-¡Hey Dan! Queremos desayunar- Sentía cómo un par de pequeñas manos me tiraban del brazo, tratando de hacer que abandonara mi cama.
-Mierda, Derek ¡Déjame dormir!- Balbuceé en un tono enfadado.
-¡Has dicho una mala palabra, pon un dolar en el frasco!- Chilló mi molesto hermano menor.
Algo irritada me senté violentamente sobre mi colchón.
-¡Fuera de aquí!- Pedí señalado la puerta.
El menor, sólo hizo un puchero y salió de mi pieza, cruzándose de brazos.
Suspiré levantando la mirada, y enfocándola en el reloj que se encontraba en una de mis paredes.
Genial, perdí la primera hora.
Me levanté de la cama a regañadientes, y comencé a alistarme para la escuela. Ya había pasado una semana desde que entré al último año de la preparatoria, con cada vez más tarea y responsabilidades.
Por las mañanas estudiaba y por las tardes trabaja medio turno como mesera de una conocida cafetería de la zona.
Ya llevaba algunos meses con mi puesto, por lo que me había acostumbrado a estar ocupada todo el día. Sin contar que era ama de casa a la vez que niñera de mis 4 hermanos menores.
Mamá había abandonado a mi padre meses después de que el más pequeño de todos naciera. Nos dejó por un adinerado señor de California.
Mi padre trabaja tiempo completo para ganar más dinero y así mantener nuestra enorme, lujosa e innecesaria casa. Es un hombre realmente avaricioso.
Una vez lista, bajé las escaleras para llegar a la planta baja y así encontrarme con mis desastrosos hermanos, Julie y su mellizo Dylan de 14 años, Derek de 6 y el más pequeño, Luke de un año.
Había leche y hojuelas de cereal por toda la cocina.
-Ay no...- Susurré mientras hacía una enorme mueca y dejaba caer mi cabeza hacia atrás. -Julie, ¿Qué es todo ésto?- Pregunté mirándola molesta. Era la chica mayor, después de mi.
-¡Dylan no los detuvo!- Se excusó utilizando a su mellizo.
-¡Ésto no es mi culpa!- Respondió el mencionado.
-Derek, Dylan, limpien ésto mientras hago el desayuno. Julie, tú dale su papilla a Luke- Ordené mientras los señalaba.
En cuanto terminé de hablar, todos hicieron lo pedido. Derek y Dylan comenzaron a barrer y limpiar, a la vez que Julie puso en su sillita a Luke y le daba su puré mientras fingía que la cucharilla era un pequeño avión.
Hice el desayuno y una vez todo limpio, lo serví en el lugar de cada uno de los chicos.
-Dan, ¿Lucy nos cuidará hoy?- Preguntó la mayor.
-Como siempre, si- Respondí sin mirarla, mientras seguía alimentando al pequeño.
-¿Crees que hoy pueda ir a la plaza?- Preguntó sonriendo como si con ese gesto accediera con facilidad.
-¿A la plaza?¿Con quién?- Pregunté mirándola extrañada.
-¡No la dejes ir! Irá con Iván- Interrumpió Dylan con cierta molestia.
-¿Iván? ¿Qué no ese es uno de tus amigos, Dylan?- Pregunté con un gesto sorprendido.
-Si, resulta que éstos dos son enamorados- Refunfuñó.
-¡Eso no es cierto!- Debatió su hermana con un gran sonrojo.
-¿Eso es cierto?- Pregunté con una sonrisa pícara.
-¡No! S-sólo daremos una vuelta...- Desvió la mirada.
-Claro, lo que digas- Rodó los ojos Dylan.
Solté una risilla mirándolos.
De repente, el sonido del timbre resonó por toda la casa.
-Debe ser Lucy, me tengo que ir- Dije tomando mis cosas con apuro.
-Nos vemos en la tarde- Se despidieron mis hermanos. Dí una ultima vuelta a la mesa, depositando un beso en cada una de sus cabezas.
Avancé hasta la entrada y abrí la puerta con una sonrisa.
-Hola Lucy, están desayunando en la cocina. Nos vemos en la tarde- Comenté pasando al lado de la señora de cabellera rubia, que cuidaba de los chicos mientras regresaba a casa.
-Ten un lindo día Danielle- Respondió cerrando la puerta a mis espaldas.
Tomé el primer autobús que pasó por la parada, pagué mi boleto y tomé asiento.
Una vez frente al instituto, me bajé del transporte y avancé hasta la cafetería. Al llegar, pedí un Capuccine.
Acomodaba mi flequillo y cabello con el reflejo de la vitrina, cuando vi una sombra al lado de mí.
-¿Me podría dar un agua mineral?- Escuché una voz masculina.
Al girar la vista al sujeto a mi lado, me encontré con un chico de cabello rizado y de un color azabeche, unos ojos marrón de tono oscuro y éstos eran peculiarmente rasgados. Su sonrisa era exacta y llamativa.
No pude evitar mirarlo unos segundos, hasta que nuestras miradas se encontraron. Me sentí algo avergonzada por el hecho de que me sorprendiera mirándolo, sin embargo, en ningún momento aparté la vista.
El chico me regaló una cálida sonrisa. En ese instante llegó el atendedor con mi café.
-Aquí tienes linda- Dijo entregándome mi pedido.
-Gracias- Respondí mientras entregaba el dinero. A punto de marcharme del sitio, di una última mirada al muchacho, el cuál me miraba con una sonrisa.
Una extraña sensación recorrió mi cuerpo. Pasé a su lado abandonando el lugar, percibí un ligero aroma a loción.
Seguía avanzando sin quitar de mi mente la mirada de ese chico... Nunca lo había visto en el plantel...
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¡Hey Dan!.
Teen FictionDanielle es su nombre. Una joven adolescente común y corriente. No era la típica nerd ni mucho menos la chica rebelde que se enamoraba de su opuesto. Ésta es la historia de una chica más, una estudiante más; alguien tan común como tú y yo. Su vida a...