Me desperté con los gritos de mi madre, se hacía tarde pero no importaba.
Me estaba mirando en el espejo, ya que me estaba arreglando el cabello. Amaba mi cabello ya que quería que se viera bien para empezar a conquistar a Emily. Iba a ser un trabajo difícil, pero no imposible.
-¡ROBERT SON LAS 8:00 DE LA MAÑANA! ¿POR QUÉ SEGUÍS ACÁ?.-gritó mi madre.
Sí, hoy mi querida madre estaba en casa, lo que significaba que no iba a estar solo del todo.
Salí del baño y fui directo a la cocina. Tomé una tostada, que estaba un poco quemada y me fui corriendo a buscar al amor de mi vida: mi moto.
Llegué al colegio alrededor de las 8:30 hs, entre al maldito infierno y fui directo al salón. Al entrar me encontré como si hubiese llegado a tiempo.
-Tarde otra señor Mckinnon.-dijo la profe de historia.
-¿Se hizo algo nuevo profe?-dije intentando de ponerle algo de humor.
-Deje de perder el tiempo en mi clase y siéntese de una vez.
Para mi buena suerte, el único lugar que quedaba era alado de Emily. Era la oportunidad perfecta para comenzar a entablar una conversación.
-Hola otra vez linda.-dije mientras tomaba asiento.
Ella solo me miro arriba a bajo, como si estuviera analizando y luego volvió su vista al frente como si nada. Me tiraron una bola de papel, la cual, venia de donde estaban sentados mis amigos, Lo abrí y decía "Creo que tus encantos no funcionan con ella Mckinnon". Les tire una mirada de muerte a los dos, lo cual respondieron riéndose a tal punto que no podían ni respirar.
El resto de la hora transcurrió igual, yo hablándole y ella ignorándome,
Tengo que admitir que me gustaba esa actitud, por fin una chica que se hace la difícil. Pero se que tarde o temprano caería y la tendría en mi cama.
Toco el timbre, lo que significaba que habían pasado dos horas de mi vida y no había logrado ningún progreso.
Ella tomo sus cosas y salió de aquel lugar. Sin pensarlo, salí corriendo detrás de ella, no iba a perder esta apuesta.
Emily estaba en su casillero, dejando algunas cosas. Ahora que la veo un poco mas lejos, note lo delgada que era. Tenía unas curvas increíbles y ni hablar de las hermosas piernas que tenía, ¡Dios, esa chica tiene que estar en mi cama ahora!
Me acerque a ella, intentando de no perder el control. Pues me volvía loco el cuerpo que tenía.
-Nunca te dijeron que es de mala educación ignorar a una persona.-dije mientras me apoyaba en el casillero de ella.
Ella volteo a verme. Dios, tenía una cara realmente bonita, sus ojos café iban perfecto con su cabello rojizo, su nariz era perfecta y ni hablar de sus labios, eran perfectos. Ella era perfecta.
-¿Me hablas a mí?.-dijo como si nada.
-Cariño, intente hablar contigo por dos largas horas.-dije intentando sonar divertido.
-Lo siento, pero no hablo con gente que tiene pareja.-dijo cerrando su casillero.
-Oh linda, no salgo con nadie. Por ahora solo tengo los ojos puestos en ti.
Con ese truco todas caían, nunca fallaban o al menos eso creía.
-Deberías decírselo a ella.-dijo apuntando detrás de mí, donde estaba Taylor.
-¡Hola cariño!.-dijo con esa voz chillona que tenía. ¡Porque tuve relaciones con ella! Es jodidamente insoportable.
Taylor se acercó a mí y sin previo aviso, me beso delante de Emily. ¡Dios arruino todo mi plan! ¿Un dato curioso sobre esto? Nunca cierro los ojos cuando beso a alguna chica.
Miro a Emily que se quedó petrificada por lo que estaba viendo, hasta que llego una chica, que supongo que es su mejor amiga y se la llevo.
-¡¿Qué diablos te pasa?!.-dije mientras la empujaba.
-Pero cariño ¿no somos pareja?
Lo repito ¡¿Por qué tuve relaciones con alguien como ella?!
-Taylor, solo pasamos una noche juntos. ¡No hay un "nosotros"!
-La mejor noche de mi vida.-respondió mientras me daba un corto beso en la mejilla.-Adiós mi amor.
Apoye mi cabeza contra el casillero ¿Cómo demonios voy a hablarle a Emily después de esto? ¡Taylor maldigo el día que apareciste en mi vida!
Me doy vuelta y me encuentro con mis amigos riéndose a carcajadas.
-¡Creo que perdiste tu encanto!.-dijo Sam mientras se limpiaba las lágrimas debido a la risa.
-¡Debiste ver tu cara!-dijo Max mientras se reía mas fuerte.
-Tranquilas sucias.-dije mientras me reincorporaba.-Aún tengo unos cuantos trucos bajo la manga.
-Te quedan veintinueve días.-comenzó a decir Sam.-el tiempo esta corriendo.
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Desequilibrio
Teen FictionRobert McKinnon era un chico bastante alto, de 1,75 aproximadamente. Tenía el cabello color negro, con unos hermosísimos ojos color miel,rasgos bien definidos. Tenía una personalidad fuerte y frío, o al menos era así con las personas que no conocía...