🐺[29]🐾

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Jungkook estaba sentado en el suelo acomodando las cobijas para dormir, cuando de pronto un débil golpeteo sonó en la puerta.

Gracias a la lluvia, su olfato no podía distinguir bien los aromas, por lo que no supo si en verdad habría alguien fuera o solo era el viento, aunque con ese aguacero le parecía ridículo que alguien estuviera rondando por ahí.

Aún así, se quedó mirando en esa dirección por unos segundos, pero no escuchó nada más, así que se encogió de hombros y siguió con lo que hacía, hasta que unos minutos después volvió a escuchar el débil golpeteo.

Extrañado, se levantó lentamente y caminó hacia la puerta para atender. Quizá era Seokjin, aunque al momento en que esta se abrió, sus ojos se abrieron también, más de lo normal.

Jimin estaba afuera, completamente empapado, con gotas de agua escurriendo por sus cabellos. Su nariz y mejillas estaban un poco sonrojadas por el frío. Sus ojitos se encontraban cristalizados con lágrimas escurriendo y mezclándose con las gotas de lluvia.

Jungkook notó como los labios le temblaban al igual que su pequeño cuerpo, y sus dientes chocaban débilmente.

Jungkook estaba tan sorprendido y desconcertado que se quedó estático solo mirándolo y preguntándose si era real o quizá ya se había vuelto loco y veía al Omega donde no estaba.

—J-Jungkook— murmuró Jimin con la voz entrecortada debido al llanto y al frío.

Fue en ese momento que Alfa al fin reaccionó y tomó la muñeca del Omega para meterlo dentro de la cabaña. Definitivamente era real.

—¡Santo cielo!...¡¿Cómo se te ocurre salir así?! ¡¿Estás loco?! — lo regañó el peli negro y Jimin solo podía mirar al suelo mientras se sentaba sobre éste.

—L-Los truenos...

—¿Qué?

—L-Los truenos me dan miedo...

El más alto sintió como su corazón se estrujaba un poco. Odiaba ver de esa manera al pequeño frente a él, y entonces recordó aquella vez en que tuvo que correr para llegar a su lado para calmar su miedo. Ahora se sentía en verdad un idiota por no haber sido él quien lo fuera a buscar.

Rápidamente corrió por la cobija que era lo único que tenía a la mano.

—No tengas miedo estrellita... Jungkookie está aquí y no dejará que nada te pase... No volveré a alejarme de ti.

Jimin al fin lo miró a los ojos y sonrió levemente. El peli negro se hincó frente a él y se acercó hasta que podían sentir sus respiraciones chocar, aunque Jungkook realmente no sabía si debía acortar completamente la distancia, por lo que retrocedió un poco... Hasta que Jimin lo detuvo y sujetó sus mejillas antes de que sus labios se unieran lentamente.

Un beso que duró muy poco, pero ahora los labios de Jimin estaban cálidos, y sus corazones latiendo rápidamente, juntos en la misma melodía.

Jungkook en verdad estaba sorprendido, pero ese no era momento de ponerse a aclarar las cosas, porque aún había un detalle que debían arreglar...

—Debes quitarte esa ropa mojada o te vas a enfermar.

Jimin se miró. Era cierto, ya ni siquiera recordaba que se había mojado, aunque esa era una oportunidad perfecta para acercarse un poco más al Alfa, así que se sonrojó al pensar en algo, pero se sonrojó aún más cuando levantó sus brazos dándole a entender a Jungkook que él le retirará la ropa mojada.

El Alfa sonrió ante lo tierno que se veía el pequeño, y empezó a retirar la ropa hasta que el cuerpo del Omega estuvo completamente desnudo.

Tragó en seco, no quería hacer algo apresurado así que cubrió con la cobija al rubio y con esta misma lo secó.

Después se quitó la playera, dejando su torso desnudo y se la colocó a Jimin. No tenía más ropa a la mano, así que él se quedó solo con pantalones.

La playera le quedaba algo grande al cambiaforma de cabello rubio y eso solo lo hacía ver más adorable.

—Jimin... Yo... Yo tengo que explicarte lo que pasó y...

El Omega puso su dedo en los labios del Alfa, interrumpiendo sus palabras.

—Shhh... Jin me ha contado lo que le dijiste.

—¿Enserio? — el peli negro bajó la cabeza— Perdóname— la primer lágrima escurrió, pero unas pequeñas manos se posaron sobre sus mejillas y limpiaron las gotitas saladas de éstas.

—Jungkook... Hace días que te perdoné... A pesar de todo jamás dejé de amarte, y jamás dejé de pensar en ti... Solo esperaba el momento en que volviéramos a estar juntos.

El Alfa lo miró fijamente, y tras comprobar la sinceridad en sus ojos, inevitablemente lo abrazó, dejando salir varios sollozos. Las lágrimas también escurrían por las mejillas del Omega, los dos dejándose llevar por el amor que sentían.

Significas tanto y arreglaré todo lo que hice, empezaré de nuevo... Tú tendrás lo mejor de mí.

Sus labios volvieron a unirse en un beso más profundo y duradero, aferrándose en uno al otro, sintiendo una calidez incomparable y prometiendose a sí mismos que nunca volverían a alejarse.

Minutos después, estaban los dos acostados frente a una pequeña chimenea en la cabaña, abrazados y dándose caricias mutuas.

—¿Puedo?— preguntó señalando el vientre del Omega, quien parecía un poco sorprendido.

—¿Ya lo sabías?— contestó sintiendo algo de alivio al ahorrarse la explicación del embarazo.

—Lo supe desde... Bueno... Desde ese día— habló bajo, no quería recordarlo—. Esa era otra razón por la que debía protegerte.

Y Jimin sólo lo quedó mirando en silencio para después tomar su mano y guiarla hasta su vientre. En ese instante ambos sonrieron al mismo tiempo.

Jungkook se sentó y luego se agachó hasta que sus labios besaron el lugar donde se hallaba su mano, aún sobre la tela.

Estaba encantado con la risita que emitía el Omega, era tan lindo para su vista y sus oídos.

—Tu papi es hermoso— susurró—. Él y yo te amaremos mucho, hijo... o hija. 

Amor prohibido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora