El sexto mundo era un mundo ideal, hasta que lo destrozaste.
Yo lo construí, tú lo destruiste.
Ya no mas letrero con nuestros nombres, ni caprichos de niña pequeña, no más juegos para los labios, ni miradas desafiantes.No más tu y yo.
Destruiste aquel mundo con tus propias manos, y me dejaste en las sobras.Podía ver en el suelo esparcidas las hojas en las que creé el mundo... Me parece que debajo de tu silla estaban nuestros nombres y en tus pies estaba el roto cielo de nuestro mundo, otrora celeste y ahora gris, gris lluvia, gris neblina, gris acero de espada; espada como la que sentí entrar en mi pecho cuando lo destruiste y espada que sentí en mis mejillas hinchadas por las lagrimas.
Verte lejos de mi fue como morir, pero vivo; morir viendote todos los días junto a él; Morir viendolos jugar a los mismos juegos de labios que jugabas conmigo.
Pero tú no contabas con un detalle, el detalle de que nuestro mundo renació. No igual, sin ti, claro. Pero conmigo.El nuevo mundo tenía nombre: Vida después de la muerte.
Tenía ubicación:
Lejos de tí.
Habitantes:
Uno.
Era un mundo vacío creado con los restos del nuestro, un mundo renacido de las cenizas.Un mundo para mi.
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El mundo que no destruí
Короткий рассказA lo largo de mi vida construí muchos mundos para expresarme y poder encajar, todos ellos terminaron rotos sin oportunidades de surgir. Excepto uno, el único que no destruí.