Capítulo 13

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Miro a Inuyasha aún dislocada, este imbécil hasta en la sopa me aparece, es que mejor suerte no puedo tener. Sus ojos siguen en mi rostro tratando de descifrarme. Agradezco a todo lo que habita en el cielo el haberme puesto tanto maquillaje, ni quiero pensar que habría pasado si este se entera que soy su secretaría y ahora... Su novia. Le regalo mi sonrisa más hipócrita haciendo que mi blanca dentadura aparezca ante su vista.

—Entonces se irá una vez más sin nada—contesto mirándolo sensual, debo admitir que mi toque francés hace que mi voz sea más exótica y erótica.

—¡Joder!, que preciosa voz tiene—me río y él no entiende el porqué.

—Debería alejarse de mí, señor—le guiño un ojo y sigo sirviendo tragos.

Tener su mirada en cada uno de mis movimientos es muy incómodo. Veo a Naraku venir, lo que me faltaba, el otro idiota en la lista.

—¿Por qué la peluca?, me encanta tu cabello natural—ruedo los ojos, este sujeto no puede dejarme en paz.

—¿Por qué estás aquí?, me encanta cuando no estas—mi hipócrita sonrisa vuelve hacer su aparición.

—Angelita del infierno, no deberías tratar así a tus clientes—pongo los ojos en blanco mientras lo ignoro y sigo sirviendo tragos.

Mi jefe me mira y luego me manda a llamar, espero que Naraku no haya ido de bocazas porque juro que le corto su pequeño pene.

—Señor—sonrío bonito.

—Alguien pagó por un baile al privado—suspiro y asiento. Con todos estas últimas faltas que he tenido con el trabajo no puedo negarme.

—¿Cuál habitación?—pregunto.

—La número cinco—camino hasta la habitación. Solo hay una tenue luz roja y ver la silueta de una persona en unos de los sofás.

Pongo una canción que me gusta bastante Ride de Somo. Mi cuerpo se mueve por sí solo, como si la melodía la conociera de toda la vida y supiera exactamente qué hacer. Mis manos recorren mi cuerpo de manera suave y pasional. Me desenfreno, no conozco el pudor al bailar de manera tan provocativa y para nada llega a ser vulgar. Muerdo mis labios mientras trazo movimientos severos con mis caderas bajando y subiendo. Camino hasta el chico que se encuentra sentado. Me siento en su regazo mientras trazo círculos con mi cadera. Su aroma se me hace conocido, pero no sé a quién pertenece. Sus manos me sujetan y me hacen dar la vuelta cuando la canción termina.

Siento el impacto de sus labios contra los míos... Espera, ¡me está besando! Estos labios los conozco, suaves e... Inuyasha. Lo que me faltaba para cuadrar todo, Inuyasha me besa sin saber que me traiciona conmigo misma, vaya numerito. Me dejo llevar por el momento y lo beso muy pasional, nada de sentimientos y besos suaves, no señor, este aprende lo que es besar realmente. Sus manos sujetan con fuerza mi nuca mientras su lengua navega en mi boca. Cuando sus manos descienden más allá de mi espalda baja, doy por terminado el beso. Los dos jadeantes.

—Si habría sabido que besas de esa manera, me habría atrevido a probar tus labios hace tiempo—susurra el pegado a mí.

Me levanto y enciendo las luces. Sus pupilas dilatadas me observan curiosos y deseosos de más. ¿Qué mierda acabo de hacer?, estoy en silencio mientras que mis labios tiemblan, ¿qué si besa bien?, la palabra se le queda corta.

Ambos estamos en silencio, tratando de normalizar nuestras respiraciones.

—Esto no debió pasar—le hago saber con un lio enorme en mi mente.

—Ambos lo deseábamos, se dio la oportunidad y ya—cierro los ojos y cuando los abro está cerca de mí.

—No me vuelva a besar—me alejo de su cuerpo.

¡¿Stripper?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora