ZOLLIED

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Aquel hombre de aspecto descuidado corría por las calles de la ciudad, sostenía su brazo contra su pecho ocultando celosamente una herida de bala. Corrió hasta llegar a una plaza donde había varias personas aún, el frío no era un problema, pero la oscuridad entorpecía sus movimientos. Seis hombres le cerraron el paso y lo acorralado  junto a una escultura de marmol, sacaron sus armas y le apuntaron amenazantes al hombre aquel. El dolor de aquella herida era insoportable, ardía como un infierno pero si no se defendía podría quedar más herido. Haciendo un par de ademanes con las manos comenzó a sentir ese cosquilleo que lo trajo a ese aprieto y es que es muy raro encontrar a una persona que use la magia tan libremente como el. Comenzó a recitar palabras en una lengua extraña mientras sus adversarios eran desarmados sin hacerles ni un daño extra. Cuando los vio distraídos continuó su escape por las oscura callejuelas del lugar.
En una esquina ya lo estaba esperando su pequeña hija. Su vestido blanco y su paleta en mano la hacían ver tan angelical, ella era su todo. La pequeña vio aquella herida y pronto le atendió para curarla. Valla sorpresa se llevó el padre al descubrir que la pequeña podía hacer magia. Qué bendición y que maldición, ahora juntos tendrán que escapar de la sociedad, de la gente ignorante y buscar un lugar donde estar a salvó los dos.
Aquel hombre de aspecto descuidado corría por las calles de la ciudad, corría de la mano de una pequeña, su hija y la lleva a ocultar.

Idolatrias NocturnasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora