5 Mi regalo de cumpleaños

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- ¡Anda Alex, perderemos el Autobús!

 Mi madre me estaba apurando desde la puerta, yo aún estaba poniéndome la chaqueta porque hacia un frio que me calaba en los huesos y hacia que me dolieran los cartílagos de mis orejas

 - ¡Ahora Bajo, espera un poco! –Tome mi maleta y baje las escaleras-.

 Teníamos que apresurarnos para llegar a la central de autobuses que quedaba al sur de Whiteheaven, el autobús salía a las 11:10am y ya faltaban solo 20 minutos.

 Pasamos por enfrente de la casa del Mayor y me quede contemplando su casa por un instante.

 - ¿Qué es lo que miras Alex? Vámonos que no llegaremos a tiempo-.

 - Claro mamá, lo siento.

 Llegamos a la central de autobuses y después de esperar un par de horas, abordamos el autobús, al estar montado en él, me invadía una mescla de emoción e intriga porque en para en la noche estaría en Liverpool, la verdad se me hacía eterno el camino, Wendy me había dicho que eran muchas horas, pero en fin, el autobús arrancó y abandonamos Whiteheaven en tan solo algunos minutos, yo solo miraba a la ventana y empecé a ver las modestas carreteras por las que nos dirigíamos, también veía pasar pueblos y ranchos, entonces empecé a sentir sueño y me quedé dormido al poco rato.

 - Alex, Alex despierta, ya llegamos hijo 

Abrí los ojos y me apresure a bajar del autobús, ella fue detrás de mí, recogimos nuestras maletas y avanzamos entre los pasillos fríos de las enormes instalaciones de una de las centrales de autobuses más grandes de Liverpool, me quede sorprendido, era un mundo totalmente diferente al que yo había estado acostumbrado en Whiteheaven y apenas empezaba a comprender lo que Wendy  trataba de explicarme  todas esas veces que hablamos, pero no fue hasta cuando llegue a la salida de la central que me impacte al estar parado en medio de aquella hermosa ciudad, cientos de luces alumbrando toda la calle, una ligera capa de nieve cubriendo la acera en donde estábamos parados mi madre y yo, voltee hacia arriba y había rascacielos por todos lados, algunos muy oscuros, otros parecían pinitos de navidad, aunque en realidad eran departamentos con algunos focos perdidos pero el toque navideño con tantos arreglos lo hacían todo más interesante pues ya era diciembre, cruzamos la calle hasta llegar a la avenida principal por donde pasaban muchos autos, algunos sonando el claxon y otros con música, algunos otros a toda velocidad y también abarrotado de taxis, había anuncios panorámicos alumbrados de restaurantes y bares, y en diversas esquinas se encontraban hombres vestidos de papa Noel color rojo con barbas largas y plateadas que sostenían en su mano una campanita y la agitaban gritando feliz navidad, así era Liverpool, con mucha gente por todos lados, voltee con mi madre y le dirigí una sonrisa y ella me respondió con el mismo gesto.

- Vamos Alex hay que ver en donde nos hospedaremos esta noche.

Echamos a andar por la acera, hasta llegar a una calle llamada Lord Nelson st en donde mi madre hayo un hotel cómodo para hospedarnos.

 - Creo que es hora de descansar Alex –me dijo mi madre mientras entrabamos a la habitación- mañana será un día largo, te llevare a varios lugares y sé que te gustara.

Por lo que vi, mi madre estaba muy cansada pero feliz por cumplirme mis caprichos, se acostó en la cama y  cayo dormida profundamente, ya era hora de que tomara unas vacaciones aunque solo fueran dos días, yo había dormido todo el camino y no tenía ni una pisca de sueño entonces me acerqué a la ventana y me quede contemplando la ciudad un poco más, quería vivir aquí, o al menos tenía que visitar la ciudad más seguido.

Mire el reloj y marcaba las 12:07 am y caí en cuenta de que ya era mi cumpleaños, entonces me metí en la cama, tenía que dormir mañana aunque fuera un poco.

Al otro día fue mi mejor cumpleaños, conocí gran parte de la ciudad y pensaba en lo bueno que sería vivir ahí, pero nunca me imaginé la sorpresa que me llevaría esa misma noche, después de cenar en un restaurant que estaba cerca del muelle, emprendimos la caminata hacia el hotel, ya era hora de partir, el autobús saldría en unas horas, en el camino recuerdo que pasamos por una calle que estaba abarrotada de personas, bares y tiendas por doquier, entonces me llamó la atención una aglomeración de gente en la acera, estaban al pie de un enorme rascacielos, cuando nos acercamos un poco más, logramos ver una lujosa entrada con puertas de cristal, una gran alfombra roja y muchas personas muy elegantes entrando y saliendo de aquel edificio, en medio de aquel escenario se encontraba un gran letrero.

“El próximo Viernes se inaugurará la Roberts Tower, el centro de negocios internacionales más importante de Norte América, el magnate Arthur Roberts dueño de la Roberts Corporation dará un discurso en dicha fecha”

La foto de un hombre aparecía en aquel anuncio y se me hacía muy familiar, era muy parecido al hombre que describía mi madre como Arthur Roberts, nos quedamos los dos atónitos viendo aquel retrato.

-¿Es él?

-Vamos Alex, ¡apresúrate o no llegaremos a tiempo!

- ¡Mamá!, ¡mi padre estará aquí el próximo viernes!

- No es momento de pensar en eso Alex, ¡Vámonos he dicho!

Solo sentí como me tomo del brazo, me saco de aquella multitud y seguimos camino al hotel, al llegar inmediatamente tomamos las maletas y partimos para la central sin decir una sola palabra. Era un poco confuso, ¿Seria el mi padre en realidad?, El estaría en ese edificio el próximo viernes y yo seguramente estaría pateando caracoles en la costa de Whiteheaven. Ni siquiera note lo que tardamos en llegar a casa.

Ya era de madrugada cuando entramos por la puerta y mi abuela ya nos estaba esperando en la sala, nos dirigió una mirada por encima de sus anteojos y una ligera sonrisa, pareciera que ya sabía todo lo que había pasado, siempre tan sabia la abuela solo se limitó a decirme unas palabras.

- Anda sube Alex, creo que alguien te trajo un regalo de cumpleaños, ¡muchas felicidades!

Al escuchar esas palabras me quede un poco sorprendido, ¿Quién me enviaría un regalo que no fuera mi madre? ¿Acaso Wendy?, mi mama también se sorprendió un poco, lo sospeche por la mirada que le dirigió mi abuela pero ella también le devolvió una mirada de complicidad y eso me dio mucha más intriga, así que decidí subir a mí a habitación a toda velocidad para ver ese regalo.

Abrí la puerta y ahí estaba, era una caja de color café, abarcaba una gran parte de mi cama, sin ningún moño o envoltura, solo traía una tarjeta colgada con letra escrita a mano.

Alex, este es tu regalo de cumpleaños, sé que te gustara.

Te saluda tu amigo Arthur Roberts.

Y sin más ni más, ahí me quedé atónito, sentí un vuelco en el estómago, mi padre estaba cerca y no tenia idea si eso era bueno o malo.

 Sin dudarlo ni un segundo más, abrí la caja de un solo golpe y la luz se reflejó en mi rostro.

Era una guitarra Less Paul Gybson color roja, puse mis manos sobre mi cabeza, no lo podría creer, definitivamente no dormiría esta noche.

Alex Roberts el Guitarrista mas Grande de Todos los TiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora