12.- Cuidarla

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Una semana después de la conversación con Clarise, todo parece andar de maravilla, esta vez la suerte está de mí lado, juega a mí favor

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Una semana después de la conversación con Clarise, todo parece andar de maravilla, esta vez la suerte está de mí lado, juega a mí favor.

Aunque debo admitir que la Sirenita me dejó un poco intrigado respecto a Blair ¿Por qué pedirme qué tenga cuidado con ella? ¿Por qué decirme que ella tiene problemas fuera de lo común cuando siempre tiene una sonrisa sin preocupaciones?. Es extraño. Lo positivo de todo esto es que ya no debía escuchar los comentarios a la defensiva de la pelirroja ni el como me decía teñido en frente de mis amigos.

Durante toda la semana nos han llenado de tanta tareas que ni siquiera he tenido la oportunidad de invitar a salir a la rubia. Pero si he pasado bastante tiempo con ella durante los recesos y algunas clases que compartíamos juntos. Y en cada momento se la ingeniaba para hacerme reírme con cualquier tiempo de comentario y me dejaba sin palabras con alguna acción, como el día en el cuál me contó que había decidido entrar al club de porristas.

Unas manos cubren mis ojos y pronto un olor dulce penetra mis fosas nasales, ni siquiera necesito mirar para saber que se trata de la rubia.

—Te tengo una sorpresa —susurra cerca de mí oído.

—¿Buena o mala?

—En definitiva es buena.

Quita sus pequeñas manos de mis ojos y se coloca frente a mí dejándome ver su nueva vestimenta.

»Logré entrar al club de porristas —Da una vuelta para permitirme ver mejor su atuendo.

Observo todo su cuerpo, desde el top mangas cortas de color blanco que tiene una línea horizontal roja en el medio junto al escudo del equipo, hasta su falda campana del mismo color que su top. Su cabello se encuentra en una colega alta atada por un listón blanco.

Se ve espectacular.

—Pensé que ya no estaban recibiendo más integrantes —Mi comentario la hace sonreír.

—No hay nada que yo no pueda lograr —Tira su cabello hacía atrás y su sonrisa se ensancha más.

—Felicidades, rubia. Ese uniforme te queda excelente.

En definitiva ese uniforme me dejó sin palabras, por la forma en la cual se amoldaba en cada curva de cuerpo.

El tiempo compartido, mezclado con sus ocurrencias solo hace que quiera salir más con ella, pero las tareas asignadas juntos con los intensos entrenamientos me dejó muerto para el final del día. Y todo esto por un partido, aunque no era cualquier partido, era El Partido. El que definía nuestra victoria.

Por otro lado, después de mí trágico intento de una nota de amor, tuve que tratar de utilizar otros métodos sugeridos por Max, pero todo parecía fracasar. Tal vez debería hacerle caso a todas las advertencias de Clarise acerca de que no le gustaría, pero al final terminaba haciendo lo que mí maestro cupido decía.

1.0 ¡A la mierda el amor! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora