🐾[4]🐺

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El sol alumbró la cabaña y JungKook abrió los ojos con pereza. Una vez se acostumbró a la potente luz, se levantó de la cama y caminó hacia la ducha, la cual existía gracias a los lobos de la ciudad que en alguna ocasión les ofrecieron su ayuda.

El chorro de agua cayó por todo su cuerpo y se deslizó por sus negros cabellos.

De pronto el recuerdo de aquel precioso Omega invadió sus pensamientos e inconscientemente sonrió al recordar que lo vería esa noche. El sólo visualizarlo en su mente lo ponía de buen humor.

No sabía como un lobo al que apenas conocía, podía causarle tantas emociones juntas, jamás sintió nada igual ni parecido, se preguntaba porqué cuando estuvo cerca de él su corazón se aceleró de manera exagerada.

—¡Hijo! ¡A desayunar!— gritó su padre desde afuera tocando bruscamente la puerta.

El peli negro se colocó una toalla en la cintura y salió aún con los cabellos chorreando de agua.

Se vistió con una playera de tirantes negra y ajustada, unos pantalones de cuero que se pegaban a sus torneados muslos y unas botas estilo militar.

Caminó hacia una enorme cabaña que era el comedor, donde todos los lobos de la manada se reunían a las respectivas horas para compartir los alimentos.

Y al entrar dió un respingo pues un estruendoso sonido lo asustó. Todos le aplaudían y fue entonces que su vista viajó a todo el lugar notando los adornos de color blanco y las flores en todas partes.

—¿Qué pasa?—preguntó sintiendo un nudo en el estómago sin darlo a notar.

—Es tu fiesta de compromiso— dijo su padre con una enorme sonrisa.

Iseul apareció repentinamente con un vestido de flores azules, sus rizos rubios y su lindo rostro resplandeciente.

La Beta se lanzó a los brazos de su prometido y éste la recibió sólo por obligación, la chica le besó los labios pero Jeon rompió el beso casi de inmediato, aunque sin llegar a ser descortés.

Poco tiempo después tomaron asiento y la fiesta dió inicio. Todos se veían bastante felices, platicando y algunos más bailando al ritmo de las danzas de la aldea, sin embargo JungKook no podía dejar de mirar detalladamente a Iseul.

Era verdad que resultaba bonita, pero la nariz de aquel Omega era más fina y pequeña, sus mejillas más rellenas y sus ojos azules eran mucho más hermosos, además de aquellos jugosos labios rosados.

Y cuando se dió cuenta de lo que pasaba por su mente se sonrojó al instante y desvío su mirada... Estaba comparando a su prometida con un chico al cual acababa de conocer, pero lo que más le asustó fue que pensaba que él era diez veces más hermoso. No. Su belleza era simplemente incomparable, jamás creyó posible pensar eso respecto a un hombre.

Y más tarde, cuando la fiesta de compromiso terminó, Iseul arrastró a Jungkook hacia la orilla del bosque.

—Ahora no.— le dijo molesto al ver como la Beta se frotaba contra su cuerpo.

—Oh... Por favor JungKookie.— murmuró la chica besándole el cuello.

Y ahí estaba de nuevo Jungkook​ dejándose llevar.

Mientras tanto, JiMin permanecía sentado en la orilla del lago, ya era casi la una de la mañana y el Alfa no aparecía.

—Que estupidez.— murmuró para si mismo.

Todo el día se sintió emocionado por ese encuentro, de alguna manera estaba ansioso por ver al peli negro de la noche anterior sin saber exactamente porqué, pero toda esa emoción se fue a la basura cuando después de casi una hora éste no aparecía.

«Sólo un poco más» se dijo más de una vez, pero los minutos transcurrían y no había señales del Alfa.

Derrotado y un poco decepcionado, se levantó y sacudió su pantalón de mezclilla antes de empezar a caminar, abrazándose a sí mismo por el frío viento.

Caminó a paso lento, aún pensando que el Alfa lo encontraría, pero cuando llegó a los límites, miró hacia atrás y lo único que se escuchaba era el sonido de los árboles siendo movidos por el aire.

Bajó la mirada, no entendía del todo porqué un dolor se instalaba lentamente en su pecho.

Siguió su camino y justo antes de tomar su forma animal, sintió unos brazos rodearlo por la cintura mientras depositaban un beso en su nuca.

Los escalofríos le recorrieron todo el cuerpo, se quedó inmóvil... ¿A caso era él?

Amor prohibido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora