¡Esa maldita falda! (Black Hat X Dr. Flug)

¡¿Pero que carajos llevas puesto Dr. Flug?!

Todo el camino a la mansión Flug iba en completo silencio. Podía escuchar las risotadas y burlas de Demencia pero sin prestarles atención realmente. Estaba más concentrado en la vergüenza que sentía en ese momento. Vergüenza por todo: la apuesta, la equivocación, el perder ante Demencia y sobre todo por esa prenda rosa pastel con estampado de flores que usaría en cuanto llegaran.

"Eres un idiota, Flug... Eres un idiota..."

Se repetía mentalmente una y otra vez. Entraron a la casa e inmediatamente Demencia lo tomó del brazo y lo llevó casi corriendo a su habitación para que se cambiara.

—¡Jaja y espera a que Blacky te vea!

La sangre huyó del rostro de Flug al oír mencionar a Black Hat.

Entró en pánico.

Black Hat. Mierda.

No había pensado en eso.

Seguramente lo mataría sin dudarlo en cuanto lo viera usando aquello.

Entraron al cuarto de la chica y ella cerró la puerta. Flug comenzó a suplicar nervioso e incontrolable, tratando de zafarse de su agarre para poder salir corriendo.

Pero las manos de la loca trabajaron rápido, y en segundos ya lo había despojado de los pantalones.

—¡Demencia por favor! ¡Podemos llegar a un acuerdo! —gritaba el joven científico tratando de volver a ponerse su ropa pero ella se lo impidió.

—¡Qué acuerdo ni qué la manga del muerto! ¡Te la vas a poner!

Al ver la resistencia del doctor Demencia optó por una solución más eficiente: De un tirón le arrancó la ropa interior para después arrojarla por la ventana junto con los pantalones.

Flug dio un grito y se lanzó a la cama cubriéndose con las sábanas.

—¡¿Pero qué hiciste?! ¡Maldita loca!

—¡Jajaja no tienes alternativa, nerd!

Dicho esto le lanzó la falda y luego le arrebató las sábanas, cerrando los ojos para no verlo. El científico sintió como todos los colores se le subían al rostro y de inmediato se levantó. Tomó la falda y se la puso. No había más que hacer.

—¿Ya...? —preguntó Demencia apretando los párpados lo más que podía.

—Sí... Ya —contestó el joven doctor de mala gana.

—¡Oohh! ¡Qué lindoo! —exclamó la chica  en cuanto abrió los ojos— Te queda ese color Flug.

—¿No hay manera de revertir esto?

—Nop... Una apuesta es una apuesta.

—¡Demencia por favor! ¡No puedo usar esto todo el día! ¡Haré lo que me pidas!

La chica lo miró molesta cruzando los brazos.

—Ugh, está bien... Eres un aburrido. Para liberarte de la apuesta tienes que ir abajo y traerme el vaso de té helado que dejé en el refri... Usando la falda claro.

Flug comenzó a sudar. Pero estaba bien podía ir rápido, a esa hora Black Hat debía estar en su oficina. Tal ves se encontraría a 505 pero al oso no le importaría lo suficiente.

Respiró hondo. Lo haría rápido y nadie nunca se daría cuenta de nada. Lo bueno es que su bata de laboratorio era un poco larga y ayudaba a cubrir, pero Demencia pareció darse cuenta de eso.

—¡Hey, hey sin trampas! —dijo quitándole la bata— Ahora sí ve... Te observaré desde las escaleras.

—Y-ya voy... —susurró Flug nerviosamente.

Le costó mucho esfuerzo comenzar a caminar fuera de la habitación. "Esta falda es demasiado corta..." pensó mirándose. Además no traía ropa interior y el frío se colaba en su entrepierna.

Maldijo a la chica iguana mentalmente y se apresuró a realizar su cometido. Bajó las escaleras aprisa pero sin hacer ruido, pues la casa se hallaba en calma, ahora solo le quedaban unos metros hasta la cocina. Estaba por entrar cuando la imponente silueta de Black Hat apareció saliendo de la cocina.

Flug se detuvo en seco sintiendo que toda sus sangre se congelaba. Pero su jefe ni siquiera lo miró, pues iba mordisqueando un pedazo de sándwich y en la mano llevaba una carpeta con algunos papeles, los cuales leía con atención.

—Dr. Flug a mi oficina ahora —dijo cuando pasó junto a él.

El nombrado no pudo ni articular palabra, pero temblando fue tras su jefe. Aliviado de que este no lo hubiese mirado... Aún.

"¡Ay virgencita! ¡Si me ve estoy muerto!" pensaba estrujando sus manos.

—Estaba pensando en ese... lo-que-sea gravitacional que hiciste —habló Black Hat haciéndolo temblar— Quiero que lo conviertas en un rayo. Ya sabes uno que haga flotar a lo que le dispares...

—S-sí... Sí... je-jefec-cito... —contestó el joven tartamudeando más de lo normal.

Subieron las escaleras. Demencia estaba ahí, se cubrió la boca con ambas manos para evitar soltar una carcajada y echó a correr por el pasillo.

Black Hat seguía absorto en las hojas que leía, y Flug rezó por que siguiera así y no lo mirara. Antes de llegar a la oficina del villano, éste se detuvo.

—Ah y otra cosa —dijo volviendo la cabeza hacia el joven— Quiero que me expliques porq-

No pudo terminar la frase.

Puta Demencia. Puta falda. Puta apuesta. Puta carriola. ¡Puto todo!

Flug sintió morir de la vergüenza. Toda su vida pasó ante sus ojos. Su pulso se aceleró, sus manos sudaron y su cara (inclusive la bolsa) adquirió el color del tomate.
Quería que la tierra se lo tragara.

—¡¡¿PERO QUE CARAJOS LLEVAS PUESTO DR. FLUG?!!