Leticia
SEIS MESES DESPUÉS
—¿Leticia?
Levanté la mirada de la libreta en mis manos hacia la camarera principal, Olivia, y ella me destelló una pequeña sonrisa. —¿Hay algún problema?
—Te buscan en la entrada, yo me encargo aquí atrás —me dijo con una mirada que me decía que no podía discutir.
—Umm, de acuerdo, gracias Liv. —murmuré, entregándole las notas de las órdenes para que pudiera corroborar los platos.
Mi negocio había tenido ya cuatro exitosos meses en el mercado, y por fortuna, iba a dejar mis deudas atrás en poco tiempo. Lo que era un alivio. Puesto que no quería más dramas en la familia. Ya había pasado un año desde que el último drama había sacudido a los Briggs, un año desde que Aspen había sido atacada en el hospital, así como Eric y el resto de nuestros amigos. Era bueno, el tiempo había ayudado a sanar las heridas. También me había ayudado a progresar, así como a mi gemela, que le iba muy también en su trabajo como asistente de Chad, aunque algo me decía que era mucho más que sólo una asistente. Yo sabía que estaba escalando su camino hacia un puesto mayor.
Mis manos se retorcieron con el pequeño delantal que tenía puesto, mi cabeza corriendo a mil por hora imaginando que Joy o alguno de sus matones estaban aquí para cobrar, en mi negocio, en una noche tan concurrida. Mis pasos se ralentizaron mientras me acercaba, el temor consumiéndome, ¿qué haría para defenderme? ¿Que haría si ellos estaban aquí para hacer maldades?
El timbre en el pequeño escritorio de la recepción sonó, una y otra vez y una risita se oía como fondo.
—Disculpa, Leti, estos desconocidos quieren entrar aquí pero no tienen reservación. —dijo Grace, la recepcionista y una sonrisa se expandió en mi rostro al mismo ritmo en que la calma me recorría.
—¿Reservación? ¿Quién necesita esa basura? —Se burló mi hermano, destellando una sonrisa hacia mí y me lancé hacia él para saludarlo, junto con la bebé en sus brazos.
—¡Eric! ¡Aspen! No los esperaba esta noche. —dije, moviéndome hacia el escritorio donde Cameron seguía sonando el timbre—. Hola, pequeña diablita.
—¡Tia Leti! —dijo ella, extendiendo sus manos hacia mí antes de frotar su barriga—. Tengo hambe, tía Leti.
—Lo sé cielo, la tía se encargará de alimentarte. —dije, besando su pequeña cabecita. Cinco meses más y esta pequeña ya tendría tres años, y la pequeña Danielle acaba de cumplir su primer año de edad. Amaba a mis sobrinas, muchísimo.—. ¿Cómo estás angelito?
—Dia... —balbuceó Danielle, extendiendo sus manos hacia mí desde los brazos de Eric. La tomé para abrazarla con fuerza, ella me respondió de igual manera—. Hambe...
—¿Acaso no le das de comer a estas niñas, Aspen? —bromeé con mi cuñada, haciéndola reir brillantemente. Había que admitir que Aspen, desde toda la "situación" que habían vivido, se veía más radiante, más despreocupada. Ella no tenía que preocuparse por nada, incluso con dos hijas y todo lo que sufrió, se veía maravillosa. Creo que mi hermano pensaba lo mismo, porque la tomó por la cintura y la jaló contra él.
—Bueno, me da de comer muy bien a mí. —balbuceó Eric contra el cuello de Aspen y mi cuñada lo apartó avergonzada.
—¡Basta, Briggs! No frente a las niñas... —rió Aspen, apartándose para levantar a Cameron en sus brazos—. ¿Supongo que tienes una mesa reservada para la familia?
—Por supuesto que sí, vengan conmigo, los voy a ubicar. —les dije, volteando sobre mis talones para regresar al salón. Los tacones de Aspen me siguieron, junto con las resonantes botas de Eric.
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Abrázame y sosténme fuerte (Sonríe y dí que me amas #3)
Romance+TERCERA PARTE DE SONRÍE Y DÍ QUE ME AMAS+ Dos hermanas. Un terrible accidente. Y un lazo inquebrantable. Leticia Briggs finalmente está lista para abrir su propio negocio. Han sido años de esfuerzo, pero gracias a una pequeña ayudita de su familia...