5.- Apostemos

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En todos mis años de adolescentes, en distintas ocasiones como en fiestas, en el supermercado, en la calle o quizás en el parque, he visto varias mujeres hermosas con cuerpos perfectamente proporcionados, rostros de princesas y labios que cualquie...

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En todos mis años de adolescentes, en distintas ocasiones como en fiestas, en el supermercado, en la calle o quizás en el parque, he visto varias mujeres hermosas con cuerpos perfectamente proporcionados, rostros de princesas y labios que cualquiera se muriera por besar y quizás, morder. Pero ningunas de esas Barbies se había adueñado completamente de mí cabeza, ni había logrado que mí vista se pose en ella durante varios minutos, sin importar que me viera como un completo psicópata o idiota, observándola.

Blair había logrado hacer lo que ninguna chica en mucho tiempo, captar mí atención, a tal punto que ni siquiera parpadeaba por mirarla.

Sí, me siento como un complemento idiota y pervertido.

Sí, esto es completamente estúpido.

En cada ocasión que se me daba la oportunidad, la observaba, me era inevitable no hacerlo.

Me gustaba su rostro; tan delicado y perfectamente creado. Y ni hablar de sus labios que pintados de rojo eran una completa invitación para mí, para dormir mis labios en ellos.

Sus manías, sus gestos, su forma de reír e incluso como arrugaba su nariz cuando su amiga pelirroja le decía algo que no le agradaba, todo de ella atraía mi atención, la captaba por completo.

Era algo lindo poderla observar.

Simplemente me era increíble ver como revoloteaba su cabello, y las leves sonrisas que esbozaba cuando comprendía el ejercicio a la perfección.

Deseo hablarle, deseo sentarme a su lado y seducirla un poco, mantener una conversación con ella para luego besarla sin parar.

Pero algo me detiene, y no es el simple hecho de que nos encontramos en clase en este preciso momento, ni que el profesor se molestaría porque me levanté de mí asiento, sino porque no me atrevo, algo me dice que no lo haga porque quizás cometa una locura.

Estoy en un terreno completamente desconocido, uno que jamás ni por si acaso había pisado, una llamado inseguridad y de verdad que lo detesto. Detesto sentir esta inseguridad que me hace imaginar un millón de escenarios donde al hablarle quedó como un completo estúpido, o un poco más de lo que ya soy.

¿Desde cuándo me volví inseguro?.

Siempre he tenido confianza de sobra como para conversar con cualquier persona sin sentir una pizca de nervios como el resto de mis conocidos, y estar ahora en la posición de ellos, no me gusta.

¿Qué mierda sucede conmigo?.

Yo, Logan James, futuro heredero de una fortuna, él chico más hermoso de todo el mundo, él chico que podía llevarse a cualquier mujer a la cama, el chico por el cual más del noventa por ciento de la población femenina babea, ese chico ahora no tiene las suficientes pelotas para hablarle a una rubia.

Quizás no me atrevo a hablarle por el echo de que algo me dice a gritos que romperá mí corazón, que lo hará trizas y bailará sobre los fragmentos que queden, y no le importará.

1.0 ¡A la mierda el amor! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora