16.

1.3K 80 5
                                    

Caminaba por la universidad, observando cada detalle de ésta. Era linda, había murales de muchos colores y con significado en varias paredes, además de ser espaciosa y tener una gran variedad de árboles, que era lo que más me gustaba.

Me llamaba el Decano de la facultad y yo ya sabía por qué.

Al término de mi primer año, solicité una beca para transferirme a la facultad en Inglaterra. Era mi sueño desde pequeña, estar en Londres y poder apreciar todos sus alrededores era lo que ansiaba de un viaje.

Ahora sabría la respuesta y no sabía cómo sentirme al respecto. Mi decisión lo sabía Evan y Riley, quienes me ayudaron a juntar todo el papeleo que necesitaba en esa fecha, me apoyaron y lo siguen haciendo, pero ahora algo cambió; Nate.

¿Lo dejaría aquí? Eso sonó como si fuera mi perro.

Blanqueé mis ojos.

Extrañaría demasiado este lugar si la respuesta fuese afirmativa.

Llegué a mi destino; un montón de oficinas con colores formales y fríos. Entré pensando positivamente, pero en realidad no sabía si seguía siendo lo que quería.

El Decano me conocía por mis notas y por mi buena disposición a cualquier actividad de la universidad, sabía mi nombre y mi historia. Es increíble cómo se llegan a conocer personas en este lugar.

-Tome asiento, Holly-indicó y mi corazón comenzó a correr.

De mi boca no salía ni una palabra, quedé en blanco. Mis manos podían demostrar el nerviosismo que poseía, mi rostro debe estar pálido y con una mueca de incomodidad.

-Puedes estar tranquila, respira-exclamó- Sé que es difícil el momento, los nervios están a flor de piel y comienzas a pensar en tus aspiraciones y sueños-suspiró.

Eso no me tranquilizaba para nada.

-Holly, eres una estudiante de segundo año. Recién estás comenzando tu carrera, eres joven y capaz, te queda mucho camino por delante-sonrió con cariño-Se nota que eres una persona de esfuerzo, humilde e inteligente y sabrás como seguir adelante.

Lo sabía, podía notar lo que seguía. Mis ojos no pudieron evitar la capa de agua que los cubría.

-Puedes volver a optar más adelante-musitó y mi mente se desconectó.

El esfuerzo y el sacrificio no fueron suficientes. Las lágrimas venían con rapidez pero no las dejé caer, no quería verme débil por algo académico. Era difícil ver que no me aceptaron, era complicado de creer.

Pero está bien.

-Aun te quedan años de carrera. El intercambio puede ser más adelante.

Asentí.

-¿Eso es todo?-pregunté.

Volvió a acomodarse en una silla, recargándose en el respaldo y me observo con pesar para después asentir y me fui.

Mi cerebro no fue capaz y dolía. Pero no me rendiría, por los sueños y mis aspiraciones no lo haría. Estudiar en Seattle estaba más que bien, pero estudiar en Londres era algo que soñé y quería lograrlo.

Caminé rumbo al almuerzo, tratando de cambiar el rostro que tenía en esos momentos para que mis amigos no lo notaran en seguida.

No funcionó.

Al momento en que entré a la cafetería y miré a la mesa donde usualmente almorzamos, Riley me notó. Uno no puede esconderle los sentimientos del momento a la mejor amiga.

Nathan.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora