Capítulo 27

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Me coloco unos jeans, unos tenis y una blusa top corta color rosa pálido. Me arreglo el maquillaje y cuando terminó suena el timbre. Bajo corriendo los escalones y abro la puerta. Ayame y su hermosa sonrisa me reciben.

—Ya me sentía abandonada—me saluda con un beso en la mejilla.

—Sabes que han pasado muchas cosas—le respondo con una sonrisa.

—¿Nos vamos?—asiento saliendo de la casa.

En el camino le cuento todo lo que ha pasado mientras que Ayame solo llama poco hombre a Koga e imbécil a Inuyasha. Me gusta pasar tiempo con ella. Es la persona más elocuente que conozco.

—¡Tenías que dejar sin hijos al imbécil de Koga!—chilla sin dejar de mirar la carretera.

—Tranquila fiera—me río porque de verdad está loca.

Mi celular vibra dentro de los bolsillos de mis jeans, lo busco y me doy cuenta que es Sango.

Salida de manicomio

¿Dónde estás?

Sango me envío el mensaje con un emogi enojado, ¿ahora qué le dio?

Mi perra personal

A comprar mi vestuario para el aniversario.

No me responde por lo que guardo mi teléfono. Al llegar bajo no tan emocionada del auto. Ayame me habla de cómo terminó con su novio por ser un imbécil y aparte le gusta otra persona. Al parecer lo superó porque me sonríe abiertamente. Ella es tan genial.

Caminamos pasando por muchas tiendas sin nada que me guste. Al llegar a una pequeña decido entrar, total, no pierdo nada intentándolo.

Ayame y yo nos dividimos entre vestidos y vestidos encuentro el indicado. Corro hasta el viendo que es el único de esa forma que hay. Otra chica lo toma al mismo tiempo que yo.

—Yo lo vi primero—me dice sonriente.

—Me vale verga, es mío—lo jaloneo, pero ella también lo hace.

—¿Quieres problemas?—pregunta soltando el vestido.

—Tú lo pediste—salto sobre ella haciendo que suelte un grito exagerado. Ambas caemos al luego. Siento un fuerte golpe en mi espalda, la chica, roba vestido, tiene unos de sus tazones enterrados en mi espalda—Vas a morir—golpeo su nariz haciendo que ella llore. Siento como alguien me quita encima de ella, pero tomo su cabello y me lo llevo conmigo.

—¡Suéltame loca del demonio!—grita la chica con lágrimas en los ojos.

—Tranquila—susurra una voz pacífica.

Doy vuelta y veo a un chico muy bonito que me sonríe abiertamente.

—Soy Hoyo—saluda el chico con una sonrisa que casi me hace babear.

—Kagome—él asiente y besa mi mano.

—Un hermoso nombre—miro a ver si la tipeja se llevó mi vestido, pero al parecer abordó la misión porque no hay rastros de ella.

—Gracias—Ayame viene corriendo.

—¿Ya te estabas metiendo en problema?—pregunta agotada—¿ese es el vestido?—pregunta anonada.

—Si mi querida amiga, ¿hermoso verdad?—ella asiente mirándolo.

—¡Pruébatelo!—chilla emocionada.

Lo tomo y veo que se da cuenta de la presencia del tal Hoyo.

—Mucho gusto soy Hoyo—saluda, pero no tan sonriente como antes.

¡¿Stripper?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora