Capítulo 5

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Continuamos... ¿qué le esperará a Alec en Edimburgo?


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Redoblemos el trabajo y el afán;

arderá el fuego y hervirá el caldero – William Shakespeare






A primera hora de la mañana siguiente, Magnus y Alec se encontraban en el jardín del Instituto de Nueva York. Magnus había insistido en ser él quien abriera el portal a Edimburgo para Alec, deseando pasar hasta el último segundo que tendrían juntos durante varias semanas. Alec había tenido razón al suponer que negocios importantes mantendrían a Magnus en Nueva York durante el futuro próximo. Magnus no estaba muy contento, sabía que Alec debía ir a donde la Clave lo envíe, pero a Magnus no le gustaba.

-"Siento no tener mejor información que darte, cariño"- suspiró Magnus algo preocupado- "Edimburgo ha tenido mala reputación entre los subterráneos durante siglos, así que siempre evité el lugar, por favor prométeme que tendrás cuidado y estarás en contacto. Te amo, sayang"- Magnus jaló a Alec en un apretado abrazo como si nunca quisiera dejarlo ir, y sinceramente así era como se sentía. No quería que Alec se fuera, especialmente solo, sin él.

Sintiendo el estado de ánimo de Magnus, Alec susurró- "Todo estará bien Magnus, tendré cuidado, lo prometo, nada me va a impedir que vuelva a casa"- rozó los labios de Magnus con un ligero beso y empezó a alejarse, pero el agarre de Magnus se tensó y atrapó los labios de Alec en un beso más profundo y apasionado. Sólo entonces dejó, a regañadientes, que Alec se alejara.

Los dedos de Alec rozaron con ternura la mejilla de Magnus- "También te amo, amor"- dijo con suavidad y luego entró en la brillante luz azul del portal y desapareció de la vista de Magnus.

El portal lo llevó a una tranquila calle lateral de la antigua ciudad de Edimburgo. Detrás de él se alzaba una imponente iglesia antigua de piedra; no era una catedral, pero aun así era importante e impresionante. La enorme piedra color beige se había deteriorado en algunos lugares hasta tener un gris tan oscuro como el carbón. Tres grandes ventanales perforaban la fachada rematada por elaborados grabados que resaltaban sus arcos góticos puntiagudos. Casi no había más terreno alrededor de la masiva iglesia. Se asentaba a ras de la acera con sólo una barandilla de hierro forjado, negra y ornamentada, coronada por puntas como lanzas, la separaba de la calle.

Alec subió rápidamente los escalones hasta las grandes puertas de roble y tocó la campana para entrar. Al cabo de unos minutos, la puerta fue abierta por un hombre alto y de mediana edad, con cabello rubio oscuro que empezaba a ponerse gris y los ojos azul claro más fríos que haya visto. Alec se presentó y le entregó al hombre sus órdenes por parte de la Cónsul Penhallow. El hombre revisó los documentos con detalle, casi como si esperara que fuera un error, luego finalmente miró a Alec y dijo- "Sígueme"

Alec siguió a su desconocida escolta fuera del santuario principal por un largo y sinuoso pasillo hasta llegar a varias oficinas. No era raro que los Institutos de los Cazadores de Sombras estuvieran alojados en antiguas iglesias, pero Alec no parecía ser capaz de sacudirse la opresiva y casi siniestra atmósfera de ésta; y ciertamente no ayudaba tener una guía severa y taciturna.

Después de un breve golpe en una de las puertas de la oficina, entraron a una pequeña habitación dominada por un gran escritorio detrás del cual se encontraba una mujer de aspecto más severo. Se levantó de su silla para saludar a Alec y vio que ella era bastante alta, con ojos grises que parecían mirar a través de él. Su cara era muy atractiva y Alec tenía la sensación de que le recordaba a alguien, aunque no estaba seguro a quién.

-"Alexander Lightwood, te hemos estado esperando. Soy Maeve Cameron, y el caballero que te escoltó es mi segundo al mando, Fergus Argyll"

El hombre en cuestión le dirigió a Alec una breve inclinación de cabeza, pero siguió fulminándolo con la mirada, como si fuera más un demonio menor que un compañero cazador. Alec suponía que no podía culparlo en realidad; no era fácil que un desconocido viniera a investigar tu Instituto. Probablemente no se sentiría diferente si fuera Nueva York. Su atención se dirigió a Maeve mientras le indicaba que se sentara y continuaba con su saludo.

-"Señor Lightwood..."- empezó ella.

-"Por favor, llámame Alec"- la interrumpió el joven cazador, sintiéndose incómodo con la formalidad; para Alec el 'Sr Lightwood' seguía siendo su padre.

Una pequeña sonrisa apareció en los labios de Maeve, pero no llegó a sus ojos- "Muy bien Alec, hemos preparado un cuarto de invitados para ti, Fergus te llevará allí cuando hayas terminado aquí. Supongo que primero deberíamos revisar este desafortunado asunto"

'Desafortunado asunto', decir que Alec se sorprendió por la descripción del vicioso ataque a Adele y su pareja era ponerlo suavemente. Recordó vívidamente el terrible relato que había oído con Magnus la noche anterior. La reseña de Maeve en la primera investigación era prosaica y no ofrecía nuevas perspectivas que se añadieran a los sentimientos de frustración y consternación de Alec. La actitud parecía ser que, invertir tiempo investigando crímenes contra los Subterráneos, era un mal uso de valiosos recursos de los Cazadores de Sombras. Alec se movió incómodo en su silla y luego dijo- "Me gustaría ver el lugar donde ocurrió el asalto"

Fergus Argyll, a quien Alec había olvidado que seguía detrás de él, soltó un bajo gruñido enojado, pero antes de que pudiera decir algo, Maeve intervino- "Por supuesto, Fergus puede llevarte a primera hora de mañana. Haremos todo lo que podamos, con nuestros limitados recursos, para ayudarte; pero debes estar cansado, toma algo de tiempo acostumbrarse a la diferencia horaria, Fergus te mostrará una de las habitaciones"- al decir esto, Maeve miró directamente a Fergus y Alec tuvo la sensación de que había toda una comunicación bien entendida y silenciosa entre los dos.

Alec le dio las gracias mientras se levantaba para seguir a Argyll. Justo cuando estaba a punto de entrar en el vestíbulo, Maeve lo llamó- "Cuando te hayas instalado, vuelve a la oficina y te daré un recorrido por el Instituto"







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La hora de las brujas - The Witching HourDonde viven las historias. Descúbrelo ahora