Oh, síp. Ven a la fiesta de disfraces, me decía. Simon estará allí y él te desea, me decía. Será
divertido, me decía.
Patearé tanto el trasero de Emma por esto...
Un gruñido bajo e inhumano retumbó de la garganta de Livia Patterson.
Becky avanzó hacia atrás, sobresaltada al oír el sonido procedente de la rubia. Los pelos
de la parte trasera de su cuello se erizaron mientras poco a poco Livia se paseaba hacia adelante, sus labios levantados en una sonrisa salvaje. Sus dientes eran
demasiado afilados. Sus ojos eran raros también. Brillaban como los de un gato en
la penumbra provista por las linternas de papel. Si vivo lo suficiente.Becky dio otro paso hacia atrás, su corazón latía con fuerza por el miedo. Las uñas de la mujer se habían convertido en garras.
—Wow. Buenos efectos especiales— se rió nerviosamente. —Realmente no va con el traje de gentil señorita, sin embargo. Es posible que desees repensarlo.La respuesta de Livia fue un gruñido silbante que reveló una boca llena de dientes
afilados como navajas.
— Está bien, no son efectos especiales— nunca había estado más agradecida por
haber decidido llevar un verdadero acero en lugar de un juguete de plástico con su
traje de bandida. Sacó su espada y le apuntó a Livia. Gracias Dios por esas lecciones de
esgrima que tomé en la universidad. —Maldita sea, siempre supe que eras una perra, pero esto es ridículo.Livia se abalanzó sobre ella. Con esas garras negras afiladas pasando a lo largo de
su brazo con la espada, fragmentando el encaje y casi causando que Becky cayera
de espalda ¡Ay!Becky se quedó sin aliento ante la transformación de Livia. La siguiente vez que Livia se abalanzó, Becky la repelió cortando el brazo de Livia. Esta vez fue ella quien sangró.
Extraños sonidos salieron de Livia. Eran espantosos como el infierno. Ella bufó, después gruñó, y finalmente lanzó un grito. Sonó como uno de los grandes felinos del zoológico. Si Becky no hubiera estado tan concentrada en mantener alejadas sus garras se habría visto seriamente asustada.
— Más un gatito que una puta, ¿eh?— sonrió cuando la mujer gruñó, montando esa alta adrenalina que te golpeaba en un combate de esgrima. Todo entró en nítido enfoque cuando empezó a luchar, parando las estocadas de Livia, dando unas
cuantas de las suyas.Sabía que la mujer la desgarraría si ponía sus garras en ella. Bailaron una alrededor
de la otra, en círculos,arremetiendo, deteniéndose hasta que las dos mujeres estuvieron jadeando. Ella tenía la ventaja del alcance, pero la rubia se movía más
rápido, tomándola con la guardia baja y yendo por su estómago.La buena noticia era que el ajustado vestido rojo de señorita que Livia llevaba obstaculizaba sus movimientos, mientras que el fluido traje de bandida de Becky era casi perfecto para el esgrima.
La mala noticia era que Livia era increíblemente rápida y ágil, un hecho que casi se veía obstaculizado por sus movimientos.
— Sabes, tengo mejores cosas que hacer un sábado por la noche que tener mi trasero pateado por una señorita psicópata— Becky sabía que estaba alardeando.
Dio algunos buenos golpes, por el estómago de Livia y una estocada profunda a lo largo de su mejilla, pero a menos que algo pasara, y pronto, perdería. Estaba
cubierta de pequeños cortes sangrantes, muchos más de los que había logrado infligirle a la otra mujer. La empuñadura de la espada se estaba volviendo
resbaladiza por la sangre.
Se aseguró de mantener un apretón de muerte sobre esta.
Por la mirada de odio primitivo en la cara de Livia, esto iba a terminar con su muerte.Livia se apartó después de un golpe fallido y Becky aprovechó la oportunidad para dar una estocada baja, recortada en su estómago y ganándose otro gruñido.
Las dos mujeres poco a poco bailaron alrededor de la otra, en busca de una abertura. Livia gruñó una vez más, con su piel ondulando a lo largo de sus brazos mientras se abalanzaba sobre Becky.
Con un grito de sorpresa Becky retrocedió un paso, lista para repeler el golpe, pero tropezó con un arbusto y cayó de plano sobre su trasero. Su sombrero rodó y se detuvo frente a otro arbusto. Su espada fue arrancada de su mano, mientras Livia caía encima de ella.
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Dulces Sueños SERIE HALLEPUMAS 3 (Terminada)©
Ficción GeneralHISTORIA DE BECKY Y SIMON Los dulces sueños pueden convertirse en pesadillas. Sufrir el ataque de una enloquecida maniática, con garras y colmillos ciertamente no estaba en la agenda de Rebecca Yaeger cuando asistió a un baile de disfraces local...