Cazafantasmas

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De un primer encuentro inesperado, la leyenda de un fantasma, y un buen final para un día horrible.

Medio agachada y medio sujetándose a las muletas para no caer ella también, observa como un par de naranjas se alejan rodando por la acera.

En otro momento, hubiera soltado esa retahíla de insultos que ha recopilado a lo largo de los años (lista de varios tomos de la cual está muy orgullosa). Pero ahora no.

Ahora, simplemente, se deja caer, con cuidado, dejando las muletas a un lado, y tumbándose en el suelo, junto a la bolsa de supermercado rota. Y se pone a llorar, en silencio, preguntándose a que coño viene esa serie de ostias (en sentido literal y figurado) que le está dando la vida.

- Ah... ¿disculpa? -oye.

Y debe medio girar la cabeza para ver quien le habla.

- Necesito... -ve como una chica morena y con gafas de sol le señala el portal frente al cual se ha tumbado.

¿La respuesta de Clarke?

Sollozar.

Lo cual provoca el pánico de la morena, que mira hacia los lados en busca de ayuda, antes de agacharse y dar golpecitos en el brazo de la rubia de pierna escayolada tirada en el suelo junto a una bolsa rota (cuyo contenido se esparce por la acera), y unas muletas (lógicas tras ver la escayola).

- ¿Estás...? - se detiene, porque claramente la chica frente a ella no está bien- ¿Te puedo ayudar?

- Midilinipidilividiisinimirdiiiiiiiiiiiiii -es lo que recibe a modo de segunda respuesta.

Más golpecitos en el brazo.

Observa la masacre de la bolsa, y decide ayudar a la chica por partes. Por eso deja su maleta junto al portal y se quita la mochila, sacando de ella su bolsa de tela de la compra para cerrarla y dejarla junto a la rubia (la cual sigue con su monólogo lleno de íes). Mete en su bolsa el contenido de la bolsa rota, agradeciendo que el teta brick de leche sólo esté aboyado, y que no haya huevos de por medio.

Se aleja, tras un vistazo a la rubia, para ir a por las naranjas en fuga, las cual mete en la bolsa también. Y vuelve junto a la misterios rubia.

- ¿Vives por aquí? -le pregunta.

La chica sin nombre señala el portal junto a ella.

Ah, vaya, ¿son vecinas?

Deja su mochila, la bolsa y las muletas junto a su maleta.

Y, ahora, lo difícil.

- Venga, te ayudo a sentarte.

Deja las muletas a un lado, y ayuda a la rubia a incorporarse, sentándola en el escaloncito del portal.

Y se sienta junto a ella, a ver la vida pasar, esperando que la chica de cabellos de oros y, vaya, ojos de un azul intenso, se calme.

...

Tiene que llamar a Ontari para pedirle que avise a su cita de mañana del cambio de hora de la sesión de mañana.

...

¿Han cambiado la tienda de enfrente? ¿No era una librería? ¿Cuando han cerrado y abierto una barbe..?

- Clarke -le tiende una mano la rubia junto a ella.

- Lexa -le acepta la mano.

Silencio, roto por los sorbidos de la nariz de Clarke.

Y la morena alarga la mano, cogiendo su mochila y rebuscando en uno de los bolsillos, para sacar un paquete de pañuelos, que le tiende a Clarke.

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