Capítulo 8

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Éomer, hijo de Éomund, miró al enano.

"Si no lo recuerdo mal te llamabas Gimli, ¿verdad?"

Gimli le devolvió la mirada.

"El mismo."

Los dos se observaron un poco más hasta que Éomer se giró hacia Aragorn. Entonces se estrecharon las manos.

"Volvemos a encontrarnos... Trancos. ¿Es ese tu verdadero nombre? Es un poco... extraño."

El montaraz sonrió. Le empezaba a caer bien el sobrino del rey Théoden.

"Tengo muchos nombres, Éomer. En realidad..."

"En realidad, su verdadero nombre es Aragorn, hijo de Arathorn –interrumpió Gandalf, de repente, al entrar al gran salón de Méduseld-. El único heredero al trono de Gondor."

Éomer abrió los ojos como platos y miró al sucio montaraz con incredulidad.

"¿Eres el heredero perdido de Gondor? Pero... ¡si estás hecho un desastre!"

Aragorn puso los ojos en blanco y Gimli se echó a reír a todo pulmón.

"¡No tenía precisamente tiempo de sobra como para preocuparme por mi apariencia mientras nos perseguían los orcos!" –gruñó Aragorn mientras con una mano intentaba arreglarse el pelo sudoroso y con la otra trataba de quitarle las arrugas a la sucia túnica que llevaba.

Gimli se rio aún más fuerte.

"No te molestes, Aragorn. Es inútil. Sigues pareciendo comida para orcos."

Aragorn le lanzó una mirada asesina y Gandalf sacudió la cabeza, divertido.

"¿Acaban de liberarte, Éomer?"

El Mariscal de los Jinetes de Rohan asintió.

"Vine nada más salir. Pensaba que el rey querría verme de inmediato."

Al ver la confusión en el rostro de Éomer, Gandalf le explicó todo lo que había ocurrido desde que los cuatro compañeros habían llegado a Méduseld. Éomer se alegró al saber que su tío había sido liberado del hechizo de Saruman, pero se puso furioso al enterarse de lo que Grima había intentado hacerle a Éowyn. Al menos, Legolas había llegado a tiempo para detenerlo.

"¡Ese maldito con cara de serpiente! ¡¿Dónde está?! –gritó Éomer, desenvainando su espada-. ¡Tráiganlo! ¡¡¿DÓNDE ESTÁ?!!"

"Hama y algunos de tus hombres lo expulsaron de Rohan" –dijo Aragorn, sujetándole el hombro.

"¿Solo lo expulsaron? ¡¡¿Por qué no dejaron que el elfo lo matara?!!"

"¿Éomer?" –dijo una suave voz femenina.

Éomer se dio la vuelta al instante y se le iluminó la cara.

"¡Éowyn! –se acercó a su hermana corriendo y la abrazó con fuerza. Entonces, se separó de ella y observó su rostro pálido-. ¿Estás bien?"

Éowyn asintió.

"Sí, hermano. Estoy bien."

"¿Estás segura?"

"Lo estoy. Se lo debo al elfo. Apareció de la nada y... oh, Éomer. Si no hubiera estado allí..."

Éomer volvió a abrazarla.

"Lo sé, pequeña, lo sé. Me alegro mucho de que estés bien."

Los dos se quedaron abrazados un poco más de tiempo, mirándose en silencio. Era bueno saber que Éowyn no sufría demasiado por lo que había ocurrido. Obviamente seguía afectada, pero como dama de Rohan, tenía un corazón fuerte. Era la sobrina del rey, y su sangre noble exigía que así lo fuera.

Alma TorturadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora