CAPITULO VII

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Ya ha pasado una semana desde aquella horrible pesadilla, agradezco el no volver a tenerla, mi hermana y yo hemos estado muy ocupadas, tenemos muchos pedidos, ya en dos días es el día de la independencia y los vestidos mexicanos salen a relucir, amo mi tierra, sí señor.

Me he estado mensajeando con Jorge, algunos días ha querido invitarme a salir pero le he comentado que estaré ocupada, aun así quedamos en salir el día del grito, ya mi hermana sabe y también ira, todas irán, quedamos que cada quien puede llevar a alguien ya sea hombre o mujer.

Estoy terminando un vestido de charra cuando suena mi teléfono, al parecer es el.

—Si bueno.

—Hola, llamamos de pizza Benedetti, según sabemos a pedido una pizza mega, mega de pepperoni y mexicana.

—No, no he pedido nada y no pienso pagarle ni un euro por ella.

—Rayos, me despedirán.

—Lo siento, para la próxima fíjese bien quien la pide.

—Aquí dice Julieth encantadora.

—Pues yo soy Julieth García Aldama. —Escucho como se ríe y escucho sonar el timbre de mi casa.

—Dime que no eres tú.

—No soy yo, ya, ahora ábreme.

—Es en serio, si no traes pizza de verdad te dejare a fuera. —Escucho a mi hermana abrir la puerta y gritar pizza como loca, si, si trae pizza, lo veo entrar al cuarto y sonreírme.

—Hola linda.

—Hola pollo verde.

—Que afectuosa eres, te lo han dicho.

— ¿Y la pizza?

—Está siendo devorada por un dinosaurio.

—Te escuche —grita Marisela.

Rayos, mi hermana lo alcanzo a escuchar, eso hizo que se apenara, se ve tierno, le quito una rebanada de pizza y le ofrezco a él, también agarra una y aparte muerde la mía.

—Oye, tú tienes la tuya.

—Pero sabe mejor la tuya.

—Que chistosito.

—Esto que es, el vestuario de las princesas del inframundo. —Lo miro con cara de pocos amigos

—No, es mi trabajo así que no ofendas.

—Me puedo probar uno —dice mirando los diseños

—Claro que no, lo romperías.

—Anda, hay de muchos tamaños, sí, sí.

Hace ojos de perrito, y se me ocurre aceptar, así me reiría un poco

Entre Maricela y yo le buscamos unos vestidos a su talla, le digo a mi hermana que tenga lista la cámara, al igual que yo la de mi celular. El primer vestido que le ponemos es de la época media, con corsé y toda la cosa, muy ampón de abajo, le hago ponerse zapatillas, no pudo evitar reír como cocodrilo enjaulado, luce ridiculísimo, le tomo barias fotos sin que se dé cuenta, después otro muy de diva, corto, con escote pronunciado y medias de color verde oscuro hasta media pierna, al tomarle fotos se da cuenta y nos persigue por toda la casa, mi hermana me ayuda a escapar de él, pero sufre de ataques de risa, el me alcanza y tumba, esto es tan cómico, los dos arriba de oso yogui, yo vestida con short y blusa de tirantes y el con vestido de diva mexicana, no puedo evitar reír, ya casi ni pudo respirar, me toma de las manos y las coloca arriba, sin verlo venir me besa, la risa desaparece siento su aroma tan cerca, sus labios son suaves, con barba de a pocos días, me he quedado ida, veo como se separa de mí y escucho a mi hermana abuchearnos, lo miro a los ojos y noto un brillo exagerado en ellos.

"TENÍAS QUE SER JORGE"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora