Capítulo 4

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  — No, pero que pereza... Sol vuelve a esconderte —me quejo cuando un rayo de sol se cola por las cortinas y me despierta.

Me giro y veo la hora. Son las once y cuarenta y siete de la mañana.

— Qué horror, quiero dormir —grito y me tapo nuevamente con las mantas. Pero poco me duran las ganas de dormir cuando recuerdo todo lo que hice anoche.

Mierda, soy la peor, ¡soy la reina de las fáciles!

Me siento mal, me duele la cabeza y tengo sed. Tengo que dejar de beber, y es enserio, un día voy a terminar en Las Vegas, acostada con un hombre desconocido y con un anillo en el dedo. Tengo que parar con las juntas con Hannah. 

Me destapo y de malas ganas me levanto. Es como si un camión me hubiera pasado por encima. Me voy al baño y me doy una relajante ducha.

Alexander se me viene a la mente cuando estoy debajo del agua caliente, acordarme de él me hace sonreír. Empiezo a recordar las dos veces que hemos estado juntos y por acto reflejo comienzo a tocarme. Sus ojos, su boca, sus manos... Oh sus manos, me hacen sentir cosas que nunca había sentido, me llevan a las alturas, y no me dan ganas de bajar.

  — ¿Qué mierda estoy haciendo? Él no es nadie para mi —enojada dejo de tocarme. Termino rápido la ducha y salgo.

                                                                                      🌸

La voz de Elliott Yamin cantando Wait for you suena por mis audífonos. Estoy en la cinta de correr, ya a punto del desmayo. Necesito sacar de mi mente a Alexander, y si es necesario caer inconsciente por el cansancio, entonces preparen el suelo porque lo haré.

Alguien me toca el hombro y me asusta, me descordino y casi caigo en la corredora. Bajo la intensidad de la maquina y voy parando.

  — Qué susto —digo cuando me quito los audífonos.

  — Te estaba hablando, pero no me escuchaste —dice Marc.

Marc es un buen amigo y mi entrenador personal. Aparte de ser compañero de sexo ocasional, pero no se si cuente.

—Lo siento Marc, estaba distraída —respondo y me bajo de la corredora. Busco mi toalla y me seco el sudor del cuello.

  — Hace rato te veo correr, ¿Te encuentras bien? Digo, estás como distraída —dice.

  — Estoy bien, un problema que esta rondando mi cabeza, pero todo bien —enfatizo en Un problema. Alexander realmente se está convirtiendo en un problema. No me lo puedo sacar de la cabeza y eso me enoja. Mas bien me gusta, pero si, me enoja.

  — Venía a preguntarte si quieres salir hoy... —suelta de repente.

  — Si, me encantaría.

Estoy muy segura que esta salida significa sexo, así que iré... lo necesito.

  — Bueno, genial... te llamo mas tardes entonces —dice y torpemente me besa en la mejilla.

Marc para ser un hombre tan grande y musculoso, es torpe, es como un niño en el cuerpo de un musculoso, pero es muy bueno en la cama.

Nos despedimos y yo me voy a las pesas a hacer sentadillas. Continúo mi tarde de ejercicios y a las ocho y media salgo del gimnasio camino a mi apartamento.

                                                                     🌸

Vestido rojo y tacones negros. Estoy lista para que Marc pase por mi.

OlvídaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora