4.- Conociéndola

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Me reacomodo por sexta vez en mí cama

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Me reacomodo por sexta vez en mí cama. Mí cabeza está hecha un caos, sus palabras se pasean en mí cabeza a cada segundo, y eso solo me molesta. No quiero que él tenga razón, no quiero ser él chico que aparenta ser un jugador cuando realmente es una pieza del juego.

Pensar que todo esto empezó por la partida de una chica, seguido de una promesa y miles de mujeres. Quizás, si nunca hubiéramos realizado dicha promesa, Max y yo seguiríamos siendo cercanos. Tal vez es cierto, estoy celoso de lo suyo con Emma, o tal vez yo tengo la razón, y ella le romperá el corazón.


🏈🏈🏈🏈



Abro mis ojos  con mucha lentitud, mí vista se va aclarando poco a poco, dejando todo nítido. Lo primero que observo son los números verdes de mí reloj digital. 6:45 am.

—¡Mierda!.

Retiro la sábana de mí cuerpo, doy un brinco y bajo de la cama. ¡No puedo creer que me quedé dormido!.

Corro al baño y abro la ducha, me sacó la ropa a tirones bruscos hasta quedar completamente desnudo. Me ducho lo más rápido que mí cuerpo me lo permite.

Me seco el cabello con la toalla y la tiró al suelo. Abro el armario y comienzo a rebatir todo. Tiró pantalones, camisas y poleras al suelo, hasta que por fin encuentro lo que tenía en mente; pantalón gris y una polera negra. Sacó un bóxer y medias.

Me cambio en un abrir y cerrar de ojos, peino mí cabello con mis dedos, colocó mí mochila sobre mis hombros y corro a la cocina. Abro una caja de cereal, meto un puñado en mí boca y abro la heladera, sacó la leche y bebo directamente del pico, haciendo que se mezcle con el cereal, creando un desayuno de dos minutos.

Colocó la caja de la leche en la mesa, junto al cereal. Alzó las llaves de mi carro junto las de mi casa, y salgo dando grandes saltos para ahorrar tiempo.

Desbloqueo el auto, entro, lo enciendo y aceleró lo más que el auto puede. Siento la adrenalina recorrer cada centímetro de mi cuerpo. No puedo llegar tarde, no de nuevo. Esta vez el viejo no me dejará entrar.

Con tanta velocidad, me siento como si fuera participé de rápido y furioso. Esto me acumulará un par de multas que luego me pesará, pero necesito llegar lo más pronto.

Miró el reloj del tablero: 7:08am.

—¡Mierda, mierda y más mierda!.

Doy un golpe brusco al volante. Veo el semáforo cambiar a rojo, pero aceleró más, ganando un par de insultos junto a las bocinas de los otros conductores.

Giró bruscamente hacía la derecha, logrando entrar rápidamente al estacionamiento. Busco un lugar donde estacionar, lastimosamente a esta hora solo quedan los peores lugares, en otras palabras: aquellos que son tan malos que muchos prefieren venir en autobús en vez de estacionar ahí.
 

1.0 ¡A la mierda el amor! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora