Capítulo 18

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Llego a la mesa donde Sesshomaru tranquilamente toma vino. Pongo los ojos en blanco como si él tuviera la culpa de que mi ex novio traidor apareciera de la nada para ser un socio nuevo y que su hermano esté de insoportable. Bufo mirándolo, al parecer muy sumergido en sus pensamientos sonríe y este acto me confunde. Camino hasta la mesa temiendo que haya enloquecido más de lo que está. Creo que ambos chicos al nacer cayeron al piso. No explico el que no tengan nada normal en la cabeza.

—¿Para que querías hablar conmigo?—pregunto sentándome frente a él.

—Quiero que me ayudes—titubea mirando al otro extremo donde Inuyasha aparece.

—¿En que sería?—sus ojos dorados me miran decididos.

—A enamorar a una chica—mi boca literalmente se abre y creo que hasta la baba cae al suelo. No me creo lo que mis oídos escuchan, él... ¿Enamorado? ¿Qué mierda le pasa al mundo hoy?

Lo miro atómica y gracias a ello él pone los ojos en blanco exaltado por mi actitud. Contengo una carcajada, pero es en vano ya que estallo mirándolo burlona. Aplaudo como foca retrasada mientras golpeo fuerte la mesa causando que todo lo que se encuentre sobre ella tiemble. No me juzguen, esto es muy gracioso. Sesshomaru tiene una cara de querer ahorcarme, solo hay que mirarlo para saberlo. Inuyasha aparece de la nada, andaba por ahí y hasta ahora aparece.

—Tú... Enserio... No... ¡Dios!—la risas desatadas no las puedo contener, estoy al límite mi barriga duele a montones.

—Deje de burlarse de mí, Higurashi—me tranquilizo bebiendo un poco de agua, pero al ver su cara la escupo y me río ahogándome con el agua que aún queda en mi boca.

Me atraganto y comienzo a toser y siento como las lágrimas bajan de mi rostro. Estoy haciendo varias cosas, toser, llorar, reír y tratar de controlarme. Siento como si quisiera orinarme encima, o no, eso sería ya demasiado vergonzoso. Tengo que aguantar el haber escupido la cara de Sesshomaru, no me malentiendan. Sufro de ataques de risas y el chiste de él estuvo bastante bueno. Siento que ya no puedo más y mis pulmones reclaman oxigeno cuanto antes. Inuyasha me da golpecitos en la espalda para que me tranquilice, aunque no quiera aceptarlo, esta acción funciona bastante.

La cara de Sesshomaru vale millones en este momento, se seca con el pañuelo de mala gana y me da una mirada de muerte. No me había dado cuenta de que estoy tirada en el suelo y que todas las personas de este lugar me están mirando y otras incluso se ríen de mí.

Una obra de caridad, acabas de hacer reír a personas que tal vez hayan tenido un día de mierda

—Cállate. Suficiente es saber que Sesshomaru quiere matarme.

Me levanto con toda mi dignidad, o la poca que me queda después de montar ese escándalo. Creo que hasta escuché reír a Inuyasha, o tal vez es lo que quiero creer para que mi vergüenza no sea tanta.

—¿Qué te pasó Kagome?—la voz de Inuyasha se escucha, el tono burlón no pasa desapercibido. Estúpido.

Miro a Sesshomaru para saber si debería decirle que una mujer ha robado su corazón. Supongo que no quiere que Inuyasha lo sepa, por algo me busco en privado.

—Creo que mis chistes la ponen así—responde Sesshomaru con una sonrisa. Aunque su linda camisa crema ahora está toda mojada.

Kagome, ¿dónde quedaron tus modales?

Si no aportarás nada positivo puedes irte a pasear. Mi subconsciente me saca la lengua y luego sigue saltando la soga para ponerse en forma. Si. Continua así, estas muy gorda.

—Le pregunté a ella, Sesshomaru—el tono irritado de Inuyasha es algo que me sorprende, pensé que solo yo podía hacerlo estar así, en ese estado.

¡¿Stripper?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora