13.- Bipolar

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Examino con cautela su rostro, buscando algo que me explique su reciente comportamiento

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Examino con cautela su rostro, buscando algo que me explique su reciente comportamiento. Estiro mi mano y la coloco en su frente, pero no tiene fiebre.

Alejo mi mano y la miro con el ceño fruncido.

—¿Qué te traes entre manos, Sirenita? —Cruzo mis brazos sobre la mesa, sin quitarle la vista a la pelirroja.

—Disculpa, pero no entiendo a que te refieres —Acomoda un mechón de su cabello.

—Sabes muy bien a lo que me refiero—niega—. Nunca te sientas a mi lado de forma voluntaria, siempre me miras con odio, y por lo general no me sonríes —Señalo sus labios.

Su sonrisa se borra en instante, y lleva su dedo índice y medio a sus labios, al mismo tiempo que su ceño se frunce. Parece tener un debate mental y luego simplemente niega.

—Si, lo sé, lo sé. Es solo que, estuve pensando que esto es inevitable... Me refiero a lo tuyo con Blair. Ambos se atraen y es muy poco maduro de mi parte, hacer rabietas cada vez que estés cerca—Suspira—. Así que, trataré de llevarme bien contigo, solo trataré, no prometo nada.

Detallo su rostro, buscando una pizca de burla, porque esto no suena en definitiva como ella. Sin embargo no encuentro burla, sino molestia y algo de dolor en sus ojos, lo cual me deja confundido.

—No lo sé, Clarise, parece falso. ¿Sufres de bipolaridad?.

—¿Qué? No, no seas imbécil. Intento llevar las cosas en paz solo por mi prima, así que ¿Aceptas o no? —Suelta exasperada.

Decido jugar un poco con su paciencia, por lo que finjo pensar su propuesta. Cuando la veo girar los ojos y bufar, decido tomar las cosas en serio.

—Acepto, solo espero que esté contrato no venga con letras pequeñas. Y ya que ahora no nos llevaremos tan mal, y es algo que normalmente hacen los amigos ¿Te puedo pedir un consejo?.

Sus cejas se fruncen y muerde su labio inferior.

—Claro, supongo que puedes.

Apenas abro la boca para hablar, unos pasos comienzan a resonar por el pasillo y dos segundos después aparece el director. Todos guardamos completo silencio y nos sentamos rectos, porque seamos honesto, es un director de mierda que busca suspender a cualquiera con la más mínima escusa.

Se detiene en medio del salón para examinarnos a todos detenidamente y cuando no encuentra a nadie a quien joder, decide hablar.

—Buenos días, jóvenes—Todos responden su saludo—. Jóven Le Blanc por favor cree una distancia prudente con su compañera—Ordena y enseguida el mencionado obedece.

» Se preguntarán cual es el motivo de mi presencia está mañana,la respuesta es fácil: He venido informarles que por motivos personales, el profesor Morton no podrá asistir el día de hoy para dar su respectiva clase—Algunos comienzan a murmurar cosas como : Escuché que su mujer tuvo una crisis y enloqueció.

1.0 ¡A la mierda el amor! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora