Capítulo 9

869 129 78
                                    


¡Hola! Una vez más gracias por sus comentarios, me alegra mucho que les esté gustando. Soofthi_ti, Malec-inmortal-21, RebeFernandez5, EugeniaJimenez, ElizabethHernande381, daaosorio, ElizabethKruspe3, SungBambu, VanicityLightwood, Magnificent_Dreamer, Reader03010, ErikaAnrique, MaryPlaza8, IvonneMaigre, GladysElizabethGrego, viviana2384, montirroch, CarolinaMedina503, saritajaramillo2004


Muchas gracias también por sus votos y seguir leyendo


Las cosas en Edimburgo se han puesto interesantes...




***********************************************************************************************






Magnus estaba sentado en la mesa de la cocina en su piso de Brooklyn, bebiendo una taza de latte mocha y con dolor de cabeza. Era temprano por la mañana, no la hora habitual para que el Gran Brujo estuviera de pie. Pero tenía problemas para dormir desde la partida de Alec, suponía que era por perder la comodidad de acurrucarse con su magnífico novio. El asunto que lo retenía en Nueva York, una negociación entre vampiros y hombres lobo, iba tan bien como se podía esperar. En las reuniones no se había producido ningún derramamiento de sangre, las dos partes mantenían las hostilidades a lanzar insultos y alzar las voces. El resultado neto, sin embargo, de su dificultad para dormir y el estrés de ser intermediario en un acuerdo entre grupos enemigos era un malhumorado Gran Brujo.

Dejando escapar un suspiro, Magnus bebió su café y volvió a leer el último mensaje de fuego de Alec. No podía evitar desear que Alec terminara pronto su investigación o que él estuviera libre para alcanzarlo en Edimburgo. Nada en el mensaje indicaba problemas inmediatos; de hecho, había dicho que estaba bien y lo único extraño hasta ahora parecía ser la falta de una presencia obvia del Submundo en Edimburgo. Magnus tendría que ponerse al día con algunos brujos que conocía y ver si podía encontrar un contacto para Alec. La situación sin duda era extraña, pero no parecía particularmente peligrosa. Sin embargo, Magnus todavía podía sentir la inquietud que lo había asediado desde su partida.

Las reflexiones de Magnus fueron interrumpidas por el agudo sonido del timbre. Era demasiado temprano para ser un cliente, así que con cierta irritación y un poco de curiosidad, contestó- "¿Quién se atreve a molestar al Gran Brujo?"

-"Magnus, soy Jace, realmente necesito verte"

Sorprendido Magnus abrió la puerta y luego esperó en lo alto de las escaleras a que Jace e Izzy subieran hasta su piso. Los condujo a uno de los grandes sillones y apareció un par de humeantes tazas de café sobre la mesita frente a ellos.

-"Entonces, ¿qué los trae por aquí a esta hora del día?"

-"Alec me envió un mensaje de fuego"- dijo Jace, como si eso lo explicara todo.

Magnus arqueó la ceja y esperó a que Jace elaborara- ""Me pidió que revisara si el Inquisidor Ezra Highsmith estaba relacionado con la líder del Instituto de Edimburgo, Maeve Cameron"

-"Y..."- preguntó Magnus, no muy seguro de cuál podría ser la importancia de eso.

-"Es su hermana"- respondió Jace.

-"No es sólo eso, Magnus"- interrumpió Izzy rodando los ojos- "Ezra Highsmith tenía dos hermanas, Maeve y Annamarie. Nuestro padre tuvo un romance con Annamarie antes de que Max naciera. El inquisidor y su hermana podrían tener buenas razones para odiar a nuestra familia"

La hora de las brujas - The Witching HourDonde viven las historias. Descúbrelo ahora