SAVANNAH.
Jueves 2 de junio del 2005.
"Abre el corazón y deja que los demonios salgan".
El terror se había convertido en algo sólido, algo que nos encadenaba al suelo y nos evitaba correr, algo que nos mojaba como un balde de agua fría que erizaba nuestras espinas dorsales.
Priscilla lloraba en el suelo lleno de hojas mientras la sangre corría por su cuello y la niebla espesa la rodeaba como su fuera un río de leche. Las manos color negro azabache de alguna criatura del infierno habían salido de la oscuridad y con sus largas y sucias garras la habían tomado del cabello.
―Todo está bien. La consolaba Joaquín tomándola entre sus brazos.
Esas pobres chicas del orfanato sí que eran rudas, no parecían temerle a nada; sin embargo, esos terroríficos eventos las hicieron temblar.
― ¡Tenemos que irnos! ― gritó Agatha mientras su mirada deba un giro de 180 grados.
Yo estaba aterrada, no me había movido de mi lugar y no había dicho ninguna palabra, le temía a todo lo que me rodeaba.
Emilia recuperó la compostura, dejó a Priscilla por un lado con un paño rojo para que se secara la sangre y se concentró en el fuego ardiente de la fogata.
―Mataste a Sonia. Me susurró la voz de una niña en mi cabeza.
Tragué saliva y me quedé inmóvil, pronto miles de malos recuerdos me azotaron como látigos de cuero y acero.
― ¡Asesina! ¡asesina! ¡maldita asesina! ¡asesina loca! ¡depravada! ― resonaba la voz de la madre de Sonia en mi cabeza.
Los últimos meses después del incidente me destrozaron la vida, todos me tachaban de asesina y loca. Los medios me difamaron a mí y a mi familia hasta la saciedad, en las entrevistas y conferencias de prensa me lincharon socialmente, incluso después de que me declararon inocente mucha gente seguía con las campañas de odio en mi contra, las rocas y las cartas con amenazas seguían llegando a mi puerta, no paraban.
Tantas voces gritándome insultos que marcaron profundamente mi alma casi me hicieron caer, llegué a un punto donde ya no quería vivir, me dolía seguir aquí; sin embargo, mi orgullo me abofeteó, yo era Savannah Rojas, tal vez no era mejor que todas esas personas, pero sí era inocente.
―Aléjate de ella Tamara. Dijo Emilia viendo en mi dirección y como por arte de magia, la voz de la niña y los malos recuerdos se esfumaron.
El viento comenzó a correr con fuerza, los pinos silbaban conjuros que solo pocos podían entender y la niebla seguía brotando, no creí sobrevivir como la primera vez.
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HIJAS DEL ORFANATO (¡COMPLETA!) ©.
HororEl hogar Santa Elena para niñas huérfanas no es lo que dice ser. Torturas, ultrajes y experiencias paranormales son el pan de cada día en ese horroroso lugar. Cuando él velador del orfanato viola a una de las huérfanas, la ira de todas ellas se des...