"Y yo era capaz de escribir tu nombre en hojas sueltas, todas esas noches en las que no podía dormir."
Algunos días habían pasado desde aquel atardecer en el cual Park Ji Min tuvo la oportunidad de admirar a tan siquiera un par de centímetros de distancia la demostración de lo que es la belleza masculina en su máximo esplendor. El joven de brillante cabellera castaña habría estado fascinado si fuese capaz de asegurar que no volvió a pensar en aquel chico desde entonces, sin embargo... él estaba totalmente consciente de que la realidad resultó ser una completamente diferente a esa.
Le parecía algo verdaderamente extraño debido a que él jamás había conseguido tener la imagen de una persona en su cabeza por más tiempo del esperado.
Evidentemente, con aquel chico de cabellera rubia que se encontraba con heridas severas en el rostro todo estaba resultando ser lo sufiientemente inusual como para inquietar a una persona tan despreocupada y tranquila como lo era Ji Min, quien había permanecido despierto por largas – y para el castaño, infinitas – horas en las noches pensando una y otra vez en por qué no era capaz de concentrarce en alguna otra cosa que no fuera aquel atractivo desconocido.
Y si en las noches pensaba, en los amaneceres recordaba y en los atardeceres dibujaba.
Intentaba plasmar en una hoja de papel todos y cada uno de los rasgos que era capaz de recordar. Intentaba que la belleza de aquel desconocido resaltara con el simple hecho de realizar una cantidad indefinida de trazos con un lápiz, algunos al azar y los restantes siendo un poco más concretos.
Aquellas acciones intuitivas se habían convertido en una parte importante de la rutina que solía tener el joven de brillante cabellera castaña y este había sido incapaz de notarlo hasta ese día.
Se encontraba completamente solo, sentado en el suelo de la pequeña habitación que su padre le había asignado desde el primer día de su estadía en aquella acogedora casa ubicada en la ciudad de Daegu.
Su habitación era verdaderamente pequeña sin embargo, había espacio suficiente para una cama, un par de muebles y un escritorio de cristal. Las paredes eran completamente blancas, al igual que las sabanas que cubrían su colchón y la silla que permanecía frente a su escritorio. La habitación contaba con una ventana lo suficientemente grande como para permitir que los rayos del sol consiguieran iluminar con facilidad aquel pequeño espacio debido al tono claro de las paredes y, a diferencia de casi todo lo ya mencionado, el joven de brillante cabellera castaña había colocado un armario sencillo, de proporciones considerables y color gris pálido, sitio en el cual guardaba los diferentes tipos de prendas – sin mucha variación en cuanto a colores y tonalidades – que solía utilizar en su día a día.
Aquel pequeño espacio no era considerado algo increíble o muy llamativo pero como Park Ji Min no era conocido por tratarse de una persona con gustos extravagantes, no se quejaba en lo absoluto y de hecho, estaba completamente seguro de que le agradaban todos y cada uno de los aspectos que tenía su pequeño espacio personal en la casa que compartía con su familia.
El joven intentó mirar por su ventana desde el suelo, consiguiendo visualizar sólo una parte del vecindario y, notando casi al instante, que aquella tarde el cielo se había nublado considerablemente. Colocó las palmas de sus manos en el reluciente suelo de su habitación – también blanco – impulsando parte de su cuerpo para así ponerse de pie.
El castaño se dirigió inmediatamente hacia una de las puertas del armario, sujetando una prenda al azar con su mano derecha mientras observaba la ubicación de los zapatos sin cordones que planeaba usar aquella tarde.
Observó su reflejo a través del cristal de su ventana antes de pasar el suéter blanco que era adornado por delgadas y oscuras líneas horizontales por su cabeza, cubriendo completamente la camisa de mangas cortas que había utilizado hasta ese momento.
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Lie ➳ Vmin
Fanfiction- Eres un maldito mentiroso. Susurró antes de darle una larga calada a su cigarrillo mientras el joven de la inmensa camiseta de rayas horizontales negras negaba levemente con la cabeza. - Por lo menos no seré yo quien acabará cayendo en su propia...