CAPITULO 35: DORMIDA ENTRE MARGARITAS.

163 14 9
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

SOFY

Miércoles 6 de julio del 2005.

"Traté de tapar mi bolso con mi mano, quería que todo fuera muy convincente".

Rosa me había invitado a su típico miércoles de costillas de cerdo, el día en que mis hermanas cocinaban y servían a las cuidadoras y a 2 empleados del servicio social de Santiman, pero ese miércoles ninguna de mis chicas nos acompañó.

Estaba sentada en el lado izquierdo de una larga mesa de madera de roble, llevaba puesto un vestido con estampado floral y peiné mi cabello en un apretado moño.

―Gracias por asistir. Dijo Rosa mientras le daba un sorbo a su copa de vino.

Era un día nublado, frío y desolador, y para calentar un poco el ambiente Cetrina había colocado 10 velas blancas en el centro de la mesa, de ellas rodaba cera blanquecina y caía sobre platos de barro artesanales mientras el fuego chisporroteaba.

―Cetrina prepara el mejor pastel de chocolate de todo el país, bueno Sofy tampoco se queda atrás. Dijo rosa con una sonrisa llena de hipocresía.

Sonreí con timidez.

Al otro lado de la mesa se erguían con altanería Paty Sánchez y Fausto Guevara. Patty reía mostrando sus blancos dientes que resaltaban de su moreno y regordete rostro, mientras Fausto de vez en cuando fijaba sus ojos verdes y su rostro tosco en mis senos, era un tipo asqueroso, todas las chicas del pueblo se asqueaban solo de verlo, era tal vez la persona más vulgar que conocí en toda mi vida.

―Son deliciosas. Dijo Paty probando las costillas cocinadas por Cetrina. La barbacoa le manchaba sus labios pintados de un color rojo intenso, del rojo que dejan los lápices labiales que cuestan una moneda en el mercado del pueblo.

Paty y Fausto eran los aliados más grandes que Rosa tenía, ellos se encargaban de ocultar y difuminar los rumores sobre los abusos en Santa Elena, ellos sabían lo que pasaba ahí, lo sabían muy bien.

Cetrina se sentó a mi lado, tomó algunas costillas de cerdo y comenzó a comer mientras me sonreía y me observaba con el rabillo de su ojo izquierdo, examinando cada movimiento que yo daba, evaluando mi forma de tomar la copa y los cubiertos.

―Gracias Sofy por acompañarnos, ya sabes que los miércoles son muy solitarios, ya que es el día de descanso de los guardias de Santa Elena, tenerte aquí me hace sentir más segura después de todo lo que ha pasado. Rosa me tomó de la mano y sonrió.

Sonreí también.

Rosa era de las personas que les encantaba tener a sus amigos cerca y a sus enemigos mucho más; invitarme a ese banquete fue una muestra de su poder, quería restregarme en la cara quien mandaba ahí.

HIJAS DEL ORFANATO (¡COMPLETA!) ©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora