Capítulo 1

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La vida de una persona puede ser bastante aleatoria. Hay personas que nacen en familias de diversos privilegios y altos ingresos, mientras que otras ni siquiera nacen en una del todo estable, o peor aún, ¿Estas llegan a ver la luz?

Esta aleatoriedad, a pesar de ser un poco cruel, es lo que le da un toque de sentido a la vida misma y también es lo que hace que valga la pena vivirla.

Hay un joven en este mundo al que esta aleatoriedad alteró su vida radicalmente, haciendo que esta pasara de su rutina diaria a la total extinción de la peste que arruina este pobre mundo, la raza humana.

Todo esto comenzó una tranquila noche de verano, cuando el universitario, Tatsumi Rintarou, se encontraba en otra de sus maratónicas partidas de videojuegos dentro de su oscura habitación, sobresaturada de figuras y posters. Él era como cualquier otro de su edad, atrapado en la rutina de estudiar, comer, jugar y dormir; hasta que algún día se graduara y solo cambiaría el estudio por el trabajo, aunque a él no le importaba en lo más mínimo estar en ese circulo diario de actividades hasta su muerte.

Tatsumi era un joven sin muchas ambiciones, sin metas ni anhelos. Solo vivía cada día sin esperar nada. Aunque no todo eran pensamientos grises y vacíos, ya que, desde una corta edad, le encantaban los mundos y personajes de fantasía que observaba en el anime, manga y videojuegos. Tatsumi soñaba con que algún día él fuera el protagonista de uno de esos mundos; pero a medida que fue creciendo, se fue dando cuenta de lo difícil que es la realidad, y dejó ese sueño en el olvido. Sin embargo, nunca perdió su cariño por estos relatos; pero no llegaban más que a eso, relatos de fantasía encerrados en la imaginación de una persona.

Volviendo a aquella noche, eran ya las 11 p.m.

—Debería parar ya —pensó Tatsumi, apagó su consola, ordenó sus cosas y se lanzó a la cama—. ¿Qué fecha era hoy? —se preguntó y vio su celular.

Era un 24 de Abril, un día antes de su cumpleaños, alguien generalmente se emocionaría por este evento anual; pero la particular mentalidad de Tatsumi solo lo veía como cualquier otro día.

A la mañana siguiente, Tatsumi realizó sus actividades mañaneras y fue hacia su universidad por la misma ruta de siempre, saludando a los vecinos de siempre y esperando recibir las clases de siempre.

Al llegar a su destino, en el jardín de las instalaciones, los únicos en saludarlo son sus amigos Ryoga Urushibara, un agradable joven que es amigo de Tatsumi casi desde que tiene memoria; y Kotone Makise, una jovencita con un lindo cabello liso y rosa.

—Oye Tatsumi, ¿Qué hay? —saludó Ryoga.

—Hola Ryoga... —respondió Tatsumi.

—Sabes, me esperaba una respuesta un poco más...

—¿Un poco más...?

—Por lo menos, ¿Sabes qué día es hoy?

—Pues... hoy es un lunes 25 de abril de 2022, ¿Por?

Kotone sacó una pequeña caja envuelta en listones rojos que tenía detrás de ella y se la dio a Tatsumi.

—Feliz cumpleaños, Tatsumi. —Dijo Kotone al entregársela.

—Oh, se referían a eso... lo había olvidado por completo.

—¿Cómo te olvidas de tu propio cumpleaños? —resaltó Ryoga en voz baja.

—¿Qué se supone que es esto?

—Pues, es una muestra de nuestra cariñosa amistad, vamos, ¡Ábrelo! — insistió Kotone con una sonrisota en el rostro.

—Se ve que se esforzaron en el empaquetado... —expresó Tatsumi mientras trataba de arrancar la complicada envoltura.

Cuando finalmente logró abrirlo, observó que simplemente era un pan de melón de la cafetería; quedándose en un incomodo silencio por unos segundos.

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