capitulo 3

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Ecena subidas de tono y lenguaje  vulgar queda  bajo su criterio si no  eres fan de ese tipo de ecenas la historia y la saga contiene muchas

Estaba teniendo el mejor sueño de toda su vida. Manos duras y callosas masajeaban sus pechos, trayendo a sus pezones a la vida en picos. Una cálida lengua lamió su clítoris.
Ella se movió ligeramente, suspirando mientras ésta
encontraba el lugar correcto. Un retumbante y vibrante ronroneo se movió a lo largo de la lengua y ella jadeó ante las sensaciones añadidas. Se corrió con un bajo
gemido, cabalgando esa lengua mientras se deslizaba y se deslizaba contra su
húmedo coño.
— Mmm. Sabroso.
Una voz profunda y retumbante salió de entre sus piernas.
Simon. Ella abrió los ojos para ver su pelo desparramado a través de sus piernas mientras lamía una última vez su clítoris. Ella dio un salto. No era un
sueño. Miró alrededor de la habitación, preguntándose cómo demonios había llegado hasta allí. Recordó mirar soñolientamente hacia el fuego que él había empezado cuando había trazado un nuevo diseño para un vitral. Él debió haberla
llevado a la cama cuando se quedó dormida. No tenía idea de lo que le había
sucedido a su falda, ropa interior, o... sus manos volaron a sus pechos... síp, su
camiseta.
—Maldita sea, Simon, ¿Qué estás haciendo?
— Tomando mi desayuno— respondió él, mirándola con una sonrisa sexy.
Estaba desnudo. Con toda esa gloriosa carne masculina elevándose por encima de
ella mientras la besaba suavemente.
—Buenos días, nena.
Ella se lamió los labios y los probó a los dos.
—Buenos días, Simon.

Todavía estaba caliente y con sueño, los restos de su orgasmo empañando su cerebro. Él se inclinó por un beso más profundo, con su lengua suavemente tratando de penetrar en su boca. Ella lo mordió suavemente al sentir su pene
empujando en su apertura.
— Ay. ¿Puedo tener mi lengua de regreso?
Ella se rió y lo soltó.
— ¿Por qué fue eso?— él se sentó, con un lindo puchero de niño en su rostro. Su pene se balanceaba encima de su montículo.
— A… Tengo aliento mañanero, b… tengo que hacer pis, y c… tú tienes aliento mañanero.
Él suspiró con exagerada impaciencia mientras ella se estremecía.
—Bien. El cuarto de baño está en esa dirección.
Él se arrastró fuera de ella y la ayudó a levantarse. La pequeña sonrisa en su rostro
se desvaneció en preocupación.
— ¿Algún dolor hoy?
— Mi hombro, un poco. Mi estómago se siente bien.
El alivio que tocó su cara hizo que su corazón se derritiera. Ella le sonrió, sorprendida cuando sus ojos se volvieron dorados.
Él puso su mano en su cintura.
—Mal aliento mañanero y hacer pis. Correcto— la llevó al baño principal. Tomó un cepillo y comenzó a ponerle pasta al cepillo mientras que ella se le quedaba
mirando.
— ¿Simon?
— ¿Hmm?
Ella pensó en cruzar sus piernas y saltar, pero no creía que él captara el mensaje.
—Tengo que hacer pis. Con urgencia.
Él la miró, confundido. Señaló con el cepillo de dientes.
—El váter está justo ahí, nena.
— ¡No puedo hacerlo mientras estás en la habitación!
— ¿Por qué no?
— ¿Ni siquiera hemos hecho lo desagradable y deseas compartir el espacio mientras hago pis?
— ¿Te acabo de lamer hasta darte un orgasmo y estás preocupada por que esté en la
misma habitación mientras vas al baño?
— ¡Sí! ¡Tonto!

Él apoyó la cadera contra el mostrador, la adorable confusión transformándose en
una petulante mirada masculina que la hizo desear pegarle en la cabeza con el cepillo de tocador.
—Es una cosa de chicas, ¿no?
— ¡Fuera!
— ¡Vale, vale!— él se fue riendo, con el cepillo de dientes atrapado en una esquina de su boca. Ella trató de no mirar a su trasero mientras pasaba, pero al parecer su fuerza de voluntad no estaba a la altura.

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Dulces Sueños SERIE HALLEPUMAS 3 (Terminada)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora