Me sentí culpable el haber dejado a mi madre en la casa sola.
Pero no había manera de llevarla conmigo.
Volví a revisar las casas y los autos de mi calle para asegurarme de no estar sola, pero no encontré señales de vida, de nadie ni de una persona.
Antes de salir de mi casa metí en una mochila una chamarra, mi celular y una botella de agua.
No había luz así que tenía que conformarme con la batería que tenía.
Ni siquiera me cambie de ropa, por qué ni siquiera me importaba eso, necesitaba encontrar a alguien.
Y solo había comido una manzana por qué nada se me antojaba, y solo quería que todo fuera como antes, pero algo me decía que ya nada iba a ser como antes.
No sé cuánto tiempo estuve buscando pero no había nadie, vivo.
Por un momento me paré y recordé el golpe que tenía en la cabeza, no lo había notado por qué mi cabeza estaba en otro lugar y aunque me doliera tocarlo decidí seguir buscando.
Comencé a tener hambre y termine entrando a un supermercado que si no me equivoco estaba a unas dos cuadras de mi casa.
El supermercado estaba desordenado, estaba hecho un caos, las lámparas estaban algunas tiradas y otras normales u otras apuntó de caerse, lo más extraño era el que algunas lámparas funcionaban, o bueno, un poco.
Camine entre los pasillos y comí el primer cereal que encontré.
Cuando termine de comer escuche unos pasos fuertes, escuche muchos pasos muy marcados que se escuchaban al mismo tiempo.
Y aquí estoy yo, corriendo entre los pasillos para encontrarlos, pero una fuerza mayor a la mia me jaló hacia uno de los estantes, era alguien, era un hecho, y me tapaba la boca con sus manos, me quedé inmóvil por unos segundos hasta que dijo;
No te muevas, no respires, no digas nada, por favor.
Asentí rápidamente, y entiendo que era un chico.
Los pasos que había escuchado anteriormente se fueron alejando igual que mi esperanza de que alguien me encontrara.
Pero seguí inmóvil durante unos minutos más, hasta que me soltó.
-Ya, se fueron.
Me bajé del estante, el cual no era tan alto, es más solo estaba a unos veinte centímetros del suelo.
Mire al chico, el cual estaba un poco pálido, y tenía la cara un poco asustada, y sus ojos, grises sin mostrar ninguna emoción.
-¿Quienes eran?
Fue lo único que se me ocurrió decirle.
-Personas asquerosas que buscaban a personas para comérselas
El chico, de cabello negro salto de el estante y se paró justo frente ami.
-¿Canibales?, espera, ¿Quién eres tú?.
Le dije confundida.
-Soy Lucas, y desperté hace cuatro días, ¿Y tú cuando despertaste?.
-Desperté hace dos, creo, soy Hope.
-Bien, hay que irnos de aquí, pronto regresarán.
Lucas agarro mi brazo para salir del supermercado.
-Espera.- le dije- No sé ni quién eres, no se mi por qué estás aquí.
-Estoy aquí por la misma razón por la que tú estás aquí, desperté y no encontré a nadie con vida, y ese grupo que se acaba de ir está buscando a personas con vida como nosotros para comérselos, así que tú decides ¿Cuando quieres morir?¿Ahora o luego?.
Me dijo fríamente, pero por la forma en que se vestía parecía tener una carácter fuerte y también un poco introvertido.
-Está bien, dime qué hay que hacer.
-Primero, tenemos que limpiar tu herida, esos hombres huelen la sangre, y estoy seguro que tú golpe fue la razón por la que ellos vinieron. Ayer los vi comerse a un hombre, tuve suerte al no haber sido encontrado.
Me jaló hacia otra parte del supermercado; farmacia.
Y yo estaba sentada en un pasillo lleno de pastillas para la gripe mientras que Lucas estaba parado buscando gasas.
-¿Sabes algo de lo qué pasó?.
El siguió buscando gasas y negó.
-La verdad, no lo sé, he estado estos días buscando y buscando, pero nada, y cuando vuelvo a revisar encuentro menos cuerpos.
-¿Menos cuerpos?¿Acaso revisaste las casas de la calle de los abetos?.
El levanto la cabeza mirando hacia el cielo para ayudarle a recordar.
Así que yo seguí.
-Una casa blanca con demasiadas flores, y al lado de la puerta, de lado derecho hay unas huellas de manos de colores.
-Realmente no me acuerdo.
-Es mi casa.
El, me escuchaba atento mientras se acomodaba en el piso junto con las cosas que había escogido.
Comenzó a destapar el agua oxigenada y vertió un poco en un algodón, lo colocó en mi herida y lo presionó un poco.
Solté un gemido de dolor, al poco rato lo quito y me puso una gasa para cubrirme.
-Ven, vámonos- me dijo antes de parase.
-¿Por que?.
-Ya te lo dije, ¿Quieres morir
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Invencibles.
Pertualangan¿Realmente no te has dado cuenta?Todo lo que vez no es real, es una farsa, tú eres una farsa,yo soy una farsa, todos somos una gran y terrible farsa, todos estamos en una gran mentira que necesitamos para vivir todos los días, no siempre, las farsas...