buscándola con la mirada, encontrándola tras su mesa.
Vale, estoy en la enfermería.
Y le sonrío.
Le sonrío con la sonrisa más amplia posible.
- ¿Contenta? -me pregunta, con el auricular del teléfono en la oreja, marcando un número que no veo.
- Ha dicho que sí.
Se ríe.
- Lo sé -me dice-, me lo ha dicho.
- ¿Y te ha contado algo más?
- Está despierta -le dice a la persona al otro lado del teléfono, antes de colgar-. Sólo que la loca de Lexa le ha pedido matrimonio en el peor momento posible.
- Era el mejor momento -le digo, frunciendo el ceño.
¿No le ha gustado?
Tal vez ha cambiado de opinión.
- Podía ser mi último momento -susurro.
Se oyen pasos en el pasillo, alguien corre.
Apenas me da tiempo a mirar hacia la puerta cuando esta se abre y la veo, segundos antes de que se lance a abrazarme, aunque noto como evita tocarme la herida.
Suspiro, envuelta en su calor, en su olor.
Este es mi sitio.
- Eres un desastre -me susurra-. Casi te pierdo después de prometernos, y esperas al único momento en tres días en el que no estoy a tu lado para despertarte.
Vuelvo a sonreír, perdiéndome en su abrazo.
- Te quiero, Clarke Griffin -le digo, recordando que no sé si llegué a decírselo. Y, por si acaso, se lo repito-. Te quiero, te quiero, te quiero
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Mil Historias Por Vivir
FanfictionMil historias por vivir. Mil principios. Mil finales. Mil posibilidades. Una recopilación de relatos cortos con un tema en común, Clexa. La mayoría son independientes los unos de los otros. Algunos se enlazan entre sí. Entra y descúbrelas por ti...